Cuando la tecnología abre puertas para las personas con discapacidad
A partir de la tecnología asistiva, aplicada al área educativa, esta especialista logra que niños con dificultades motrices puedan hablar, estudiar, comunicarse y tener una vida mucho más autónoma y plena
"Para la mayoría de las personas la tecnología nos hace las cosas más fáciles. A las personas con discapacidad se las hace posibles". Patricia Gutiérrez repite la frase una y otra vez. Es que es su frase de cabecera. La que, a lo largo de más de 25 años de profesión, se fue transformando en el motor de su vida.
La que dice en los cursos de capacitación que dicta en materia de comunicación aumentativa y alternativa. La que remarca a cada familia que llega a su oficina en búsqueda de una vía de comunicación donde la tecnología haga más fácil -hasta a veces posible- la relación con su ser querido. La misma que se encarga de repetir varias veces a lo largo de la entrevista. "Hablo del uso de la tecnología para hacer las cosas que sin ella estos chicos nunca van a poder alcanzar. Y me especializo en los más pequeños porque cuanto antes empiecen a trabajar en estas herramientas, mejor. ¿Qué quiero decir con ‘estás herramientas’? -enfatiza Patty, como le gusta que le digan-. Son los recursos, desde un switch, una tablet, un teclado especial, hasta una simple lámina con figuras ilustradas, que le permiten a un chiquito con alguna discapacidad poder comunicarse".
Gutiérrez lo ejemplifica claramente. "A través de todas estas herramientas un niño con parálisis cerebral que nunca iba a poder hablar ni caminar, ni agarrar un libro y elegir qué leer, puede elegir qué cuento quiere que le lean, puede aprender a leer y a escribir -se calla como si millones de imágenes hubiesen abordado su mente y no dejaran salir las palabras- a mí me atrapó eso: usar la tecnología para hacer aquellas cosas que sin ella no se podrían lograr". Y en ese proceso de poner a la tecnología al servicio de la comunicación, Patty se especializó -sin buscarlo- en la tecnología asistiva, aplicada al área educativa.
"La señora de mi hermano, Mónica, es psicopedagoga y entonces, como yo era la que sabía de computación en la familia, empezó a consultarme al principio -en relación a sus casos- por programas específicos que se podían llegar a utilizar en procesos de aprendizaje", cuenta la especialista.
Así, cuando en el mundo se anuncia públicamente el nacimiento de la triple doble ve -World Wide Web, que permitiría la consulta remota de archivos de hipertexto y que utilizaría Internet como medio de transmisión-, Patty se puso a trabajar con una compañera en el binomio educacióntecnología. "Viajé a Estados Unidos a un congreso sobre tecnología y educación y ahí fue la primera vez que vi este teclado adaptativo -muestra una especie tablero grande donde, a través de un código de barras y de una computadora, se lee la lámina que se coloca encima y la persona puede interactuar- hace más de 25 años. Me lo compré, lo traje al país y empecé así con esto de la tecnología orientada a ayudar a aprender de manera autodidacta", recuerda Patricia.
La curiosidad llevó a Patty a emprender el profesorado de enseñanza primaria. Más tarde se contactó con profesionales estadounidenses, estudió y obtuvo una certificación en la Universidad de California en tecnología asistiva.
"Después empecé a tomar cursos y a relacionarme con profesionales del área que, en aquella época, todavía era una cosa nueva. Los recursos que habían, eran demasiado caros y sofisticados. Ahora, en los últimos 10 años, con la llegada de las tablets, se generó una revolución impresionante. Todo esto ha cambiado y seguirá cambiando", afirma Gutiérrez.
Más que apoyo tecnológico
Patricia agarra un Ipad para mostrar cómo una persona, a través de más de 400 aplicaciones que tiene Apple, puede lograr avances realmente significativos en su aprendizaje comunicativo. Pero el Ipad no está solo en su mesa de trabajo. Es un elemento más que convive con cientos de láminas de colores forradas en papel contact para que no se estropeen con el uso, switchs de colores, tableros, teclados, computadoras, carpetas con más y más hojas.
