Daniel Arroyo: "Para parar el hambre, hay que resolver el tema del costo de los alimentos"
Además de haber sido uno de los primeros ministros confirmados por Alberto Fernández, Daniel Arroyo también es uno de los integrantes del gabinete nacional que mayores consensos acumula. Al frente de la cartera de Desarrollo Social, el exdiputado coincide con el diagnóstico hecho por el Presidente: asegura que asistimos a "una catástrofe social" y dice que su tarea es urgente. Plantea que las dos cuestiones inmediatas por resolver son "el hambre y el endeudamiento de las familias", para lo cual es crucial "bajar el precio de los alimentos y brindar acceso a créditos", con "una mirada integral y federal". Desde su óptica, "el cambio es de abajo hacia arriba" y con ese fin también buscará "fortalecer la economía popular".
Una de sus primeras medidas será una tarjeta alimentaria, de entre 4000 y 6000 pesos mensuales, para un sector crítico: madres y padres de hijos de hasta 6 años, embarazadas y personas con discapacidad, todos ellos titulares de la AUH. Será implementada en los próximos días. El tiempo no sobra. "Va a ayudar a empezar a mejorar y a mitigar la problemática del hambre en la Argentina", explicó el ministro.
En materia de pobreza, ¿cuál es el diagnóstico del que parten?
Partimos de que hay una catástrofe social. Una crisis es algo acotado: un grupo, un sector, una zona del país o un rubro productivo. Pero una catástrofe es cuando quiebra todo. Los más pobres tienen problemas de hambre y los que hacen changas están totalmente trabados porque no hay movimiento económico. Hay 300.000 personas sin trabajo y a los que tienen trabajo los ingresos les han caído mucho porque las paritarias van por debajo de la inflación. El docente que tiene dos cargos se endeuda igual y el fletero al que no le bajó el trabajo se funde trabajando. No ha habido muchos momentos en la Argentina donde se quebró toda la estructura social, aunque han habido crisis más graves. Y de toda esta catástrofe hay dos temas que son muy fuertes: uno es que todo el tiempo aumentan los alimentos, y eso ha desacomodado todo, y el segundo es el endeudamiento de las familias, que no están en cero, sino que están en menos 10.
¿En qué momento comenzó a gestarse esta situación?
En estos cuatro años pasaron dos cosas que complicaron todo. Primero, que no hubo ninguna política en torno a los precios de los alimentos. La idea de mirar para el costado y que esto se acomodaba solo, por arte de magia, terminó generando un costo altísimo a las familias, porque gran parte de su ingreso se va en alimentos. Lo segundo es que los costos fijos subieron también, por luz, gas, agua, alimento, transporte, combustible. Entonces, a una familia le sobran muchos días del mes, a los que no llega. Eso es lo que termina en un fenómeno de endeudamiento. El que tiene tarjeta de crédito paga el mínimo y patea para adelante: 170% de interés anual. El que va a la financiera de la esquina, 200%. Y el que vende droga termina teniendo billetes y dando créditos diario. Esto no había pasado en otros momentos. Yo creo que, objetivamente, el gobierno anterior miró para el costado.
Pero sí hubo un aumento de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y un incremento en planes sociales. ¿Cómo conviven ambas situaciones?
En el gobierno de Mauricio Macri ha habido más cantidad de gente en planes sociales que en la gestión previa. Fue por dos cosas: se extendió la AUH a los monotributistas y se puso en marcha la Ley de Emergencia Social, que termina siendo el salario social complementario. Esto aumentó la cantidad. Sobre la idea del gasto social, eso es relativo, porque se hizo una reforma previsional que hizo perder mucho el ingreso a las personas con AUH y a las que tienen jubilación. Con lo cual, efectivamente hay más gente bajo planes sociales, pero lo del monto es muy relativo, porque fue desacomodado. Más allá de eso, el aumento permanente del costo de los alimentos y del resto de los gastos de la familia ha complicado todo. No alcanza la plata. En términos de trabajo, lo único que "derrama" en la Argentina es la clase media. Si yo ando bien y se me rompe la cortina de mi casa, llamo a alguien para que la arregle, sino, me pongo a arreglarla yo y no "derramo". La traba de la clase media, el aumento de los costos fijos y de los alimentos terminó generando un cuello de botella complicado.
