Del espasmo a la acción
Los argentinos fuimos evolucionando en las maneras de expresar nuestro compromiso social. Hace 20 años consistía en un impulso espasmódico que generaba la conciencia de pensar un rato en los demás, pero sin ir más allá. Hoy se manifiesta en una conciencia por el otro que está asentada y el paso de hacer algo es más permanente en esta nueva cultura solidaria. Como contrapartida, actualmente lo espasmódico se manifiesta en las iniciativas que buscan juntar un millón de personas en un lugar o conseguir tantos Me gusta en Facebook o RT en Twitter.Por otro lado es increíble lo prestigioso que es ser voluntario contra lo que era hace tres décadas. Hoy, la solidaridad está muy bien vista y esto tiene que ver con un crecimiento de la sociedad.Otro gran avance es que los mensajes solidarios se piensan dirigidos a toda la sociedad y antes estaban orientados a sectores específicos. Porque hoy a todos nos interesa que se cuiden los árboles, que aumente el número de donantes de órganos o que disminuyan los accidentes de tránsito. Y esto ayuda a fortalecer el tejido social.A su vez apareció un voluntariado digital que no es virtual, porque la virtualidad es inasible. Y todos estos millones de personas que ponen Me gusta o RT lo hacen con convicción, porque se comprometen con determinadas causas. Y son incontables.También es cada vez más visible un voluntariado permanente casi intangible. Porque es muy difícil calcular cuántas horas destinan las personas a tareas solidarias. Por ejemplo, una familia que decide dedicar un rato de su fin de semana a llevar juguetes a un hogar no figura en ninguna estadística, y estos pequeños gestos suceden de manera explosiva.Creo que esta disolución del voluntariado tradicional que se transforma en cultura es una fiesta.
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