Día del Donante de Órganos: Antonella, la niña que donaba besos y abrazos y, tras un accidente, ayudó a salvar varias vidas
Un auto que iba a 100 kilómetros por hora embistió el vehículo en el que viajaba junto a su familia; Antonella Trivisonno falleció en el hospital; su mamá recuerda que pasaron de preguntarse “quién podría salvar su vida a pensar cómo evitar que otra familia sufriera lo que estábamos viviendo”
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Fueron cerca de cinco horas durante las cuales una pregunta se repetía una y otra vez: “¿Quién puede ayudarnos a salvar la vida de Antonella?”.
Antonella Trivisonno tenía seis años y era la tercera de cuatro hermanos. Junto con los dos mayores y su madre, Silvia, esa tarde de domingo habían salido en auto. En la esquina de Ovidio Lagos y Salta, a metros de la costanera de la ciudad de Rosario, un vehículo que iba a más de 100 kilómetros por hora cruzó en rojo y chocó el auto de Silvia, Antonella salió despedida y recibió un golpe en la cabeza.
Minutos más tarde, en el hospital de Niños Víctor J. Vilela, Silvia y Alejandro, el papá de Antonella, no pensaban en otra cosa que no fuera ver a su hija menor recuperada. Silvia, Nicolás, el mayor, y Agustina, la segunda, solo habían sufrido cortes leves. Pero la realidad marcó otra cosa. Y casi sin pensarlo mucho, decidieron donar los órganos de la niña.
—Si estábamos preguntándonos quién podría ayudarnos, ¿cómo no hacer algo para evitar que otra familia sufriera lo que estábamos viviendo? —recuerda 25 años más tarde Silvia.
Desde entonces, cada 29 de agosto, la fecha del accidente, Silvia y Alejandro usaron el aniversario del fallecimiento de Antonella para concientizar sobre la importancia de ser donantes de órganos. Pero también, de compartir el ejemplo de su hija y de donar amor en vida.
“Donamos los órganos de Antonella por cómo vivió, no por cómo murió. Ella sostenía a la familia de una manera especial: era la primera en llevarle el chupete a su hermano más chico, Patricio, en acercarle un mate al papá, en jugar a lo que proponían sus hermanos. Cuando yo lavaba los platos, acercaba su banquito y me ayudaba”, cuenta Silvia.
Silvia recuerda que Antonella “se relacionaba con el otro desde el lugar que el otro necesitaba. Donaba su tiempo para rescatarte de donde vos estabas, no para llevarte a donde estaba ella”. Y reflexiona: “Y eso es contrario a cómo solemos ver la donación. Por ejemplo, cuando donamos ropa, lo hacemos con lo que no solemos usar más que en lo que necesita el otro”.
Día de la Persona Donante de Órganos
El 29 de agosto del 2000, en esa misma esquina del accidente, la familia de Silvia y Alejandro organizó un evento junto a organismos provinciales de donación y personas trasplantadas para invitar a la gente a anotarse como donantes. Por entonces, fue un éxito absoluto, con un récord de 150 asistentes.
En el 2019, cuando se cumplían 20 años del fallecimiento de Antonella, contactaron a legisladores de todo el arco político para impulsar una ley nacional que estableciera el 29 de agosto como el Día del Donante de Órganos. Un año más tarde, se sancionó la ley 27.5757.
“Desde un principio trabajamos para difundir y concientizar sobre donación y guardar la memoria de Antonella. Pero luego nos dimos cuenta de la necesidad de homenajear a las personas donantes no por donar sus órganos, sino por la vida que tuvieron. Porque durante ese tiempo donaron su vida a otros”, aclara Alejandro.
La historia de vida de Antonella ayudó a la familia Trivisonno, que hoy componen Silvia, Alejandro, Nicolás (35), Agustina (33), Patricio (25, tenía 9 meses al momento del accidente), Mariano (24) y Tadeo (21).
La donación invisible
Aquel 29 de agosto de 1999, el acto generoso de donar órganos estaba muy en segundo plano para la familia Trivosonno. De hecho, fue así durante los meses siguientes, cuando buscaron unirse más que nunca para superar el dolor por la pérdida de Antonella. Pero era ella misma quien los ayudaría a sanar.
“En el primer aniversario, nosotros organizamos el evento para promover la donación, pero volvimos a nuestra casa sin darle tanta relevancia. Y ahí nos dimos cuenta de que esa actividad llenó de esperanza a quienes esperaban un trasplante”, cuenta Silvia.
Año a año, los Trivosonno se dedicaron a concientizar cada vez más sobre donación a partir de contar la vida de Antonella. Y se dieron cuenta de que no solo ayudaba a otras personas, sino a ellos mismos.
Silvia explica: “Lo que queremos transmitir no es que hagan lo mismo que nosotros, sino que se den la misma oportunidad de vivir como vivió Antonella sus seis años. Ella siempre encontraba la conexión con el otro para dar y recibir”. Y añade: “La vida de Antonella nos había hecho mejores, se convirtió en una forma de sostenernos. Esa fue su gran donación”.
“Aprendimos que nuestros hijos nos enseñan muchas cosas. Antonella fue plena, feliz, donó vida en vida. Cada abrazo que nos dio quedó en nuestro corazón”, agrega Alejandro. Y destaca que “los donantes entregan vida en vida. Es imposible pensar en mejorar la calidad de vida de alguien que no conocés donándole órganos si no fuiste capaz de donar besos, abrazos, tiempo a quienes tenés al lado, a quienes tenés cerca hoy”.
Uno de los aspectos de los que más se habla en relación a la donación de órganos hoy en día es el de la donación pediátrica. La Ley Justina, que establece que todos somos donantes a menos que expresemos lo contrario, no alcanza a menores de edad: para donar sus órganos sigue siendo necesaria la autorización de su padre o madre. Es un tema delicado que divide a la comunidad médica. Y sobre el cual Alejandro y Silvia se muestran cautos.
“Es muy difícil generalizar y hablar sobre los otros, especialmente en un tema así. Solo podemos decir que nosotros estuvimos en paz con lo que Antonella vivió con nosotros, y eso nos ayudó a tomar la decisión. Y que creemos que es fundamental que, durante la vida, nos abracemos y digamos ‘te quiero’”.
Mientras tanto, la familia de Antonella cree que lo mejor que pueden hacer es recordar la vida de su hija. Tampoco se desvelan en saber si sus órganos hoy sostienen a alguien más. Silvia lo dice así: “No sé si está viva en otra persona, pero está viva en mí”
Más información
- Una persona donante puede salvar hasta ocho vidas, según datos del INCUCAI.
- Al momento de publicar esta nota, hay 7.202 personas que necesitan un trasplante para salvar su vida.
- La Ley de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, la N°27.447, más conocida como la Ley Justina, señala que todas las personas mayores de 18 años somos donantes a menos que expresemos la voluntad contraria.
- Sin embargo, explica Alejandro, “manifestar verbalmente y por escrito la voluntad de ser donante durante la vida es una ayuda para la familia en el momento duro del fallecimiento, porque les da la certeza de que ese era el deseo de la persona, y eso les brinda paz”.
- Cómo expresar voluntad de donar. Se puede hacer en forma digital a través de MiArgentina. También en forma presencial y por Correo Argentino. Es un trámite personal y luego puede modificarse. Más información.
- En la cuenta de Facebook Antonella Trivisonno la familia publica recurrentemente actividades sobre donación de órganos.