"En general cuando uno habla de tecnología asistiva, la gente lo asocia con lo último en materia de tecnología y no es así. La tecnología asistiva implica desde los adaptadores de goma que uno pone en un lápiz para que el chico lo pueda agarrar mejor, una silla de ruedas o un bastón hasta una listita que le pongas al chico con las letras del abecedario para que la pueda poner en el pupitre como referencia para reconocer cada una", explica Gutiérrez. Y agrega: "Muchas veces tiene que ver más con estrategias, eso que responde a un paradigma o metodología que se conoce como diseño universal para el aprendizaje: atender más a la adecuación del entorno al chico, más que a la dificultad en sí. Es decir, que el entorno se adapte a entender sus necesidades". Patricia puso justamente el foco en eso, en entender las necesidades de la persona que llega a su "consultorio". "Acá los niños llegan, más que nada por el ‘boca a boca’ acompañados de sus familias o derivados por algún terapeuta, y lo que hago es una evaluación de necesidades de tecnología asistiva: probamos diferentes recursos de acuerdo a las características del chico, y leshago un informe sugiriendo recursos.
En muchos casos se llevan esa devolución y en otros establecemos un plan de trabajo donde yo enseño -a veces a ese chico directamente, otras veces a los papás o las terapeutas que trabajan con él- a usar estas cosas", explica la especialista. Tal es el caso de Felipe, que a sus 16 años, gracias a un plan de trabajo en conjunto con sus profesionales y sus familiares hoy está cursando el cuarto año del colegio secundario. "Felipe padece parálisis cerebral y, utiliza las aplicaciones del Ipad que le han resultado de gran utilidad para su desempeño académico en las distintas áreas curriculares, aprovechando todas las prestaciones de accesibilidad que le permiten compensar sus dificultades motoras", cuenta, quien agrega que, en la actualidad, están trabajando en la incorporación de una aplicación para su comunicación por medio de salida de voz. Patty deja bien en claro que no se dedica a trabajar cotidianamente con los chicos. "En general mi trabajo es asesorar y capacitar en el uso de todas estas herramientas. Yo suelo trabajar en el ámbito privado, pero mi sueño es en realidad que estas cosas lleguen a las escuelas públicas, a los lugares donde la mayor cantidad de chicos se puedan beneficiar con el uso de la tecnología asistiva". Si hay algo que Gutiérrez no se cansa de remarcar es que la tecnología asistiva no sólo beneficia a chicos con discapacidad y que todos - niños, jóvenes y adultos- siempre pueden aprender algo. Tengan el problema que tengan. "Chicos con dislexia, con problemas de aprendizaje, que tiene disgrafía, que no pueden escribir bien. Por eso sirve para aplicarla en todos los ámbitos como la casa y la escuela"-, señala la especialista-.
"Hay que entender que la computadora es una ventana de acceso muy importante y que, por lo general, todos poseen". Diego es un claro ejemplo de que "nunca es tarde para aprender". Si bien tuvo que transitar un arduo camino para que la tecnología asistiva llegara a su vida, hoy puede comunicarse. "Diego presenta un síndrome mitocondrial que implica dificultades motoras y la imposibilidad de comunicarse por medio del habla. Transitó su vida en un pueblo de la provincia de Entre Ríos, asistió a una escuela especial, donde la psicopedagoga Graciela Prada muy pronto percibió que sus habilidades intelectuales eran muy superiores a sus posibilidades físicas.
Fue ella quien le enseñó a leer y escribir y a quien Diego recurrió cuando quedó sin sus padres", relata Patty. En la actualidad Diego, a sus 45 años, vive con la familia de Graciela en Pergamino, donde encontró una contención y una inmediata inclusión social en la comunidad.
"Ha ido incorporando progresivamente el uso de la computadora, el teléfono celular y desde hace unos pocos meses la tablet, donde utiliza la aplicación "Proloquo4text" para comunicarse: escribe sus mensajes, que se reproducen por voz, puede almacenarlos para volver a usarlos, y hasta escribe sus emails o publica en Facebook desde esa misma aplicación", dice la especialista. Y aclara: "No hace falta contar con los últimos recursos. En general, a todos -en especial a los chicos- les encanta todo tipo de tecnología. Hay casos en los que para lograr que un niño diga ‘quiero puré’, se puede estar más de un año. Son procesos dificultosos, lentos y a veces los papás se agotan, bajan los brazos", cuenta Patty. La especialista recomienda tratar de tener constancia, paciencia y, sobre todo, trabajar en conjunto. "La tecnología los ayuda sin duda, y de seguro van a ir apareciendo recursos que facilitarán cada vez más el acceso a la comunicación. Pero es muy importa el trabajo interdisciplinario: probemos, veamos cómo funciona y pensemos, en conjunto, en todo lo que podemos hacer con lo que tenemos", concluye Patty.