¿Cómo hacemos para que todos los niños puedan crecer en un ambiente de cuidado?
Hoy se celebra el Día Universal de los Derechos del Niño
En nuestro país, históricamente existieron situaciones a partir de las cuales los niños y adolescentes eran separados de sus contextos familiares. Con la sanción de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en 1989 y más especialmente a partir del año 2005 con la sanción de la Ley N° 26.061 de Protección Integral de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, estos procesos se han dado en un contexto de mayores garantías de protección y solo deberían sucederse cuando se han agotado todas las medidas para evitarlo.
En materia legislativa, en la mayoría de las provincias se han creado organismos de aplicación de la ley pero, lamentablemente, no se ha logrado conformar un sistema de protección integral que articule las diferentes políticas públicas.
Con frecuencia, nos enfrentamos con la desarticulación de áreas del Estado que dan cuenta de intervenciones fragmentadas y la imposibilidad de pensar al niño desde una mirada integral, brindando respuestas que terminan revictimizándolo, sin llegar a constituir verdaderas alternativas que permitan restituir derechos.
Que un niño ingrese a un sistema de cuidado alternativo significa que ninguna persona de su entorno, sea referente familiar o afectivo, pudo brindar las condiciones para resguardar su integridad psicofísica. Trabajar desde un Programa de Cuidado Alternativo, como el de Aldeas Infantiles SOS, debe ir acompañado de un compromiso con la restitución de sus derechos, lo que supone un respeto a la historia y singularidad de cada niño. Eso implica brindar espacios de cuidado que reproducen la lógica familiar, que atienden esa singularidad y promueven el desarrollo integral de los niños que ingresan a dichos programas.
Cuidar a un niño es brindar la posibilidad de que cada uno forme parte de un grupo donde los hermanos biológicos no van a ser separados, salvo que ello sea necesario en el marco del interés superior de alguno de los niños. Donde un referente adulto se encarga de acompañar los procesos educativos, de cuidado de la salud, de inserción en espacios recreativos. Es generar sentido de pertenencia en una casa donde el espacio personal de cada uno es respetado y donde entre todos construyen la dinámica cotidiana que lleva impresa cada una de las historias que la constituyen.
La Ley de Protección Integral de Derechos establece como condición que, toda vez que un niño ingresa a un sistema de cuidado alternativo, se deberán desarrollar diferentes estrategias que tiendan a la restitución del niño a su contexto familiar. Aún en este marco proteccionista de los derechos de los niños, lamentablemente hay situaciones donde los lazos familiares están tan dañados que se restringen las posibilidades de revertir los motivos de ingreso.
Ante estas situaciones, el desafío es aún mayor, porque no solo debemos garantizar un pleno desarrollo de sus capacidades y brindar un entorno de cuidado y protección, sino que además debemos acompañar el proceso de autonomía progresiva para alcanzar un proceso de autovalimiento que les permita acceder a una igualdad de oportunidades para la construcción de su futuro.
La Ley plantea, además, que al alcanzar los 18 años de edad un sujeto pierde su condición de niño por lo tanto comienzan a regirle las generales de la ley, al igual que los adultos. Desde Aldeas Infantiles SOS, conocemos lo que significa para cualquier joven alcanzar su autonomía, pero más aún sabemos lo que para un joven que ha estado bajo un programa de cuidado alternativo significa verse forzado a perder estos espacios por una condición de edad, aún cuando no estuviera preparado para ello.
La moratoria social para los jóvenes de nuestra sociedad es cada vez más prolongada. Es muy común encontrar jóvenes de entre 25 y 30 años conviviendo con sus padres en tanto van consolidando su autonomía. Entonces nos preguntamos ¿por qué para estos niños/as que han crecido bajo un sistema de cuidado alternativo la tolerancia debe ser menor? Para nosotros, cumplir 18 años no es un punto de inflexión, es parte de un proceso que llevamos adelante apostando al desarrollo de autonomía progresiva a partir del cual brindamos herramientas para que cada joven pueda construir su propio camino hacia una inserción al mundo adulto en igualdad de oportunidades.
Brindar un espacio de cuidado a niños es brindar un espacio de respeto a sus derechos, pero es también tomar de la mano y acompañar el proceso de desarrollo de todas sus potencialidades, ya sea para que regresen a su familia de origen o para que, llegado el momento, sean ellos quienes puedan soltarse porque han adquirido las herramientas y habilidades necesarias para recorrer su propio camino.
Ya han pasado 26 años desde la sanción de la CDN y se cumplen 10 años de la Ley de Protección Integral. Llegados a este punto, es necesario revisar las prácticas y aprender de los errores y aciertos. Es necesario continuar trabajando para mejorar las condiciones de cuidado de los niños, niñas y adolescentes que ingresan a los diferentes dispositivos de cuidado alternativo, pero es más necesario aún construir un verdadero sistema de protección integral que trabaje desde la prevención, fortaleciendo las capacidades de cuidado de las familias. Esto, aún sigue siendo una deuda pendiente.
La autora es Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina
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