Egg Tech: el proyecto que aumenta la autonomía, la inteligencia emocional y la creatividad de los alumnos
Educación en equipo, rompiendo reglas y paradigmas, donde la relación con el docente deja ser vertical y el alumno pasa a ser protagonista, en medio de aulas superpobladas, con mesas-pizarrón, de la mano de la tecnología. Así funciona el método de enseñanza "cooperativa" que está reportando resultados alentadores en la comunidad educativa mendocina y que tiene fila de interesados, en el sector público y privado. Se trata del proyecto Egg Tech, que ya alcanzó a más de 5000 estudiantes de la provincia del oeste argentino, mientras espera el año que viene abarcar a unos 10.000 alumnos más.
"Arrancamos hace cinco años, con el objetivo de crear condiciones de cooperación humana en cualquier entorno, con el foco en la educación, que es la base de la sociedad futura, aplicando lo que la ciencia conoce sobre el surgimiento evolutivo de la sociedad y la necesidad de motivar y construir relaciones", explica Ignacio Gómez Portillo, fundador del proyecto, doctor en Física y docente e investigador de Conicet y uno de los oradores del Encuentro +B realizado esta semana en Mendoza.
Los alumnos utilizan una plataforma móvil diseñada especialmente para poner en práctica la metodología, centrada en que los estudiantes aprendan como un gran equipo. De esta manera, en las aulas se trabaja de manera dinámica rotativa sobre mesas-pizarrón, mientras usan los celulares, acompañados por el docente y un profesional de la institución, además de material didáctico y videos. Así, también está permitido levantarse, tomar una pausa o hasta dormir una pequeña siesta. Es más, los alumnos tienen clases de yoga, improvisación y coaching.
En la práctica, el alumno busca avanzar con los conocimientos que va adquiriendo, pero cuando aparece una duda, se resuelve con "facilitadores", líderes de cada mesa elegidos por sus compañeros y por su rendimiento académico. Si la inquietud no fue resuelta, se plantea a la mesa en conjunto y si eso no funciona, recién se consulta al docente. "Nuestro sueño es que esta plataforma se use en todas las aulas del mundo, queremos traspasar fronteras y compartir la innovación", asegura Gómez Portillo, quien desarrolla el método en el Instituto Egg, en la capital provincial, junto a unos 40 profesionales, donde se imparten cursos preuniversitarios y de programación y marketing digital. De hecho, el rendimiento de estos chicos a la hora de ingresar a la Facultad es del 20% promedio por encima del resto.
El proyecto Egg Tech ya se aplica en escuelas secundarias privadas de la provincia, como los colegios San Andrés, San Jorge y Tomás Edison, y en todos los colegios de la Universidad Nacional de Cuyo. En tanto, desde el año que viene se espera su instrumentación en al menos 16 escuelas públicas, que demostraron interés en aplicar el plan y se encuentran en lista de espera.
En diálogo con LA NACION, el titular de la Dirección General de Escuelas (DGE), Jaime Correas, resaltó los beneficios del proyecto y confirmó que se trabaja en su instrumentación en colegios estatales. "Hemos seleccionado algunas escuelas con el objetivo de ponerlo en práctica desde el año que viene, para luego evaluar cómo impacta en la secundaria, teniendo como referencia lo ya ocurre en los preuniversitarios. Lo vemos muy positivo, pensando en la escuela del futuro. Ojalá se fortifique y la escuela estatal de Mendoza pueda hacer este tipo de experiencias. El mundo ha cambiado tanto en los últimos 20 años que no podemos seguir teniendo las mismas escuelas que hace 200 años", comenta el funcionario.
De esta manera, el nuevo proyecto apunta a desarrollar la autonomía, la inteligencia emocional, la creatividad, los hábitos de estudio y la capacidad de adaptarse al cambio, además de que se logran mejores calificaciones. "Detectamos que el individuo más egoísta se ve incentivado a ser altruista, se crean reglan que ponen lo colectivo sobre lo individual", afirma Gómez Portillo. Además, destaca la importancia de que los cursos estén superpoblados porque considera que es la base de la diversidad. "Tenemos cursos de 100 alumnos. Mientras más grande mejor, porque la base es la diversidad, desde el más rico al más pobre, juntos. Se genera empatía, liderazgo y desarrollo emocional", destaca el investigador. Así, el concepto que ponen en valor los hacedores de Egg es la "cooperación para cambiar el mundo".
En la práctica, los protagonistas del programa en las aulas se muestran sorprendidos por los resultados que se logran en el proceso, pero también las dudas iniciales. "Desde el punto de vista académico, yo siento que es lo mejor que le puede pasar a un alumno, es distinto, es nuevo y eso siempre asusta al principio porque nadie está acostumbrado a las cosas nuevas y todo el mundo tiene miedo, pero una vez que tomás confianza y que te dejás llevar totalmente por el sistema yo siento que es lo mejor que le puede pasar a un alumno", cuenta Martín Miranda, exalumno de los talleres preuniversitarios de Egg y estudiante de Medicina de la UNCuyo.
Por su parte, los docentes también destacan los beneficios del plan. "Al pasar de las clases, el sentarse con gente distinta y rotar hizo que se creara un grupo muchísimo más unido, más solidario, se ayudaban entre ellos, se empujaban, decían ‘dale que vos podés, ponele ganas’. Increíble", expresa Érica Nuñez, profesora de Matemática del Colegio Tomas Edison.
"El método conduce a que los alumnos logren una mayor autonomía, esto a veces les pesa, les conlleva un esfuerzo mayor, y una responsabilidad mayor, pero lo que permite es que tenga lugar un verdadero aprendizaje. Hemos podido verificar que su rendimiento se ha mantenido e incluso se ha elevado", dice Corina García de Onrubia, directora general del Colegio San Andrés de Mendoza.
