Jáchal: el lugar donde los vecinos tienen miedo de comer carne o frutas envenenadas
La duda está cada vez más presente entre los vecinos de Jachal, una localidad ubicada a 250 kilómetros al norte de la ciudad de San Juan: ¿la contaminación de la minería se desparrama por la sangre de nuestra tierra?¿Son los ríos los que a través de sus venas van transportando las sustancias hasta envenenarlo todo: los campos, los cultivos, los animales y las personas?
En su casa, Haydeé Palacio tiene filtros para lavar las frutas y las verduras, y compra agua de bidón para tomar y cocinar. "Pero no todos tienen esa posibilidad. Yo tenía alumnos que directamente tomaban agua del cauce del río. Comés una verdura y ya está afectada. A mí me desespera esto porque no le veo una salida", dice Palacio, una vecina que reclama el fin de la minería a cielo abierto y la protección de los glaciares.
Su miedo es no poder evitar que los metales se les metan por el cuerpo. Porque los que pueden compran agua envasada para tomar y ponen filtros en sus casas para el resto de las tareas hogareñas. A los de menores ingresos, no les queda otra que tomar el agua de la canilla. Pero todos, sin importar la condición social, consumen los productos de la zona, cosechados en tierra y con agua que podría estar contaminada.
Los sospechas se basan, por ejemplo, en el derrame de 2015 de la mina Veladero en el que la propia empresa Barrick Gold reconoció haber vertido un millón de litros de agua contaminada con cianuro al Río Jáchal. De ese derrame los vecinos se enteraron porque un jachallero que trabajaba en Veladero mandó un WA que se viralizó. La asamblea Jáchal No se Toca llevó la denuncia al nivel federal y se convirtió en querellante. El juez Casanello decidió procesar a cuatro ex funcionarios por el incumplimientos de la Ley Nacional de Glaciares al considerar que cometieron el delito de "abuso de autoridad".
"Ese fue el primer gran derrame del que nos enteramos, aunque Barrick Gold y el gobierno de San Juan intentaron ocultarlo. También hicieron lo mismo con el segundo y tercer derrame reconocidos por el gobierno de San Juan y la Barrick en septiembre de 2016 y en marzo de 2017", explica Saúl Zeballos, uno de los fundadores de la Asamblea.
Por la presión ejercida por la asamblea, también se sacó una ordenanza municipal que obliga a realizar un control periódico del agua. Actualmente los están realizando la Universidad de Cuyo de Mendoza, la Universidad Católica de Cuyo de San Juan y el Centro de Investigación para la prevención de la Contaminación Ambiental Minero-Industrial (Cipcami).
"Pero no sirve de nada controlar si no podemos hacer nada. Nosotros les estamos pidiendo que hagan los análisis cada quince días para poder estar más al tanto de los derrames", reclama Faustino Esquivel, integrante de la Asamblea Jáchal no se Toca.
Miguel Vega, intendente de Jáchal, se defiende diciendo que "en el Río Jáchal ninguno de los análisis reveló algún tipo de contaminación. Los niveles de boro y arsénico se mantienen dentro de los niveles históricos". Y agrega: "Mientras yo sea intendente, los análisis se van a seguir haciendo de forma mensual para darle tranquilidad a la población. Los hacen tres laboratorios diferentes con un protocolo de muestras. Estamos tratando de dar toda la seguridad posible. Mis padres, mi familia y mis amigos viven acá. Imagínese si voy a permitir algo así".
La asamblea lucha por preservar el ambiente pero principalmente por el futuro de los niños de la zona. "Los que más van a sufrir la contaminación de los minerales pesados son los chicos más chicos porque nosotros mal que mal ya estamos más curtidos. Lo más peligroso es el cóctel que estamos teniendo: aluminio, mercurio, arsénico y manganesio. Este río traía arsénico pero no la cantidad que tiene hoy. Ahora está por encima de lo que puede tolerar el consumo humano", refuerza Esquivel.
