El boom de la red de servicios profesionales gratuitos
Con la pandemia y el confinamiento forzoso, cuatro profesionales unieron sus ganas de generar una iniciativa solidaria y colectiva que se llevara bien con la virtualidad. Tras una ronda de consultas, que incluyó una encuesta a 300 personas, Agustina Recalde, Paz Porres, Valeria Viva y Victoria Corti se propusieron dar respuesta a una necesidad propia de estos tiempos: la de incorporar nuevos saberes, ya sea para atravesar la cuarentena o bien para reconvertirse a nivel laboral.
Así nació Sesenta: una red de intercambio de conocimientos totalmente gratuita que propone encuentros virtuales de una hora en los que un especialista en determinado tema le transmite su saber a alguien que lo necesita. Su lanzamiento sucedió hace dos semanas y media. A partir de entonces, el número de suscriptores interesados por brindar o recibir asesoría de algún tipo fue creciendo de manera orgánica y a un ritmo sostenido. Al día de hoy, ya cuentan con más de 400 inscriptos y se realizaron más de 300 encuentros virtuales.
"Es una red de saberes en la que puede intercambiarse todo lo que quepa en una hora. Desde asesoría puntual para un emprendimiento, hasta contención psicológica o acompañamiento espiritual, tan necesarios en este tiempo de cuarentena. También hay espacio para otro tipo de conocimientos: tenemos gente que ofrece clases de pintura y hasta de cocina", explica Paz Porres, una de las creadoras de Sesenta.
Al ingresar al sitio web, la red cuenta con un apartado llamado "Ofrezco servicios" en el que se detallan todas las asesorías disponibles. El panorama es variado: desde temas contables, pasando por acompañamiento psicológico, hasta llegar a cocina y acuarela. También, en otro, llamado "Necesito servicios" figuran las necesidades, también variadas: desde asesoría inmobiliaria, pedido de diseño de logo e incluso interesados en Astrología. Quienes se suman, solo deben inscribirse y pueden hacerlo en uno o ambos apartados.
Juliana Trueba se inscribió con intenciones de brindar desinteresadamente sus conocimientos como contadora, aunque no estaba muy segura de que fuera viable hacerlo en forma virtual. "Esta migración hacia lo virtual es un gran cambio. Si bien, en mi profesión, el trabajo remoto existe, cuando uno contrata a un contador lo usual es que haya un contacto personal. Por eso, el desafío era ver qué podía caber en sesenta minutos. La idea es resolver temas puntuales. Hoy en día hay muchos tutoriales en Internet sobre casi todo, incluso podés averiguar cómo sacar una clave fiscal o darte de alta en el monotributo. Pero a veces los casos personales no cuadran en esos tutoriales", explica Trueba, de 51 años.
Tras unos cinco encuentros por diferentes vías –videollamadas de Whatsapp, Zoom, Skype y hasta en forma telefónica-, Trueba sostiene que es muy gratificante compartir lo que uno sabe. "Es frecuente percibir, sobre todo entre los profesionales de mi generación, cierto recelo de compartir información. Yo no lo sentí para nada en estos casos. Todo lo contrario. Percibo mucha necesidad de estar en contacto con otros. De dar y también de recibir", reflexiona esta profesional que, con el correr de los días, fue descubriendo que ella también quería aprender.
"Este tiempo de cuarentena, de virtualidad, que seguro va a marcar un antes y un después en lo que veníamos haciendo, me pone delante de un cambio. Me pareció que la mirada de una persona de afuera, que puede entender por qué el ejercicio de mi profesión es diferente a lo que era hace diez años, podía resultarme muy enriquecedor. Así que tomé sesiones de coaching, de análisis de negocio y estrategia y de digitalización de servicios profesionales. Todos muy positivos. Me dejaron consignas que estoy trabajando", agrega.
Por su parte, la diseñadora y publicista Carla Belén ofrece asesoría en estrategia de ventas tanto online como offline. También está encantada con la experiencia. "Veo un auge de personas emprendedoras, que quieren hacer algo por su cuenta, pero necesitan recibir ayuda, asesoramiento en forma gratuita, porque no tienen para pagar a un estudio. Sinceramente espero que esta iniciativa continúe después de la cuarentena, porque el país va a quedar inmerso en una gran crisis, y va necesitar mucho de programas como este. Mucha gente se siente abandonada", considera Belén, quien reconoce que Sesenta la inspiró tanto que ella también comenzó a brindar por su cuenta, mediante su estudio, asesoría sin cargo a emprendedores.
"Suelo trabajar con pymes, que ya tienen una estructura más armada. Pero hay muchos emprendedores que quieren hacer algo diferente y no saben por dónde empezar. Poder orientarlos, incluso a veces aportar una cuota menos romántica de lo que significa el emprendedorismo en estos días, en los que tener un negocio no es nada sencillo", agrega Belén, de 31 años, quien también se encontró en uno de esos encuentros como asesora, pidiendo asesoría. "Se trataba de una asesoría a una profesora de pintura -recuerda-. Y terminé pidiéndole asesoramiento sobre algún curso para mí, que no sé nada del tema. Se dio natural, sin buscarlo. Eso también está bueno."