Cuarentena: alertan sobre un aumento de los casos de violencia contra niños y niñas
Abuso sexual, maltrato físico y psicológico, grooming, negligencia. La lista sigue. Esas son solamente algunas de las violencias contra niños, niñas y adolescentes que, según los especialistas en infancia, corren un alto riesgo de incrementarse en el marco de la cuarentena impuesta por el COVID-19. Para muchos menores, sus hogares están lejos de ser el sitio más seguro.
Paula Wachter, fundadora y directora ejecutiva de Red por la Infancia, subraya: "El hogar parecería ser idealmente el lugar de mayor protección para un niño o niña, pero lamentablemente puede ser el de mayor riesgo si tenemos en cuenta, por ejemplo, que entre el 70 y el 80% de los casos de abuso sexual son intrafamiliares".
Con el objetivo de visibilizar la problemática, la coalición Infancia en Deuda lanzó una campaña para advertir sobre la dramática situación que viven miles de niños, niñas y adolescentes. Junto con Aldeas Infantiles están ofreciendo en sus redes sociales recomendaciones para prevenir la violencia durante la cuarentena (#CuarentenaSinMaltrato). Por otro lado, desde la iniciativa Spotlight –una acción conjunta de la Unión Europea y las Naciones Unidas orientada a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas– hablan sobre #LaOtraPandemia, subrayando que en emergencias globales como la del COVID-19 las tasas de abusos y maltrato en la infancia aumentan.
Abordemos los conflictos desde los buenos tratos, sin recurrir a ninguna forma de violencia física o emocional. #CuarentenaSinMaltrato@AldeasArgentinapic.twitter.com/hVytgpOQ6t&— Infancia en Deuda (@infanciaendeuda) April 7, 2020
Los referentes consultados por LA NACION coinciden en el diagnóstico: con las escuelas cerradas y los centros de salud concentrados en la atención de la emergencia sanitaria, la vulnerabilidad de los chicos y las chicas queda aún más invisibilizada, ya que se trata de dos espacios claves en la detección de casos de violencia. Además, el aislamiento del grupo familiar –donde se incrementaron los niveles de estrés e incertidumbre económica–, no solo puede profundizar situaciones de maltrato preexistentes, sino promover las condiciones para que de desarrollen nuevas violencias, hoy más difíciles de denunciar.
Por eso, plantean que la prioridad es generar redes comunitarias de prevención, detección e intervención, haciendo énfasis en el importante rol que cumple cada miembro de la sociedad en estar alerta y denunciar.
Marisa Graham, Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes, enfatiza que la extraordinaria situación actual presenta enormes desafíos. Si bien señala que las líneas de atención gratuita, como la 102 –de asesoramiento sobre los derechos de los chicos y chicas–, cumplen un rol importante, advierte: "Uno de los modus operandi de los violentos es el aislamiento de sus víctimas. La cuarentena, lo refuerza. Acceder a estos números no siempre es posible para la víctima que está conviviendo con su agresor".
Necesitamos más que nunca de los vecinos y vecinas, del encargado del edificio, de quienes venden alimentos y de las redes barriales. Tenemos el deber de denunciar
Para la defensora, es clave generar mecanismos de "alerta social y comunitarios". "Necesitamos más que nunca de los vecinos y vecinas, del encargado del edificio, de quienes venden alimentos y de las redes barriales. Que todos aquellos que están accesibles a la comunidad en estos momentos puedan ser informantes claves. Cuando alguien me pregunta: ‘¿Yo puedo hacer la denuncia? ’, mi respuesta siempre es: ‘Debés denunciar", detalla Graham.
Una opción es la línea 102. "Muchas veces los chicos y las chicas no pueden llamar, sobre todo los más pequeños, y lo tienen que hacer los adultos. Necesitamos de la solidaridad y sororidad de todos. Lo que sucedió en la Argentina es que se rompió el tejido social: tenemos que volver a construir esa red para estén contenidos los niñas, niñas y adolescentes", asegura la defensora.
En aquellos lugares alejados de los centros urbanos, Graham considera fundamental acudir a estrategias nuevas y diversas: "Las farmacias, por ejemplo, pueden ser un lugar de denuncia. Tener una escucha atenta y una atención empática, sobre todo cuando se acerca un adolescente, es clave".
