El desafío de pensar la educación como tema urgente
Nuestra sociedad evalúa de manera dual la calidad de la enseñanza
En democracia el interés de los ciudadanos sobre un tema es determinante de la prioridad que los políticos le otorgan en la acción concreta.
Los gobernantes suelen preocuparse por lo urgente y por lo que da réditos electorales inmediatos y muchas veces suelen descuidar los temas que se resuelven en el largo plazo. Dentro de los temas que tienen consecuencias determinantes en el largo plazo aparece el hecho de que la sociedad posea una educación de calidad.
Por esta razón, se requiere una opinión pública consciente de la importancia de este tema, en el contexto de otras preocupaciones también legítimas. Es la manera para que quienes deciden le otorguen prioridad, le asignen los recursos necesarios e implementen políticas públicas eficaces y alineadas en pos de ese objetivo.
Pero la educación no es un tema prioritario en la agenda de los argentinos. Encuestas que venimos realizando desde hace ya más de treinta años muestran que la agenda ha girado desde entonces fundamentalmente alrededor de tres temas: inflación, (década de los 80), desempleo (década de los 90) e inseguridad (2003 a la actualidad).
Así, en el último estudio nacional de Voices! de mayo de 2015 en base a mil encuestas personales y domiciliarias cubriendo todo el país, al indagar acerca del principal problema, un significativo 38% de los argentinos mayores de 16 años señaló a la inseguridad como primer preocupación, seguido por la inflación(11%), corrupción(10%) y pobreza (10%). El quinto lugar lo ocupa el desempleo (8%) y en sexto lugar aparecen las drogas (7%). Recién en el séptimo se menciona la educación con un 5% de personas que la señalan como prioritaria.
En la misma línea, en la última encuesta global del World Values Survey de 2012 que indagó acerca de la preocupación de las personas por no poder dar una buena educación a sus hijos, la Argentina figura en la posición 45 entre 53 naciones incluidas en el estudio, con apenas 2 de cada 10 argentinos manifestándose muy preocupados por poder dársela.
Es que nuestra sociedad evalúa de manera dual la calidad de la enseñanza. Por un lado, 4 de cada 10 argentinos sostienen que la calidad del sistema educativo en general es buena, mientras el 60% tiene una opinión regular o negativa. Pero a la hora de evaluar la calidad de la enseñanza que reciben sus propios hijos 7 de cada 10 sostienen que es buena tanto en la primaria como en la secundaria y 8 de cada 10 evalúan positivamente la calidad universitaria propia o de sus hijos.
Este desfasaje entre la evaluación de la enseñanza propia de sus familias y la de la población general es un dato significativo y muy perjudicial. Muestra el prejuicio de creer que un problema afecta a los demás pero no a mí. Si no podemos ver objetivamente los problemas es muy difícil que podamos resolverlos. De allí la importancia de acceder a evaluaciones externas objetivas que nos permitan ver y conocer dónde estamos parados.
Mediciones de desempeño en Lengua, Matemática y Ciencia de la Unesco en la escuela primaria y de Pisa en la secundaria en distintos países nos muestran en las últimas décadas una caída en el posicionamiento de Argentina en relación a otros países de América Latina y la existencia de una gran cantidad de alumnos que no dominan las habilidades básicas.
En la última prueba Pisa de 2012 que mide los logros educativos de los alumnos de 15 años, en el nivel secundario, la Argentina ocupa el lugar 59 entre los 65 países participantes, de los cuales: 34 son miembros de la OCDE y 31 emergentes. Ocupa el sexto lugar entre los ocho latinoamericanos medidos.
A su vez, para tomar real dimensión del problema, debemos destacar que el desempeño de los países de nuestra región es muy bajo, y que todos se encuentran en el nivel inferior del ranking. La Argentina cayó entre 2006 y 2012 del rango 59 al 60 en Lengua; del 56 al 59 en Matemática, y del 57 al 58 en Ciencias. Uno de los hechos más graves y que debería preocupar marcadamente, es que nuestros estudiantes no alcanzan el nivel 2 en lectura, lo cual implica que la mitad no entiende lo que lee.
En 2011 el Banco Interamericano de Desarrollo presentó un trabajo sobre las habilidades que las empresas buscan en los jóvenes, concluyendo que la mayor dificultad se presenta con lo que el estudio denomina habilidades "socioemocionales". Es decir aquellas relacionadas con la capacidad de ordenarse para trabajar en equipos, plantearse metas y cumplirlas, vincularse con otros y comprenderlos, adaptarse a las normas de una organización, esforzarse, etc. Al mismo tiempo, el mundo del conocimiento científico empieza a demandar mucho más que los tradicionales saberes del pasado: se busca que las personas puedan leer y comprender textos diversos, analizar fuentes de información diferentes, evaluar procesos, entre otras capacidades.
El desajuste entre lo que la escuela enseña y lo que la sociedad y el mercado de trabajo le piden a los jóvenes es muy grande y la escuela no está consiguiendo cerrar la brecha. Entre los adolescentes y jóvenes existe esta conciencia y ellos mismos tienen ideas de suma relevancia para enfrentar el problema. En nuestros estudios en Voices! en base a grupos motivacionales entre estudiantes secundarios constatamos que estos perciben el rol de la escuela como un espacio de formación integral, no solo como un espacio de transmisión de contenidos, sino como un lugar de desarrollo personal y social que debe brindar herramientas útiles para la resolución de problemas futuros.
Así la escuela marca para ellos una importante etapa vital, donde se aprenden contenidos específicos pero donde, tal vez más importante, se desarrollan las herramientas básicas para la inserción en el mundo adulto. Para ello los estudiantes secundarios ponen el foco en los docentes. Sostienen que depende sobretodo de los profesores la calidad de la educación y el nivel de interés, compromiso, y estudio que desarrollen los estudiantes. Es por ello prioritario jerarquizar la profesión de los docentes, que los mismos estén bien pagos, comprometidos y altamente capacitados para el rol tan trascendental que desempeñan.
Es indispensable que la ciudadanía conozca y entienda los múltiples desafíos que nos plantea la mejora de la educación argentina. Se requiere del diálogo y la acción conjunta de distintos actores: Gobiernos, directores, docentes, estudiantes, padres y la sociedad civil en general.
Trabajar juntos en pos de una alta calidad de educación para todos es lo fundamental. Debemos tener presente que la educación es una garantía fundamental para la igualdad de oportunidades, la ciudadanía democrática y el desarrollo económico de nuestro país.
En cuanto a lo público, cabe recordar que aquello que diferencia un estadista de un político, es que el primero da prioridad al largo plazo y el segundo al corto. Ha llegado el momento de que nuestros gobernantes actúen como estadistas y para ello es necesario que la sociedad lo reclame.
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