Ecoansiedad: de qué se trata el fenómeno psicológico que complica la proyección a futuro de los más jóvenes
Las perspectivas del planeta de cara al calentamiento global no son nada alentadoras y los datos suman ansiedad a los jóvenes, que necesitan ayuda para procesarlo.
- 6 minutos de lectura'
Chiara Sacchi recuerda que empezó a experimentar ansiedad por el cambio climático cuando rondaba los 15 años. “Tuve meses de pensar mucho en el tema y de hablar con mis amigas. De preguntarles: `¿Y ustedes quieren tener hijos? ¿y qué vamos a hacer?´ Me perturbaba la perspectiva de futuro”, recuerda hoy, cuatro años más tarde.
Hoy, sigue experimentando aquella sensación. “Pero tengo otras herramientas para atravesarlo”, asegura esta activista argentina de 19 años que realizó recientemente junto a Greta Thunberg una denuncia por la inacción de los gobiernos ante la ONU. Sin ir más lejos, la propia Thunberg llegó a experimentar ansiedad severa y hasta una depresión cuando se empezó a interiorizar sobre el mundo que estábamos dejándole a su generación.
Lo que vivieron Greta o Chiara es un nuevo fenómeno descrito por la American Psychology Association (APA) como “miedo crónico al cataclismo ambiental”: la “eco-ansiedad”, que ya tiene alcance mundial. En septiembre del último año, la Universidad Británica de Bath, financiada por la ONG Avaaz (que promueve el activismo ciudadano en temas como el cambio climático, la corrupción y la pobreza, entre otros), entrevistó a más de 10 mil jóvenes de 10 países de entre 16 y 25 años sobre este tema. ¿Los resultados? El 75% de los entrevistados le tiene temor al futuro y un 45% ve afectada su vida diaria por la angustia y ansiedad que experimenta debido al clima.
Para Maite Durietz, Licenciada en Ciencias Ambientales, especialista en sustentabilidad y consultora B, la sobreabundancia de información juega un papel fundamental en la ansiedad que sufren los más jóvenes. “Hoy en día encontramos información y datos sobre el cambio climático en todos lados. Esto es bueno y malo a la vez. No siempre los datos son de fuentes confiables, y muchas veces las narrativas sobre esta problemática presentan teorías utópicas o distópicas acerca de nuestro futuro. Es lógico que la falta de claridad o certeza sobre el futuro en términos humanos y ecológicos genere ansiedad”, sostiene.
En el consultorio de Silvia Ongini, psiquiatra infantojuvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas, se ve con frecuencia este fenómeno: “Cuando empiezan a recibir información sobre el cambio climático, muchos niños, jóvenes y adolescentes manifiestan un temor que puede volverse `exagerado´ ante las posibles consecuencias en sus vidas y por el hecho de no verle salida. Sienten impotencia”, dice la experta, quien advierte que, en sus estados más extremos, estos cuadros pueden generar estados depresivos, y hasta fobias.
La forma en que otras generaciones manejan el tema complejiza el panorama. “El cambio climático es evidente para todos, pero se vive pasivamente en muchos contextos e incluso, con indiferencia. Muchos adultos sienten más ansiedad por la idea de perder su modo de vida tal cual lo conocen que por el cambio climático. Desde el punto de vista de los chicos, hay un problema del que pareciera que nadie se hace cargo”, analiza Gabriela Gonzalez Alemán, neuropsicóloga y doctora en genética del comportamiento, quien agrega que esa inacción deposita sobre los hombros de los más jóvenes una serie de responsabilidades que los exceden en sus posibilidades.
Teniendo esto en cuenta, Ongini considera que es clave mostrarle a niños y adolescentes que no todo está perdido: “Todavía estamos a tiempo de revertir muchas cosas. Frente a la ansiedad, podemos dar respuestas certeras, adecuadas, contenedoras, y mostrarles que también se están haciendo cosas para tratar de evitar las peores consecuencias del cambio climático. La acción mata la angustia. Es importante acercarles acciones en las que puedan involucrarse y que los hagan sentir parte de la solución”, recomienda.
En el caso de Chiara, el activismo contribuyó a canalizar su ansiedad de una manera positiva: “Fue la salida a ese tambor mental que uno se crea, de estar pensando todo el tiempo en cosas negativas, y de tener una perspectiva apocalíptica del futuro. Me ayudó saber que estoy haciendo algo, que hay un movimiento de gente que está luchando para que los pibes no pasemos más por esto”.
Algunas iniciativas para ayudar a los jóvenes a sentirse parte de la solución y no del problema:
- La iniciativa World Clean Up Day se celebra todos los años el tercer sábado de septiembre. Se organizan jornadas de limpieza en muchos países del mundo y se contabilizan los logros. En Argentina, la actividad es coordinada por Vamos a Hacerlo Argentina, y uno puede sumarse organizando su propia jornada o participando de las de otras personas y organizaciones.
- Las plantaciones de nativas son menos comunes, pero hay muchos municipios que en los últimos años empezaron a organizar este tipo de actividades para su comunidad. La ONG “Un árbol” también las organiza periódicamente, y el influencer de las redes Uki Deane está llevando adelante un proyecto para plantar 1 millón de árboles que necesita voluntarios y donaciones.
- La organización Ecohouse tiene 6 programas de “transición hacia la sostenibilidad”: restaurar los ecosistemas devastados; conservar la biodiversidad; evolucionar hacia un sistema socioeconómico autosuficiente, colaborativo, circular y solidario; educar para la sostenibilidad; transformar a la política cortoplacista en política para la sostenibilidad; y financiar los puntos anteriores. Los jóvenes pueden sumarse como voluntarios en cualquiera de estas ramas.
4 claves para ayudar a los más chicos a gestionar la ecoansiedad
1. Darles esperanza. “Todo lo que sea información certera, no catastrófica, aunque sea poquita, es clave, porque eso les da posibilidad de proyectarse. Sino es una angustia en la que no se ve el sentido ni la posibilidad de futuro.” Silvia Ongini, psiquiatra infantojuvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas
2. Acompañarlos a la hora de procesar la información. “Tenemos que usar siempre un lenguaje que sea comprensible y acorde a la edad y transmitir las cosas de manera que se entiendan. También abrir espacios de conversación y dejar que los chicos expresen sus preocupaciones sin juzgarlos. La idea es no censurarlos cuando nos cuentan lo que piensan, ni minimizar las cosas que les preocupan.” Gabriela Gonzalez Alemán, neuropsicóloga y doctora en genética del comportamiento.
3. Ayudarlos a involucrarse. “La acción mata angustia. Es importante mostrarles actividades en las que pueden involucrarse. Pueden compartir información, difundir o hacer cosas concretas como separar la basura. Son acciones que los hacen sentir que son parte de la solución, no solo del problema.” Silvia Ongini, psiquiatra infantojuvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas.
4. Motivarlos a encontrar grupos de pares. “Ayuda mucho rodearse de gente que esté en sintonía con las cosas que a vos te pasan y con las cosas que vos crees. Caminar acompañado con gente que está en la misma y que busca soluciones similares. Tenemos esta manera de relatar un poco negativa, y si bien hay que hablar de la realidad, también hay que ver que hay gente que está laburando hace muchos años por un cambio sistemático para hacer las cosas bien. Es muy importante para la juventud eso. Hay una salida y es colectiva.” Chiara Sacchi, activista de Jóvenes por el clima.
¿Qué otros proyectos conocés en los que puedan involucrarse los jóvenes? Compartilos en los comentarios para difundirlos.