Una tendencia en aumento
Desde Aldeas Infantiles hacen hincapié en que las diferentes formas de violencia que sufren niñas, niños y adolescentes es un problema históricamente invisibilizado y poco atendido. Alejandra Perinetti, directora nacional de la ONG, sostiene: "En la Argentina, más de la mitad de los chicos y las chicas sufren violencia en su vida cotidiana. Por otro lado, tenemos indicios de que esa violencia se profundiza en contextos como el actual, sobre todo porque las familias están sometidas a mayores exigencias". Y sigue: "Muchos viven de la economía informal, el día a día, esto también genera que los papás y las mamás estén sumidos en una situación muy compleja y la violencia es un modo de comunicación que se replica".
En la Argentina, más de la mitad de los chicos y las chicas sufren violencia en su vida cotidiana. Tenemos indicios de que esa violencia se profundiza en contextos como el actual
Wachter, que integra una mesa de especialistas en la que participa la ONU, OMS, Unicef, End Violence Against Children y Banco Mundial, entre otras organizaciones internacionales, cuenta que el incremento de los casos de abuso sexual es una tendencia que se observa a nivel mundial durante la pandemia del COVID-19. Para la referente, la cuarentena hizo que, por un lado, se pusiera "mayor presión sobre la violencia que ya existía en los hogares"; y, por el otro, que se volvieran evidentes maltratos que antes podían pasar desapercibidos. Al estar más tiempo en su casa, los adultos protectores que antes tenían su atención repartida en múltiples tareas, empezaron a "agudizar la mirada, a cambiar el registro y a detectar situaciones que les llaman la atención".
"Es como si se empezaran a caer capas de velos. En estos días, se triplicaron los llamados de mamás protectoras que sospechan que sus parejas pueden estar abusando de sus hijos e hijas: recibimos seis o siete por día. Ese aumento se replica a nivel global", cuenta. Los desesperados pedidos de ayuda llegan de todo el país, pero sobre todo del conurbano. Todo esto se agudiza en un contexto en que la circulación y la posibilidad de acceder a una fiscalía o hacer una consulta telefónica, se dificulta.
En estos días, se triplicaron los llamados de mamás protectoras que sospechan que sus parejas pueden estar abusando de sus hijos e hijas: recibimos seis o siete por día.
"Muchas mujeres me llaman desde el baño, susurrando. Es difícil pedir ayudar cuando tenés al agresor a tres metros de distancia", cuenta la directora de Red por la Infancia. "Están paralizadas –continúa–. Una mamá me contaba que la hija le pregunta todo el tiempo cuándo se va a ir el papá a trabajar. Imagináte lo que es para ese niño o niña que antes tenía un contacto con el agresor determinada cantidad de horas, pasar a estar las 24 horas, los siete días de la semana, con el abusador respirándole en la nuca".
El rol de las líneas gratuitas
Karina Leguizamón, presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires, cuenta que una de las estrategias implementadas en conjunto con el Ministerio de Educación porteño para ofrecer una herramienta a los chicos más chiquitos, fue utilizar un video de Unicef en el que, con dibujos y un lenguaje simple y claro, se explica a los niños y niñas cuestiones básicas, como que su cuerpo es suyo y nadie tiene el derecho de tocarlo. "Aparece en la plataforma educativa mientras los niños hacen la tarea, además del incentivo a llamar a la línea 102. En este momento, el único mecanismo directo sigue siendo la línea, por eso intentamos comunicarla lo más posible", explica.
Durante marzo, la línea 102 abrió 280 fichas de casos referidos a niños, niñas y adolescentes. En lo que va de abril, ya van 100.
Hernán Monath, especialista en protección de derechos de Unicef, subraya que desde esa organización buscan monitorear qué pasa con el funcionamiento de las líneas de atención a niños y niñas en todo el país. "Algunas provincias tienen líneas para comunicar dudas, evacuar preguntas o hacer denuncias, pero muchas no atienden las 24 horas o no pueden generar una respuesta rápida en territorio. Otra cuestión que debería priorizarse es la atención de los organismos de protección por redes sociales, un canal muy usado por los chicos y las chicas", advierte. Para Monath, la infraestructura de los organismos de niñez tiene recursos insuficientes y cree que este podría ser un buen momento para reforzarla.
Para Wachter, el aislamiento vuelve más evidente "la falta de políticas públicas coordinadas y efectivas". "La pandemia pone más presión a un Estado que ya venía dando una respuesta muy deficiente, que llegaba tarde y corría por detrás a esta problemática del abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes", afirma.Y concluye: "En este contexto, tenemos que abordar con urgencia respuestas comunitarias. La situación es una bomba de tiempo".