"Macri no tuvo ni tiene sensibilidad social. No vio a los que menos tienen, no los entendió, no le duele el dolor del otro".
¿Sus primeras políticas buscarán solucionar esos puntos críticos?
Primero, estamos buscando parar la caída. Resolver el problema del costo de los alimentos, que todos accedan a la Canasta Básica. En un país donde baja mes tras mes el consumo de leche y en el que el control de peso y talla nos da una generación de chicos pequeños y obesos, lo primero es hacer una política específica para resolver eso con las madres que tienen hijos menores de 6 años. Por eso, por un lado, la tarjeta de alimentos va a estar dirigida a esos sectores. Y por otro, a generar un esquema para desendeudar a las familias. Esas son las dos cuestiones centrales para parar la caída.
Entonces, la tarjeta será el primer paso del Plan Argentina contra el Hambre. En concreto, ¿cómo se va a poner en funcionamiento?
Se va a ir implementando escalonadamente, con un cronograma de entregas. Es como una tarjeta de débito de un banco público (N. del R: el que determine cada provincia), que no permite extraer dinero sino solo comprar alimentos. Se va a recargar todos los meses y le va a permitir a las familias con chicos menores de 6 años o a la mamá a partir del tercer mes de embarazo, comprar los alimentos que necesiten, como quieran, excepto bebidas alcohólicas. Esto va a ayudar a empezar a mejorar y a mitigar la problemática del hambre en la Argentina. Además, va a permitir hacer una política nutricional, porque también hay malnutrición. Hoy, lo que se está comiendo todo el tiempo son fideos, harina y arroz.
¿Cómo va a ser esa mirada sobre la calidad de la dieta?
Es porque cuando alguien compre alimentos, codifica y así se sabe lo que compra. En función de eso, el nutricionista o profesional de salud le dirá: "Fijate que te falta esto o aquello", "anda por este lado", "consumí tal producto, más lácteos". Es decir, va a permitir ambas cosas a la vez: mitigar el problema del hambre y hacer una política nutricional.
Para esto, ¿están usando la información de los observatorios técnicos de las universidades y de las reuniones con el comité multiactoral?
En este Consejo de Argentina Contra el Hambre están los supermercados, los que producen alimentos, las entidades del agro, que trabajan la tierra; los dirigentes sociales, sindicales, los eclesiásticos. Trabajamos desde tres datos. Primero, el Observatorio de la UCA, que hace lo que se llama "pobreza multidimensional" y que permanentemente miden su evolución. Segundo, el Indec y las distintas instituciones que hacen el índice de precios barrial, que mide cuánto salen los alimentos en el barrio (que en general son más caros) y hacen un control de peso y talla. Ellos han detectado un problema serio con los chicos menores de 2 años, problemas de malnutrición importante y severa. Y después, todo lo más neurológico con Ineco, que mide el desarrollo cognitivo y otras cuestiones. Todo esto hoy está disperso en el país, lo vamos a unificar, va a ser la primera vez que una política social se observe y, sobre eso, se haga una política real.
También hay un porcentaje del país sumergido en la pobreza crónica, estructural, que no mejora aún en épocas en que la economía sí lo hace.
Podría decirse que hoy en la Argentina hay pobreza estructural, más una nueva pobreza. Si mañana la soja tiene un pico y la economía vuela, la pobreza baja a 25% y se traba ahí. Hoy es de casi 40% porque se desmadró la actividad económica. La pobreza estructural tiene que ver con el esquema socioeconómico y posee tres características. Primero, falta de infraestructura básica. Segundo, es intergeneracional: alguien es pobre, sus abuelos fueron pobres y, seguramente, sus hijos lo sean. Y tercero, es pobreza sin vínculos en el mercado laboral. Alguien puede hacer changas cada tanto, pero no tiene movilidad social, no entra al mundo laboral. Esa es la pobreza estructural en el país. La diferencia de la pobreza crónica urbana respecto de la crónica rural es que la primera cruza con vender droga en los barrios, hacinamiento, informalidad laboral, tensión. La pobreza rural cruza con peor infraestructura básica, falta de oportunidades, pero no con la tensión y no con la dificultad propia de vivir en un barrio.
¿Y cómo piensan trabajar para bajar los números de esa pobreza?
