El 40% de las donaciones de órganos se pierden por oposición familiar
En la encuesta 2013 realizada para el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), siete de cada diez argentinos dijeron estar de acuerdo en donar sus órganos. Por otro lado, 2017 fue año récord en cuanto al número de personas que se anotaron como donantes en su registro (un 11,68% más respecto a 2016). Sin embargo, a la hora de enfrentarse a la dolorosa situación de perder un familiar por muerte encefálica (único tipo de muerte que permite que la persona fallecida se convierta en donante en nuestro país), aproximadamente el 40% de los argentinos se opone a la donación de los órganos. Esta cifra se eleva al 50% cuando se trata de donantes pediátricos, según datos aportados por el Incucai.
"Bajar la tasa de oposición familiar resulta fundamental para aumentar la donación de órganos que en nuestro país no alcanza a cubrir las necesidades de las más de 11.000 personas en lista de espera para un órgano o tejidos", reflexiona Ezequiel Lo Cane, papá de Justina, la joven de 12 años que el año pasado llevó adelante la campaña Multiplicatex7 y que murió a la espera de un corazón compatible. "Actualmente el 25% o 35% de las personas que esperan un trasplante mueren sin lograrlo y, solo el 10% de quienes están en lista de espera, se trasplantan al año", detalla.
Para Carlos Díaz, presidente de la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT), la cifra de los que esperan recibir un órgano pone en evidencia la necesidad de "redoblar esfuerzos para generar aún mayor conciencia respecto a tener una actitud proclive a la donación".
Por otro lado, los especialistas coinciden en que son muchos los aspectos en los que hay que trabajar para bajar la alta tasa de oposición familiar que en países como Uruguay es de menos del 1% y, en España, país líder en donación de órganos, del 12%.
"No solo se trata de generar mayor sensibilización y concientización en la población para que en el momento de la pérdida de su ser querido decida donar", revela Lo Cane.
"Es clave, por ejemplo, trabajar también con los responsables de realizar las entrevistas a los familiares. Capacitarlos y brindarles herramientas para mejorar estas instancias. Si la persona que realiza la entrevista está especialmente capacitada son mucho más altas las probabilidades de lograr resultados positivos", enfatiza.
Otro punto clave es la educación en todas las etapas y ámbitos de la vida. Esta debe darse tanto en los colegios, hablando del tema con chicos para que lo naturalicen desde pequeños, hasta en las carreras de Medicina. "Es necesario trabajar para aumentar y mejorar la capacitación a todos los profesionales involucrados en los procesos de procuración", explica el papá de Justina. El procurador es el profesional de la salud cuya función es la detección de potenciales donantes y el desarrollo de la entrevista familiar para recoger el testimonio de la voluntad del fallecido respecto a la donación de órganos y tejidos.
En nuestro país, los coordinadores hospitalarios constituyen un equipo de 60 profesionales distribuidos en los hospitales de mayor complejidad del país, de acuerdo a los lineamientos del Programa Federal de Procuración. Según el doctor Alberto Maceira, presidente del Incucai, los coordinadores hospitalarios hoy resultan insuficientes y se está trabajando tanto en aumentar la masa crítica de profesionales especialistas en procuración como en su capacitación.
Por eso, Lo Cane señala que es fundamental que todas las universidades de medicina lo incorporen como materia obligatoria tal como lo hizo a partir de este año la Fundación Favaloro. El doctor Gabriel Gondolesi, jefe de cirugía general de Fundación Favaloro y titular de la asignatura "trasplante de órganos, tejidos y procuración de órganos" de dicha universidad opina que "una medida posible para impulsar esto es que la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) determine como obligatorio que todas las facultades de medicina tengan al trasplante como materia. "Hay que empezar en el jardín. Hay que educar. Aunque no nos guste sin educación no hay nada", reflexiona Gondolesi en línea con lo expresado por los papás de Justina respecto a la vital importancia de la educación en todos los ámbitos y etapas de la vida.
Otro punto clave en el que coinciden todos los especialistas es en la necesidad de que la donación de órganos se transforme en un tema de conversación cotidiano. "Hay que concientizar a la gente que el tema del trasplante hay que hablarlo en las casas, en la mesa de familia como cualquier otro tema, poder expresar: el día que yo me muera quiero que mis órganos se donen", reflexiona Gondolesi. Y continúa: "Al momento de la donación es importante que el resto de la familia diga que sí. Porque la negación familiar es muy alta. Y peor en pediatría; los niños se mueren".
"Cuando un ser querido muere y está en condiciones de donar sus órganos, la mejor forma de mostrarle nuestro amor es que viva en otros. No tiene sentido que nos llevemos los órganos a la tumba; no los va a usar nadie", concluye.
Ley Justina
Una propuesta fuerte para bajar la tasa de oposición y aumentar el número de donantes consiste en impulsar un cambio normativo. En este proyecto trabajan actualmente los papás de Justina junto al senador Juan Carlos Marino. "Queremos cambiar el paradigma sobre trasplante de órganos en la Argentina", explica Lo Cane.
Desde 2006 la donación y el trasplante de órganos y tejidos se rige en nuestro país por la Ley 26.066, modificatoria de la Ley 24.193, conocida como ley de Donante Presunto. Esta normativa establece que toda persona capaz y mayor de 18 años pasa a ser donante de órganos y tejidos tras su fallecimiento, salvo que haya manifestado su oposición en vida, cualquiera sea la forma en la que se haya expresado. Actualmente el Incucai registra esta voluntad en el módulo 5 del Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina (Sintra), manteniendo carácter confidencial. De no existir manifestación expresa, la ley presume que la persona es donante. En ese caso, en el momento de la muerte, el organismo responsable solicita testimonio a la familia sobre la última voluntad del fallecido. Si estos se oponen a la donación, finalmente la misma no tendrá lugar. "De esta manera se pierden muchas oportunidades", explica Lo Cane.
Si la "ley Justina", que ayer fue aprobada de forma unánime por la comisión de Salud del Senado y hoy será trata en el recinto de esa cámara, prospera, ya no será necesario consultar a un familiar para confirmar o rechazar la decisión de la persona fallecida. "En consecuencia todos seremos donantes a no ser que hayamos expresado lo contrario en el Registro del Sintra", explica Lo Cane. El artículo 3 de la nueva ley es la que prevé examinar la documentación del fallecido para constatar si expresó su voluntad negativa en dicho registro.
El proyecto, que cuenta con el apoyo de varias fundaciones, ONGs, médicos del área de trasplante, padres, madres, familiares y amigos de personas en espera de trasplante y trasplantados, está basada en tres pilares: desmitificar, simplificar y liberar a las familias de tomar una decisión en el momento trágico de la muerte de un ser querido.
Toda persona mayor de 18 años puede manifestar su voluntad de ser donante ingresando a https://www.argentina.gob.ar/donar-organos , llamando a la línea gratuita 0800-555-4628 o anunciándolo en el momento de tramitar el DNI.