No binarios. ¿Cuáles son los mitos vinculados a esta identidad?
Son muchos los mitos y prejuicios que giran en torno a las personas no binarias: desde que todas son andróginas hasta que “se trata de una etapa”, por solo nombrar algunos. De hecho, dentro de la población LGBTIQA+, coinciden en que se trata de una de las identidades más invisibilizadas y sobre las que pesa un mayor desconocimiento.
¿Qué es ser una persona no binaria? “Lo más simple para explicarle a alguien es: soy un ser humano. No soy un hombre, no soy una mujer. Eso es ser no binarie”, detalla Mérida Robin Masman, de 26 años, activista en espacios no binarios e integrante de la agrupación Siendo Humanes. En otras palabras, las personas no binarias son aquellas que no necesariamente se identifican con los géneros masculino o femenino. Pueden fluctuar en su género, ser ambos, ninguno u otros que rompen con el binario. No hay una sola forma de serlo: el abanico es enorme.
Los mitos más frecuentes
Mérida detalla algunos de los principales prejuicios vinculados a las identidades no binarias:
· "Es imposible no ser ni hombre ni mujer”: la invisibilización de las identidades no binarias es el principal prejuicio que según los referentes pesa sobre ese colectivo. "Literalmente, se piensa que no existimos. Por eso es tan importante nombrarnos. Muches seguimos viviendo en secreto”, sostiene Mérida. Uno de los lemas no binarios es: “Existir es resistir”. “Nuestra propia existencia habla de resistencia. Pero hay que atreverse a ser visibles, a ser une misme. Y si hablamos de alguien que está por fuera de ser varón o mujer, ni hablar”, reflexiona.
· “Es solo una etapa”: Es frecuente que las personas no binarias tengan que escuchar frases como: “es una transición”, “ya te vas a encontrar dentro del género femenino o masculino” o “lo vas a superar”. Estos comentarios dejar al descubierto el enorme desconocimiento vinculado a esta identidad. “Incluso si pasamos por diferentes etapas dentro de nuestros procesos personales, si una persona te dice ‘soy no binarie’, lo es. Si te dice ‘soy una feminidad no binaria’ o ‘soy una masculinidad no binarie’, también lo es”, detalla Mérida. En esa línea, explica que lo no binario es un paraguas que abarca un montón de identidades y sentires, un espectro que va desde lo marcado como mujer, a lo marcado como hombre. “Muchas personas lo creemos como único a nuestro género: es como cada quien lo siente”, resume Mérida.
· “Todas eligen el pronombre elle”: Es común que se asocie a las personas no binarias con el pronombre neutro: “elle”. Sin embargo, se trata de una elección sumamente personal, ya que otras se identifican con los pronombres masculinos o femeninos. Además, el uso de pronombres no es único ni estático, sino que puede variar o incluir a más de uno. Por ese motivo, nunca debemos asumirlos. Cuando conoce a alguien, una de las primeras cosas que Mérida pregunta es: “¿Con qué pronombre me dirijo a vos?”. “Decidimos que nos traten y nos llamen como nos sentimos más cómodes. En mi caso utilizo el neutro, pero en algunos espacios usé otros pronombres y en distintos períodos de mi vida fui variando”, cuenta Mérida.
· “No se te nota”: También es una frase frecuente. “¿Qué se tiene que notar? –se pregunta Mérida–. Es un comentario discriminatorio". En este sentido, recuerda que la expresión de género (es decir, la forma en que nos mostramos al mundo a través de nuestra ropa, gestos, nombres, etc), no tiene nada que ver con la identidad de género (cómo nos autopercibimos) ni con nuestra orientación sexual (hacia dónde se dirige nuestra atracción física o emocional). Por eso, por ejemplo, que una persona use barba, no quiere decir que se identifique con el género masculino; o si usa vestido, que se autoperciba como mujer. En su caso, Mérida dice que su vestidor es “una licuadora de géneros”.
· “Tienen que ser andrógines”: Este mito se vincula con el anterior. Si bien algunas personas no binarias pueden tener una expresión andrógina, otras no. “Hay quienes tienen una expresión de género más cercana a lo considerado socialmente como masculino o femenino, pero el abanico de posibilidades en la forma de expresarnos es muy grande”, señala Mérida.
· “Las personas no binarias son trans”: Muchas veces, se piensa que todas las personas no binarias son trans, sin embargo, si bien algunas lo son, no es el caso de todas. “Se nos cuestiona si somos trans, maricas o lesbianas. Lo más importante, es tratar de ser quien une es. Las etiquetas nos ayudan a agruparnos y nombrarnos”, señala Mérida.
· “¿Qué baño usan?”: Es una pregunta que suele hacerse. Mérida responde: “Idealmente, vamos a ir al baño al que nos sintamos cómodes. Sino, al que nos permitan. Me pasó incluso en instituciones públicas, gubernamentales, ser echade de los dos baños o que me dijeran cosas por mi vestimenta”, cuenta Mérida. Se trata de una forma de violencia que las personas no binarias experimentan a diario.
· “El nombre que cuenta es el que aparece en el DNI”: La ley de identidad de género de la Argentina establece que todas las personas tenemos el derecho a ser respetadas por nuestra identidad, que es una vivencia absolutamente personal. Esto incluye, por ejemplo, que se respete nuestro nombre autopercibido, hayamos o no realizado la rectificación de nuestra partida de nacimiento y DNI. En las escuelas, por ejemplo, las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser llamados acorde a su autopercepción. En el caso de las personas no binarias, si bien en América latina las leyes de identidad de género no las nombran específicamente y hacen referencia a los marcadores de género desde un espectro binario (mujer/hombre; femenino/masculino), todas apuntan al respeto de la autopercepción. “En muchas familias se dicen frase como ‘no voy a cambiar la forma de tratarte’ o ‘yo te puse tal nombre’. Sin embargo, por más que suela ser complicado, doloroso y un proceso, todos merecemos ser respetados en nuestra identidad”, concluye Mérida.
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Este artículo forma parte de una serie sobre diversidad sexual y de género que publicará LA NACION. El objetivo de este especial es visibilizar y concientizar sobre algunos de los principales prejuicios vinculados a la población LGBTIQA+ que siguen arraigados en nuestra sociedad y son la base de violencias y vulneraciones en el acceso a derechos de todo tipo. El mismo cuenta con las voces de algunos de las y los principales referentes de la Argentina, así como también de testimonios en primera persona. Además de las entrevistas cualitativas, se realizó un análisis de datos estadísticos y una compilación de trabajos elaborados por distintas organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil. Se buscó que las fuentes fueran representativas de las realidades territoriales y culturales del país, de la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género que existen. El especial cuenta, además, con una producción audiovisual para acercar las voces e imágenes de los protagonistas, donde el foco está puesto en las historias de vida y en el rol de los vínculos afectivos.