El problema central de este reclamo es que los principales proyectos mineros como Veladero están instalados en el departamento vecino de Iglesias, y la contaminación les llega por el río. En Jáchal, la mina más importante es la de Gualcamayo."Siempre nos quieren convencer diciéndonos que naturalmente el río Jáchal tuvo boro y arsénico. Pero ahora también tiene aluminio, manganeso, cromo. Entonces ya dejó de ser natural y se produjo una alteración, que de acuerdo al código alimentario argentino y los parámetros internacionales, no está dentro de los estándares para que beban las personas", dice Caliva.
Y agrega un escenario todavía peor: "inclusive en los últimos análisis, salió que tampoco es apto para el ganado. Acá nosotros somos un pueblo río abajo y estamos consumiendo indirectamente esa agua. Porque toda la zona rural se alimenta del río Jáchal. Y nosotros consumimos alimentos y animales de la zona".
El reclamo de la Asamblea es claro y contundente: que cesen todas las actividades de minería contaminante y que se realicen los análisis en los animales, los productos y las personas. "El juez Casanello sacó una resolución hace tres meses en donde pedía que se hicieran análisis en las plantas, los animales y en los seres humanos de Jáchal. Y ahí surgió el fiscal de Estado de la provincia de San Juan, Jorge Alvo y el juez Quiroga, que se opusieron a esa medida. Creo que ahora se está tramitando en la Corte Suprema de Justicia de la Nación", explica Saúl Zeballos, uno de los fundadores de la Asamblea.
Por su parte, Vega sostiene que la municipalidad no tiene intención de analizar los animales, los productos o las personas porque "no hay nada que indique que eso se deba llevar a cabo. Si hubiera algún dato preocupante, actuaríamos inmediatamente".
Los últimos estudios realizados en el agua de la zona en septiembre pasado muestran que en Mogna los niveles de arsénico, boro, sulfatos, cloruros y sodio, son perjudiciales para la salud humana. "También se volvió a detectar mercurio en Mogna, por debajo de lo permitido por el código alimentario. En conjunto con los demás elementos lo único que hace es incrementar el riesgo de las personas que consumen esa agua", cuenta Saúl Zeballos, uno de los fundadores de la Asamblea.
En el Río La Palca, que proviene del Río Las Taguas que atraviesa la mina Veladero, se detectaron 0,002 miligramos de mercurio por litro de agua, siendo superior al valor detectado el 15 de septiembre de 2015.
"Eso es sumamente grave porque de nuevo no dijeron nada, no nos avisaron a la población de Jáchal. En ese mismo lugar se volvió a detectar Escherichia coli que es una bacteria que únicamente aparece en la materia fecal de los seres humanos (lo que da la pauta que por el volumen de agua que viene en el Río La Palca han vuelto a la práctica de tirar los residuos cloacales del campamento de la mina Veladero en el río Las Taguas", agrega Zeballos..
Según la asamblea, ya existieron al menos siete derrames posteriores al de 2015 en Veladero pero los esconden. "Han habido derrames pero ni la empresa ni el gobierno han salido a contar algo de eso. En septiembre pasado fue el último. Nosotros nos dimos cuenta por los análisis. Por ley si hay más de tres, tiene que cerrar la mina", explica Esquivel.
Los tres logros más importantes de la Asamblea desde que se constituyó son que pudieron conseguir que se procesen a ex funcionarios, que se hagan los análisis y visibilizar la problemática."Nosotros no tenemos ayuda de nadie y luchamos contra grandes enemigos. Si nosotros estuviéramos mintiendo ya nos hubieran demandado", dice Esquivel, al referirse a las mineras y los poderes políticos.
“Ahora queremos que se le hagan estudios a las personas porque tenemos un departamento con altos índices de cáncer y se asientan las muertes como edema pulmonar o paro cardíaco y no por lo que realmente les pasa. También queremos que se analicen nuestros productos. Que no lo hagan nos hace sospechar que tenemos razón”, concluye Esquivel.