En definitiva, para los hacedores de Egg (huevo en inglés), el proyecto representa un problema, que se incuba y se le busca una solución; así como los ovíparos que luego rompen el huevo, nacen y tienen que salir al mundo. "Lo que está adentro sale con su fuerza, es algo vivo, que ya tiene la fuerza para salir", concluye el fundador del proyecto, quien confirma que las deserciones de sus alumnos son "nulas".
Una metodología con seis principios
- Reciprocidad: asegura una alta probabilidad de interacción entre todos los alumnos. Esto fortalece la cooperación recíproca.
- Reputación: se mide y da a conocer quiénes ayudan más. Realizar acciones positivas hacia otros mejora la reputación, lo cual predispone a los demás a ayudar.
- Diversidad: asegura diversidad humana y social en cada mesa. Esto crea y estimula nuevas formas de cooperación.
- Incentivo: premia la cooperación. Esto motiva a seguir trabajando juntos por un objetivo en común.
- Plasticidad Social: las relaciones sociales cambian día a día. Esto limita la permanencia de interacciones no cooperativas.
- Heterogeneidad: la dinámica de cada mesa asegura asimetrías estructurales. Hoy se sabe que esto promueve la cooperación.
Qué dicen los protagonistas
- Alumno: "Tiene muchas cosas novedosas, tiene muchas herramientas que uno no conoce hasta que las tiene enfrente, y eso no lo tiene cualquier lugar. La verdad es que me siento muy contento de haber tomado la decisión de estar ahí. Cuando fui a averiguar por primera vez estaba totalmente negado, yo quería otro pre, otro sistema, estaba acostumbrado a otra cosa y después de hablar con Carolina (Pérez Mora, fundadora) me convenció y dí ese salto que hay que dar hacia lo nuevo y no me arrepiento. Yo siempre lo digo: si algún día me preguntan por qué soy quién soy hoy en día, yo voy a decir por mi familia, mis amigos, el deporte y mi pre, con todo lo que eso implica de valores, conocimientos y personas". Martín Miranda, exalumno de Egg y estudiante de Medicina de la UNCuyo
- Profesora:"El método en sí consiste en que sea el alumno el que construya su conocimiento, su caminito y el docente sea su apoyo, así que me costó un poco el despegue, pero es increíble. A los alumnos también al principio les chocó que la profe les dijera que no ante las dudas, que consultaran con sus compañeros, que aclararan sus dudas entre ellos, que se preguntaran, que investigaran, que se sacaran las dudas ellos mismos, ese aprender a aprender. Los chicos que tenían la materia con 1 o 2 empezaron a repuntar, y no solo por el trabajo colaborativo sino también por la predisposición en Matemática, porque se convirtió en la clase diferente, la clase distinta. Este cambio se notó mucho a nivel porcentaje de las notas generales". Érica Nuñez, profesora de Matemática, del Colegio Tomas Edison
- Directora:"Empezamos a trabajar con el método Egg en febrero de 2019. Lo primero que notamos fue un cambio en el bienestar de los alumnos, principalmente, y de los docentes. El clima de convivencia se modificó positivamente porque los chicos estuvieron desde el primer momento muy entusiasmados, alegres, el método hizo que estuvieran más distendidos y que se integraran mejor hacia el interior de los grupos. Pasamos de un estilo más restrictivo a uno que se basaba en la libertad, en la confianza, en la cooperación. El método conduce a que los alumnos logren una mayor autonomía, esto a veces les pesa, les conlleva un esfuerzo mayor, y una responsabilidad mayor, pero lo que permite es que tenga lugar un verdadero aprendizaje. Hemos podido verificar que su rendimiento se ha mantenido e incluso se ha elevado. Desde el punto de vista del docente, fue cambiando el rol que tenía en el aula: se sacó ese gran peso de ser el que daba la clase magistral y tenía todas las respuestas para ponerse más a la par de los alumnos y seguir aprendiendo. Yo sintetizo este método como lo que nos permitió integrar el colegio a la vida real de los alumnos". Corina García de Onrubia, Directora General del Colegio San Andrés de Mendoza
Un encuentro con impacto
El Encuentro +B, que se desarrolló en Mendoza entre el 11 y 13 de setiembre, recibió a más de 1200 asistentes de diferentes partes del mundo bajo el lema "Vivamos el Impacto", inspirados por diferentes charlas brindadas por especialistas. Líderes mundiales y empresas debatieron sobre inequidad y crisis climática.
Entre ellos, estuvo disertando Ignacio Gómez Portillo, no sólo para contar los logros y desafíos con su ambicioso proyecto Egg Tech, sino para hacer un llamado a la toma de conciencia de la necesidad de transformación. "La cooperación humana no solo debe ser educativa, sino que debe haber una transformación humana. Aumentar la cooperación es aumentar la complejidad de la vida y la calidad de vida de las partes. Todo así tiene sentido, porque creamos redes y se mejoran los procesos. Es la base de todo", resumió el investigador.
Entre los Invitados de Impacto locales e internacionales que asistieron especialmente a este encuentro estuvieron Otto Scharmer, director del Presencing Institute - MIT ; Halla Tómasdóttir, directora Ejecutiva en The B Team , Juan Garibaldi, senior vice president Waters Latam Danone, Marina Silva, exministra de Medio Ambiente y Senadora de Brasil , Juan Carlos Mora Uribe, Presidente Bancolombia ; y referentes locales como René Calpanchay, cofundador Pueblos Originales; y Silvia Flores, directora ejecutiva La Juanita, entre otros.