Lejos de lo que muchos creen, quienes tienen este diagnóstico pueden trabajar y tener una vida insertos en la comunidad
Muchos de los villanos de las películas y series de televisión son caracterizados con una enfermedad mental como la esquizofrenia. También las noticias como "murió apuñalado por un joven con problemas mentales" -como el caso de un chico que acuchilló a un desconocido en un quiosco de Caballito en marzo pasado- terminan construyendo la idea de que todas las personas -o la mayoría- con algún padecimiento mental son violentas.
Sin embargo, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), menos del 3% de las personas diagnosticadas con esquizofrenia y otras psicosis comete actos violentos. Además, sólo el 1% de la población mundial desarrolla alguna forma de esquizofrenia durante su vida.
En los hechos, no existen evidencias médicas que demuestren una relación directa entre la esquizofrenia y las conductas agresivas. "Es un mito muy desafortunado porque estigmatiza. Las personas que sufren esquizofrenia son claramente más víctimas de violencia por parte de terceros que victimarios", dice Pedro Rafael Gargoloff, médico psiquiatra y asesor de la Asociación de Ayuda de Familiares de personas que padecen Esquizofrenia (AAFE).
Y agrega: "Mientras que alrededor del 10% de la población general presenta alguna conducta agresiva, las personas que sufren esquizofrenia registran un valor muy por debajo. Casi la mitad de estos episodios violentos son verbales y leves".
En esta línea, el neuropsiquiatra Gabriel de Erausquin señala que los trastornos de personalidad, el alcoholismo y la drogadicción aumentan mucho la probabilidad de actos violentos, mientras que los diagnósticos de trastornos del ánimo o psicóticos lo hacen en bastante menor grado. "Dentro de esta población, la mayoría de los actos violentos son autodirigidos [tentativas suicidas], y los que son para con otros no parecen diferir estadísticamente de los que se ven en la población general comparable", sostiene.
Además aclara que "si bien es cierto que las personas con esquizofrenia que además abusan de las drogas cometen muchos más actos de violencia, esto también es verdad para aquellos que no padecen la enfermedad".
Mucha desinformación
Carlos Córdova es psicoanalista y supervisor de la Institución Fernando Ulloa. Trabaja en el hospital Moyano y asegura que, en sus pacientes, no conoció la violencia, sino el amor puro. También vio allí mucho abandono.
Explica que lo más grave de la esquizofrenia es que la persona no se puede comprometer con las cosas: "El mejor tratamiento para ellos es el de la amistad", afirma.
Los especialistas consultados coinciden en que existe mucha desinformación en relación a este padecimiento mental, y eso genera impresiones erradas. "Todo lo que es distinto a lo largo de la historia de la humanidad fue visto como amenazante. Una persona extravagante o diferente puede producir sensaciones de temor o fascinación. Cuando uno ve a alguien que habla solo en la calle, en general siente temor porque no se puede predecir lo que va a pasar", subraya Martín Nemirovsky, coordinador general de Proyecto Suma.
Sobre este punto, Julián Pessio, psiquiatra del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), dice: "Se tiene la creencia de que estas personas son imprevisibles y peligrosas. Además del temor a lo desconocido, hay que tener en cuenta el rol que tienen los medios de comunicación. Muchas veces las noticias hacen énfasis en algunos hechos protagonizados por un pequeño porcentaje de las personas con esquizofrenia".
Otro mito que marca Pessio vinculado a quienes tienen esta condición, es que se piensa que están desconectados de la realidad. Explica que hay cuadros muy variados y existen personas que interactúan perfectamente con la sociedad. "Es importante resaltar que, en general, las personas con esquizofrenia que son acompañadas por sus familias tienden a cometer menos actos de violencia", cuenta.
En relación al rol de la familia, Nemirovsky advierte que es importante que los miembros del grupo familiar comprendan lo que le pasa a la persona con esquizofrenia. "Cuando entienden lo que le sucede no se enojan tanto, pueden acompañarla de una manera distinta y colaborar a que pueda reponerse", destaca. "Primero hay que ayudar a la familia a entender el trastorno. Luego, ellos tienen que darse cuenta cuando puede empezar a descompensarse, para estar prevenidos. El mayor aprendizaje es el de lidiar con la dificultad."
Los profesionales consultados aseguran que para llevar una vida normal, quienes tienen este diagnóstico deben contar con psicoterapia, medicación y un abordaje de inclusión social. "Si la gente baja el nivel de estigma, discriminación y prejuicios, las cosas van a ser más fáciles. El cuadro cambia mucho si se empieza a tratar desde el primer episodio de forma adecuada", concluye Gustavo Guardo, director general de Proyecto Suma.
Algunas de las organizaciones que contienen a pacientes y familiares
Proyecto Suma
Tiene como objetivo dar tratamiento y conseguir la integración social, laboral y familiar de las personas con padecimientos mentales. Orienta su accionar a la promoción y al restablecimiento de la salud y de los lazos comunitarios
Fundación Discar
Su misión es que la inclusión de las personas con discapacidad sea un hecho natural y cotidiano en la sociedad. Está integrada por un equipo interdisciplinario de profesionales, artistas, estudiantes y voluntarios
Los Embolsados
En este taller para los pacientes del hospital Borda se realizan bolsas ecológicas de papel. De esta forma, brindan una propuesta terapéutica y psicoeducativa, que ayuda a desarrollar habilidades, crear recursos y fortalecer la autoestima
proyectoecobolsas.blogspot.com.ar
AAFE
Es una organización con sede en La Plata, cuyo fin es la ayuda mutua entre familiares de personas con esquizofrenia. Trabaja para lograr una mejor calidad de vida, brindándoles a las familias orientación relacionada con ese padecimiento mental
Institución Fernando Ulloa
Es un centro de psicoanálisis abierto a la comunidad. Se brinda asistencia clínica con orientación psicoanalítica a niños, adolescentes, adultos, parejas y familias a través de un bono voluntario de atención clínica