Del surf al ciclismo, trabajan con deportes por la inclusión de chicos con autismo
Liz levanta su tabla de surf de la arena y corre hacia el mar de Playa Grande, en Mar del Plata. Tiene 7 años, es su primera vez en "La feliz" y contra todo pronóstico, se acuesta sobre el tablón de madera y agitando sus brazos avanza entre las olas y se para. Dura un segundo haciendo equilibrio de pie, es un momento efímero, pero demuestra todo lo que avanzó tras años de terapia acuática y motriz.
A pesar de tener un retraso global del neurodesarrollo y haber sido diagnosticada con epilepsia secundaria desde los 3 años, en su entorno familiar nunca quisieron ponerle un "techo" a sus posibilidades. Por eso, cuando descubrieron la asociación Amigos en Movimiento, sintieron que al fin habían encontrado el lugar ideal para Liz.
"Amigos es un espacio lúdico deportivo para niños con trastorno del espectro autista (TEA) y con otros desafíos del neurodesarrollo que funciona hace seis años", explica su fundador, Gonzalo de Lorenzo (34). Es profesor de educación física y junto a su esposa Daiana Tancredi (30), también profesora, trabajan hace 10 años en diversos centros terapéuticos, especializándose en TEA. En 2013, empezaron este proyecto orientado al desarrollo físico, social y emocional, que busca generar la inclusión activa de estos niños en la sociedad a través del deporte.
Amigos es un espacio lúdico deportivo para niños con trastorno del espectro autista (TEA) y con otros desafíos del neurodesarrollo que funciona hace seis años
"Arrancamos con tres chicos y ahora son 70. Incluso, tenemos una lista de espera", cuenta, con orgullo, Gonzalo. Todos los sábados, los chicos se juntan en el Parque Manuel Belgrano, de Buenos Aires, donde los dividen en grupos según rango de edad, grado de TEA y nivel cognitivo. "El encuentro dura dos horas y responde a una rutina: llegan, tienen su saludo, hacemos una actividad en grupo como puede ser ciclismo, van al baño, toman agua y hacen algún otro deporte más dinámico, como skate. Luego, se juntan en otros grupos y comparten un picnic como cierre del día", detalla el profesor.
Si bien las actividades responden a una rutina estructurada, el grupo de 14 profesores y ocho profesionales de la salud (acompañantes terapéuticos, psicopedagogos, terapistas, fonoaudiólogos y maestras de jardín) intentan que los ejercicios sean de lo más diversos. "Constantemente estamos renovándonos. Los chicos practican fútbol, básquet, tenis, skate, slackline (o cuerda tensa), ciclismo y hockey adaptado, entre otros. Además, armamos salidas para que anden en kayak y campamentos. El año pasado, también implementamos el viaje de surf a Mar del Plata", detalla Gonzalo. Sumado a esto, los chicos también tienen la opción de asistir los jueves y viernes a clases de natación en Núñez y Palermo.
Todos los sábados, los chicos se juntan en el Parque Manuel Belgrano, de Buenos Aires, donde los dividen en grupos según rango de edad, grado de TEA y nivel cognitivo.
El objetivo de Amigos en Movimiento es "erradicar el mito de que los chicos con desafíos del neurodesarrollo no pueden relacionarse con otros". "Queremos un deporte sin barreras de inclusión", afirma su fundador. A partir de las herramientas que incorporan en las clases pueden "luchar contra el sedentarismo, hacer actividad física y juegos que les permiten ser más flexibles, relacionarse con otros y trabajar su paciencia", específica Gonzalo.
Además, gracias al progreso de los chicos a corto, mediano y largo plazo, se ven capaces de complementar lo aprendido en Amigos en sus respectivas escuelas. "Muchos suelen ser apartados de las clases de educación física del colegio, les enseñan a hacer las cosas de manera individual y no los involucran en la actividad en grupo. Se vuelven observadores más que participantes", cuenta Gonzalo. Sin embargo, tras asistir a las clases deportivas se sienten más confiados para compartir con el curso. "Hay que generar una inclusión activa de estos chicos, que puedan practicar deportes con sus pares o con su familia", resalta.
Queremos un deporte sin barreras de inclusión
El proyecto Surf Azul consiste de un viaje de fin de semana en grupo a Mar del Plata, si bien hace cuatro años que lo planeaban recién en 2018 pudieron hacer el primero. "Antes de viajar les anticipamos lo que ocurrirá: el traslado en combi, la escuelita de surf a la que asistirán, dónde van a dormir y qué lugares van a visitar", cuenta el educador. Así, logran que los chicos se tomen "con mucha calma" el momento de enfrentarse a estímulos nuevos.
"Los beneficios del surf como terapia no pueden compararse con los de un tratamiento convencional. Tienen que adaptarse a un ambiente muy flexible, que es el mar, al movimiento y el balanceo. Cuando se deslizan sobre la tabla estimulan sentidos perceptivos y lo gesticular, generan una mayor interacción con el entorno y cuando logran pararse, les eleva muchísimo la autoestima. Es algo impresionante, en lo motor y en lo social", explica Gonzalo.
Terapia en primera persona
Moira (65) es abuela de Liz, quien asiste a las clases de Amigos desde hace cuatro años, y se siente orgullosa del grupo que integra su nieta. De todas las terapias que realizó en años anteriores, asegura que es "la más importante y completa". "Empezó a hacer hidroterapia con Daiana, que un día la invitó al grupo y ella se prendió de inmediato. Le fascinan todas las actividades que practican allí", cuenta.
Su abuela destaca que Liz aprendió a "manejar su cuerpo con mayor armonía, adquirir pautas de un juego con otros para comportarse en grupo, compartir y calmar su ansiedad". Pero una de las cosas que más la emocionan es que cada vez que su nieta regresa de una actividad vuelve "con una sonrisa de oreja a oreja".
"El año pasado a Liz la convocaron para ir a surfear a Mar del Plata y la pasó bárbaro. Yo también, a pesar de que ella estaba lejos, lo viví con mucha tranquilidad porque confío en Gonzalo, en Daiana y en todo el equipo. Es más, este año vuelve a irse a fines de noviembre con ellos y no podemos más de felicidad", adelanta Moira.
Por otro lado, Celeste (39), mamá de Marga (11) y Vicente (3) hace énfasis en lo fundamental que son las clases de Amigos como un "espacio de pertenencia". "Mi hija, que tiene TEA, va desde hace cinco años y no quiere faltar nunca. Ahí se encuentra con sus amigos y realiza actividades que le encantan, se ha creado una comunidad muy linda", cuenta.
"Encontrar lugares donde acepten a tus hijos con TEA no es fácil. Es una alegría enorme verlos lograr cosas, cómo coordinar manos y piernas, y desarrollarse socialmente", opina Celeste.
Uno de los momentos más emocionantes desde que su hija asiste a los encuentros de Amigos fue cuando la invitaron a participar del viaje de surf.
Uno de los momentos más emocionantes desde que su hija asiste a los encuentros de Amigos fue cuando la invitaron a participar del viaje de surf. "Sentimos adrenalina al pensar que se iba sola y que realmente tenía las capacidades para hacerlo y disfrutarlo –describe Celeste–. Volvió tan feliz que este año seguiremos apostando porque se supere a sí misma arriba de la tabla".
Cómo colaborar
Para llevar a cabo el proyecto Surf Azul, los integrantes de Amigos en Movimiento necesitan de la colaboración de personas, marcas y empresas comprometidas con el deporte y la inclusión. Para ayudar escribir a amigosenm@gmail.com.