Día del árbol: creó una organización que cultiva y dona especies nativas para que los vecinos planten en sus veredas
Mientras pone sus manos en la tierra para plantar un nuevo árbol, Lisandro Grané mira para atrás y confiesa que, aunque no lo parezca, hace siete años atrás era un "workaholic". El trabajo dominaba su vida. Se pasaba horas y horas trabajando, dedicado a la publicidad y ganaba muy bien. Sin embargo, no tenía tiempo para disfrutar el dinero que con esfuerzo conseguía. Hasta que, en 2011, el nacimiento de su hijo Vito lo sacudió por completo y transformó su vida 360 grados.
"Vito vino a pegarme una cachetada y a decirme ‘la vida es otra cosa’. Me abrió el corazón, me cambió la perspectiva y me hizo entender que somos parte de algo mucho más grande. Me puse hacer cosas que yo sentía que formaban parte de dejarle a mi hijo un mundo mejor, un entorno mejor", dice Lisandro y asegura que, hasta ese momento, vivía muy centrado en sí mismo y en sus propias necesidades.
Con este deseo en mente, primero se aventuró en armar una huerta y en aprender a hacer compost. Luego, su entusiasmo por la naturaleza lo llevó a capacitarse en la producción y plantación de árboles nativos y a rodearse de personas que estaban en la misma sintonía para cuidar el medio ambiente. "Reconecté y me volví hacia la Pachamama, agradeciendo todo lo que la Tierra nos da", cuenta esta hombre de 44 años, rodeado de distintas especies de árboles en crecimiento, que cuida en el vivero que construyó en su casa de Parque Chas.
Cuando Lisandro arrancó con la producción de árboles, enseguida empezaron a multiplicarse los pedidos de amigos y conocidos que le solicitaban alguna especie para plantar. Fue entonces que se le ocurrió crear una organización social a la que llamó "Un árbol para mi vereda" basada en una original propuesta: que los protagonistas de mejorar los espacios verdes de la ciudad sean los mismos vecinos.
Para ello, ideó un sistema de apadrinamiento ¿Cómo funciona? El vecino que cuenta con un cantero vacío en la puerta de su casa, en su cuadra o en su barrio y tiene ganas de plantar un árbol, se pone en contacto con la ONG y completa un formulario. Una vez hecho esto, puede acercarse a buscar su árbol en alguno de los viveros que tiene esta organización social en Villa Soldati y Parque Chas. Ya llevan 600 árboles plantados.
Allí los integrantes de "Un árbol para mi vereda" les brindan los consejos prácticos para que los padrinos realicen una plantación exitosa acorde al espacio. A su vez, la persona debe comprometerse a cuidar y a regar el árbol, al menos durante el primer año de vida del mismo, para aumentar el índice de supervivencia de las especies.
Uno de estos 600 árboles es el que plantó Juan Carlos, vecino de Lisandro, en la puerta de su casa, donde antes tenía un cantero vacío que se había convertido en el vertedero de basura del resto del barrio. "A partir de la muerte de alguien cercano, Juan Carlos despertó y me pidió un árbol para plantar ahí. Lo ayudé a remover toda la basura que había tirada hace años y juntos plantamos el árbol", recuerda Lisandro, que hoy se alegra cada vez que pasa y ve las pequeñas flores blancas de la anacahuita.
El seguimiento de cómo crece cada una de las especies es constante, les cuentan desde si floreció hasta si algún pájaro hizo nido en sus ramas. En este sentido, el fundador de la ONG aclara: "No es que nosotros regalamos árboles, implica un compromiso fuerte de la gente, un intercambio de energía: de nuestra parte, brindar el árbol y, de parte del vecino, cuidarlo. Después recibirán su sombra, su regulación hídrica, sus frutos, los pájaros y las mariposas, generando una reconexión con la naturaleza".
Además del sistema de apadrinamiento, hoy "Un árbol para mi vereda" brinda talleres de capacitación en cultivo de árboles nativos y huertas comunitarias en escuelas, centros de rehabilitación, empresas y municipios. Rodrigo Túnica, miembro de la ONG, explica que en esos encuentros ya llevan plantados más de 7000 árboles y destaca la reacción que tiene una persona cuando agarra una semilla y pone las manos en la tierra. "Les cambia la energía", enfatiza Túnica.
Además, todos los viernes brindan un espacio abierto de voluntariado donde enseñan a trabajar en un vivero y la gente aprende desde la práctica. Así otorgan a muchas personas en situación vulnerable la posibilidad de tener una salida laboral.
Para concluir, Lisandro expresa: "El corazón de nuestra ONG es generar un nuevo sentido de comunidad, de comunión entre el hombre y la naturaleza, ese vínculo que no hace tanto tiempo se perdió. Podemos recuperarlo y el árbol es una gran herramienta para lograrlo".
Más información
Para apadrinar un árbol o ser voluntario de la ONG, contactate a www.unarbolparamivereda.org
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