Salió de un hogar de menores y hoy tiene varias familias “sustitutas”
"A mí todo el mundo me ama, me ama", dice convencida María Eugenia Contreras, una joven de 20 años con discapacidad intelectual que vive en Neuquén. Este carisma natural es el que le permitió a Eugenia tejer una red de personas e instituciones que la salvaron de una vida adulta abandonada en una institución. Todos ellos aportaron lo necesario para que hoy Eugenia haya cumplido su sueño de irse a vivir sola a un departamento, con el apoyo de seis acompañantes. "Me quieren porque yo soy buena. Tengo un montón de amigos", agrega Eugenia mientras hace pulseras para vender sobre su cama.
Su vida no fue fácil. Su papá era un hombre violento, su mamá tiene una discapacidad intelectual severa y nadie se ocupaba de ella. Producto de la neglicencia y del abandono de sus padres, el Estado decidió sacarla de su entorno familiar y enviarla a un hogar de menores.
A partir de ese desgarro, Eugenia empezó a buscar otros referentes, otras familias que le pudieran dar todo el amor y las oportunidades que no había encontrado en la suya.
"Si tiene apoyo, ella lo aprovecha. Le saca el jugo a cada oportunidad que se le da", explica Mariela Parada, una de sus acompañantes que conoció a Eugenia en el Hogar Amancay y que se convirtió en uno de sus principales pilares.
Natalia Zárate, coordinadora del equipo de acompañantes de Eugenia, la describe como una persona sonriente, generosa y que siempre tiene ganas de hacer cosas. "Es raro verla mal o triste. A quien puede ayudar, ayuda. Tiene muy buenas redes. En donde va, genera cosas lindas", dice.
Eugenia hoy tiene varias "familias sustitutas". Una es la de María Oliva, a quien conoció en el Hogar Amancay cuando trabajaba como cocinera. María había perdido a una hija con discapacidad que iba a la misma escuela y utilizaba el mismo transporte que Eugenia, y se fue encariñando de a poco.
Hoy ya es parte de su entorno, tiene un cuarto en su casa, pasa todas las fiestas con ellos y se han ido de vacaciones juntos. María es una presencia constante en su vida. "Con ellos paso la Navidad, es muy lindo. También me festejan mi cumpleaños. María es como una mamá para mí", dice Eugenia.
Su otra familia está compuesta por Marcos Montero, su mujer Doris Sosa y sus hijos Axel, Aldana y Facundo. Ellos la conocieron por casualidad y la conexión fue inmediata. Hoy la llaman "hija" y para Facundo – que tiene síndrome de Asperger – Eugenia es su "hermana perdida. "Mi papá del corazón es Marcos. El me cuida, somos familia. Facu es un hermano para mí", agrega Eugenia. Los Montero viven en Cutral Co – a 100 kilómetros – pero hablan todas las semanas por videollamadas y la van a ver cada vez que pueden.
"Fue un touch del destino. La conocimos a Eugenia y poco a poco se fue incoporando a la familia. Nosotros siempre quisimos tener una nena más con mi señora. Luego del ACV que tuvo ella no pudimos y fue como que llegó Euge y fue algo hermoso", explica Montero, al borde de las lágrimas.
En el hogar fue víctima de bullying por parte de algunas de sus compañeras – ninguna tenía discapacidad - y la maltrataban. "En general las chicas me querían pero a veces algunas no y me pegaban, me sacaban las cosas y ponían la música fuerte para dormir", recuerda Eugenia. Además, era parte de un engranaje que funcionaba solo y en el que ella no tenía ninguna responsabilidad. "En el hogar no hacía nada, me la pasaba mirando tele. Ahora aprendí a hacer cosas sola", dice Eugenia con orgullo.
Eso cambió cuando la Dirección General de Discapacidad y Atención Especial del Ministerio de Desarrollo Social de Neuquén logró armar un dispositivo para que ella pudiera externarse del hogar, a sus casi 20 años, y empezara una vida de autonomía.
El departamento es pequeño pero es la primera vez que Eugenia es feliz y está rodeada de mucho amor. Queda en un primer piso por escalera y consta de una pequeña cocina, un baño y un cuarto.
En estos primeros diez meses en los que vive de forma independiente pero con apoyos –siempre hay una acompañante con ella – Eugenia aprendió a hacer un montón de cosas: a limpiar, a ocuparse de su higiene personal, a tener microempendimientos, a salir a comprar sola al kiosco. Y quiere seguir aprendiendo mucho más.
"Estoy haciendo pulseras y vendiendo pan rallado para juntar plata para poder irme a Disney a ver a Mickey Mouse", cuenta entusiasmada.
-¿Cuáles son las cosas que más te cuestan?
-Los números los se bien pero leer me cuesta un poco. La calle no me da miedo, cruzo sola cuando el semáforo está rojo. Si querés comprar una galletita, voy y compro rápido.
-¿Te gustaría ser mamá alguna vez?
-Sí, cuando sea más grande. Solo tengo 20 años.
-¿Quisieras aprender a manejar un auto?
-No sé. Para mí es muy difícil. Yo lo choco todo.
-¿Cuál es tu sueño?
-Mi sueño es dedicarme a jugar al fútbol en River.
Hoy sus días transcurren entre la escuela especial a la que asiste y las tardes en la fundación Neuquén Deporte y Discapacidad (Neu.De.Dis) en donde hace deportes y participa de diferentes talleres para aprender a desenvolverse de forma independiente. Y el resto del tiempo lo comparte con los afectos que fue cosechando a lo largo de su vida.
Sin todas las patas que existen, el presente de Eugenia hoy no sería posible. "Ella ha formado esta red de gente que nosotros reforzamos. Y es muy lindo", explica Lorena Santos, Licenciada de la Dirección General de Discapacidad y Atención Especial del Ministerio de Desarrollo Social de Neuquén.
El próximo 30 de noviembre, Eugenia va a cumplir los 21 años. Para regalo de cumpleaños, quiere un celular nuevo y un parlante para poder escuchar música. Sus cantantes preferidos son Sandro, Palito Ortega y Chayanne.
"Yo creo que ella siempre va a estar acompañada. Nunca va a estar sola. De eso estoy segura. Si no es por las acompañantes, esta familia que son Marcos y su señora, yo cuando puedo estoy. Y no lo hago porque mi hija no está sino porque ya es parte de la familia", agrega Oliva.
Las personas claves en la vida de Eugenia
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Necesidades para Eugenia
Si bien Eugenia vive de manera comfortable en su departamento, necesita algunos electrodomésticos y muebles (plancha, pava eléctrica, lavarropas, estufa eléctrica, cómoda, micro-ondas y banquetas) para poder terminar de acondicionarlo. Además, le gustaría poder conseguir un celular y un parlante para poder escuchar música. Las personas que quieran aportar para estos gastos, pueden comunicarse con Natalia Zárate al (+54)9299-457-4474.
Neu.De.Dis
Si querés que otros chicos como Eugenia puedan tener más oportunidades deportivas y laborales, sumate a Neu.De.Dis como padrino o como voluntario. Para más información podés comunicarte con Daniela Carrera al (+54)9299-507-2973.