Hace falta una política integral. El Plan Argentina Contra el Hambre no es solo una tarjeta, sino que es una política sanitaria, es el acceso al agua, es fortalecer que los chicos vuelvan a la escuela. Es un conjunto de elementos clave que vamos a ir presentando. En el caso de lo rural, ahí no es tanto la tarjeta el instrumento, pero sí el conjunto de políticas que acompañan. El último informe de UCA habla de casi un 14% de los niños con inseguridad alimentaria severa, lo que llamamos hambre. Ese es el gran tema del país.
Ya sabemos que el trabajo involucrará a distintas áreas del Estado nacional. ¿Pero cómo van a articular esto con las provincias?
La política federal solo lo es realmente si es de abajo a arriba. Trabajamos con todas las provincias, con todos los municipios. En el caso de la tarjeta, será una modalidad única, pero todo el resto de las políticas tiene que ver con las características de cada región. Todo lo que tenga que ver con apoyo económico productivo, con políticas de Estado, con infraestructura y hasta la definición de la Canasta Básica Saludable, eso es de cada región. Son muy distintas las características alimentarias del Sur del país con las del Norte o las de Cuyo. Por eso, esto es bien de abajo hacia arriba. La Argentina es un país con 24 provincias. La forma de fracasar seguro es hacer un enlatado, ir con un plan, un programa y volcarlo como sea.
"Hay es mucha falta de información sobre qué es un plan social o qué es un derecho como la AUH. Hay que sacar el ministerio a la calle, porque no hay prejuicio, hay poca información".
Usted mencionaba a la primera infancia como un sector crítico. ¿Cómo lo van a abordar y qué rol cumplirá la Secretaría de la Niñez?
El gobierno anterior puso bien en agenda el tema de primera infancia pero lo transformó casi en un problema arquitectónico de hacer 3000 jardines. Prácticamente, no se hizo ninguno. Partimos de la base de que hay mucho que está hecho en la Argentina: hay muchos jardines comunitarios, maternales, que hay que trabajar, fortalecer y articular con el sistema educativo. La tarea no es hacer edificios, sino acompañar personas, encarar políticas públicas, establecer protocolos, capacitar, mejorar en cada lugar la infraestructura. Se necesita una gran política para la primera infancia.
En su mirada, suele darle un lugar destacado a la economía popular, del cuidado, y a las cooperativas. ¿Qué planes tiene para esos rubros?
Vemos que cinco sectores productivos son estratégicos para salir y mejorar la situación social: la construcción (veredas, viviendas e infraestructura básica), la producción de alimentos (el Plan Argentina contra el Hambre no es solo un derecho sino un gran esquema de relación de empleo de alimentos), lo textil, lo que tiene que ver con reciclado y también la economía del cuidado. Son sobre todo mujeres, no sólo las que cuidan a gente grande, sino chicas también en jardines y en distintos lugares. Hay que potenciar ese esquema. No solo es el reconocimiento de mucha gente que está haciendo tareas, sino un gran plan de empleo en la economía.
Anunciaron un sistema de créditos no bancarios. ¿Cómo va a ser?
Hay 4 millones de personas que realizan trabajos y oficios, que son carpinteros o mecánicos, no que quieren serlo: ya lo son, pero que no acceden a créditos bancarios porque no tienen qué mostrarle a un banco. Muchos terminan tomando un crédito al 200% anual en la financiera de la esquina. El esquema es armar un gran sistema de créditos bancarios a tasa muy baja, de 2 o 3% anual, para maquinas, herramientas e insumos, para que el pibe que es mecánico en su casa pueda tener el escáner de la computadora y cuando le caigan tres autos de golpe tenga que pedirle al pibe de la esquina que lo ayude y así se empieza a mover la economía. Esto es desarrollo social y creemos que se construye de abajo hacia arriba.
¿Considera que es al revés de lo que planteó el Gobierno anterior?
Sí. Doy un ejemplo: en Neuquén, nos pusimos a hablar de los créditos y un pibe levantó la mano y dijo que hacia pizzas en la casa y que ganaba 420 pesos por día. Por eso, nunca lograba comprar la horma de queso entera y entonces le salía más cara. Pero si puede comprar la horma entera, va a ganar un maguito más y va a ir a comprar a la esquina, a la vuelta. Es decir, va a mover la economía del barrio. ¿Qué le falta? Insumos. Desde eso chiquitito a algo más grande, Argentina tiene un grave problema de acceso al crédito para máquinas, herramientas, insumos y bienes de capital.
¿De dónde van a salir los fondos? ¿Y qué va a pasar con los dineros reservados de la AFI que el presidente decidió reasignar?
Todo lo que estamos planteando es de reasignación de partidas de las áreas sociales. Los planes del programa no tienen un costo fiscal adicional. Tiene que ver con partidas asignadas presupuestadas o prearmadas de las distintas áreas sociales. Nada de esto estaba presupuestado, lo estamos reformando. Los fondos reservados de la AFI van a ir directo a la cuenta del Plan contra el Hambre. Todavía no tengo el monto de cuánto dinero va a ser eso.
En este momento, ¿cuántos planes sociales está dando el Ministerio?
Hay unas 550.000 personas que reciben lo que la gente comúnmente llama planes sociales, que es la mitad de un salario mínimo. Algunos, lo hacen capacitándose; otros, realizando alguna tarea. Nosotros vemos el traspaso de estos planes sociales al trabajo en los cinco sectores productivos antes mencionados, o con capacitación y créditos para herramientas.
El gobierno viene marcando la necesidad de un "nuevo pacto social", que ayudaría a achicar la "grieta". ¿Cómo se lo construye?
Para mí, el pacto social tiene que tener por lo menos tres condiciones mismas desde lo social: que todos tienen que comer, no puede haber hambre en la Argentina; que los chicos tienen que estar en la escuela, que es lo mejor que tenemos; y que no se pueden dar créditos usurarios.
¿Y de esta manera se contribuiría a reducir la grieta social en el país?
Hay cuatro Argentinas: una que es más pobre, que no tiene lo mínimo, no tiene piso de material ni acceso a servicios; otra de gente vulnerable, que vive de las changas o del trabajo informal; una Argentina de la clase media y una de clase alta. Mi gran temor desde siempre es que las tres Argentinas de arriba crean que el problema es la Argentina de abajo. Esa es la grieta social, la tensión de la conflictividad. Hay grieta política, pero para mí es secundaria. En cualquier país hay tensiones políticas, más o menos fuertes. La grieta social es el gran tema y donde tenemos que construir una política.
¿Cuánto tiempo llevará revertirse las situaciones más críticas?
Tengo un cronograma, un punteo, pero creo que el gobierno anterior hizo un marketing de metas y de propuestas y que entonces hay que ser muy respetuosos y cautelosos. La idea de "segundo semestre", de "pobreza cero", de "brotes verdes", del "mejor equipo de los últimos los 50 años"… Hay que ser cautelosos y ponerse a trabajar. Empezamos con el Plan Argentina Contra el Hambre antes del 10 de diciembre y sobre esa base lo que tenemos que hacer es trabajar todo el día, para mejorar día a día.
Si la economía no acompaña, ¿cómo se financiarán estas políticas?
Acá hay una política integral, Alberto Fernández y el ministro de Economía lo han planteado. Yo planteo una pata, que es la cuestión social, que es la más crítica y la más compleja, pero tiene que haber un funcionamiento general de la economía, que efectivamente va a funcionar bien.
Por último, podría explicar en qué consiste la "solidaridad en la emergencia" que señaló el presiente.
Básicamente va a haber una ley de solidaridad. Creo que lo que tenemos es una gran grieta social y hay que reencauzar el equilibrio social de los argentinos. Acá ha habido una catástrofe, se ha desacomodado toda la estructura y venimos a reconstruir esa estructura hoy quebrada.
Qué piensa de..…
- Mauricio Macri: "No tuvo ni tiene sensibilidad social. No vio a los que menos tienen, no los entendió, no le duele el dolor del otro".
- Un acierto de la gestión anterior: "El Plan Etnia, que es un plan para la prevención del embarazo adolescente".
- El desafío de "la grieta": "El gobierno de Alberto viene a resolver la grieta, viene a construir unidad y un esquema que rearme la movilidad social. Reconstruir las base de que hay un camino para mejorar que es estudiar y trabajar".
- Los prejuicios entorno a la AUH: "La gente no tiene prejuicios, lo que hay es mucha falta de información sobre qué es un plan social o qué es un derecho como la AUH, porque el que tiene un trabajo formal también cobra la asignación familiar. Mi tarea es comunicar. Hay que sacar el ministerio a la calle, porque no hay prejuicio, hay poca información".
- Lo aprendido de su experiencia anterior: "A tener paciencia y a hablar con todos"