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A veces, el inicio está ligado al entretenimiento o la experimentación. Otras, tiene que ver con la presión de los pares, o con que, erróneamente, se lo considera una vía de escape ante una situación de angustia. Lo cierto es que el consumo de sustancias psicoactivas entre adolescentes tiene datos que invitan a la preocupación.
- La edad promedio de inicio en el alcohol bajó en los últimos años de los quince a los trece, de acuerdo con los especialistas.
- Según datos de la Sedronar, entre 2010 y 2017 el consumo de marihuana entre adolescentes se triplicó.
- La principal preocupación entre instituciones educativas y especialistas en la actualidad es el creciente consumo de pastillas entre adolescentes. En paralelo, enumeran al tabaco, el alcohol y la marihuana como las sustancias favoritas.
¿Por qué está cada vez más naturalizado?
- La percepción de riesgo es baja. Alcanza al 10% para el caso del alcohol y a menos del 40% para la marihuana. Lo cierto es que los efectos que el consumo de estas sustancias tiene sobre el organismo de los adolescentes varía según su tipo, pero todos son nocivos. "Cuando se trata de un adolescente, cualquier consumo es problemático. No hay que perder de vista que el cerebro y el hígado están en formación hasta los 20 años", recuerda Gabriela Torres, secretaria de Políticas integrales sobre Drogas de la Nación. Y agrega: "Los adolescentes consumen pastillas sin tener idea de lo que contienen ni de los efectos que pueden ocasionarles por si solas o a partir de las mezclas que hacen".
- Banalización de su consumo. Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, brinda un ejemplo concreto: "Como existe el cannabis medicinal, la gente supone erróneamente que fumar marihuana no es tan malo. Cada tanto, tengo consultas de adultos sobre si se puede fumar 'un porro' para aliviar algún dolor y la respuesta es que no porque no son lo mismo. Si esto pasa entre los adultos, el discurso permea entre los más chicos", explica.
- Más accesibilidad y aceptación. El alcohol se consigue sin dificultad y muchas veces "las previas" suelen contar con el consentimiento de las familias. "Muchos padres dicen cosas como: 'y qué voy a hacer, si, aunque le diga algo igual va a salir y a tomar'; o lo que es peor, subestiman la gravedad del asunto afirmando aquello de que 'si toman en mi casa, bajo mi supervisión, es mejor a que tomen afuera', cuando el tema central es cuán nocivo es, para la salud de un menor de 18 años, beber alcohol", detalla María Pía Del Castillo, psicopedagoga y directora ejecutiva de Fundación Padres.
Consejos para prevenir y detectar consumos problemáticos
- Poner límites: el argumento de "si no transo, mi hijo se queda afuera porque el resto lo hace" denota una enorme dificultad de los adultos para poner límites. "La etapa adolescente se caracteriza por el impulso a desafiar los límites. Si no encuentran límite para romper, van por más. Y lo que está en juego es su salud y su futuro", alerta la especialista de la Sedronar.
- Algunas pautas de alarma: si hay cambios en el estado de ánimo, en el humor, irritabilidad, cambios en el comportamiento, baja de rendimiento en el colegio, si pasa más tiempo fuera de casa, si está más rebelde que de costumbre ante los límites, si tiene los ojos rojos, o si en su cuarto hay un olor similar al del pasto quemado.
- Tratar de generar un espacio de confianza: es indispensable para que haya diálogo. Estar atento a los grupos de amigos: en ocasiones, los chicos se inician en el consumo para evitar una situación de bullying por no probar.
- La adicción es un llamado de atención: estar abiertos a revisar lo que pasa en casa. A veces es más fácil pensar que un hijo consume sustancias a ver qué otras cosas están pasando. Juan Manuel Ordoñez, psicólogo orientado a la recuperación de las adicciones, explica que, para que se dé una adicción, tienen que presentarse variables contextuales: el contexto de crianza, la personalidad, el entramado social en el que uno está inserto, ciertas pautas culturales, la estructura familiar, etc.
- Prever situaciones y cómo se podrían afrontar: escuchar a los chicos y a las chicas sin juzgar. Si nos cuentan que les duele el estómago porque tomaron durante una previa, primero los ayudamos a recuperase y luego iremos viendo, juntos, qué fue lo que pasó. Cada evento necesita varias conversaciones acotadas, no se puede agotar un tema de una sola vez; hay que retomar, preguntar, mostrar interés por amigos, anécdotas, etc. Eso aumenta la confianza.
- Hablar con los chicos de las consecuencias para la salud: "Hay que explicarles que cuando tomaste de más, podés decir que sí a todo, ya sea al consumo de una sustancia, al sexo sin cuidados o a cualquier otro tipo de situación que implique ponerse en riesgo", grafica Damin. Acto seguido, menciona algunos efectos del consumo excesivo de alcohol: cuando se empieza a los 13 o a los 14, aumentan las chances de etilismo crónico y de consumo a largo plazo con peores consecuencias, porque el daño neurológico es mayor y el deterioro neurocognitivo ocurre más temprano. El especialista también detalla que una adicción se inicia, por lo general, con lo más accesible: tabaco, alcohol, marihuana. Sin embargo, aclara que "aunque muchas personas que consumen cocaína empezaron con alcohol, tabaco o marihuana no implica que siempre sea así. O que el consumo de estas sustancias necesariamente termine en una adicción".
- Generar nuevos acuerdos sociales entre los adultos: "Una madre o un padre conscientes sobre la seriedad del tema, que buscan acompañar y, de ser necesario, poner límites, no pueden, si están solos, contra todo un sistema en donde prima la permisividad extrema. Si un adulto decide que en el cumpleaños de su hijo o hija los chicos no consuman alcohol, pero eso sigue sucediendo en el resto de los cumpleaños del grupo, lo único que consigue es que los chicos no vayan al cumpleaños de su hijo o hija. En cambio, si todos los padres se ponen de acuerdo, el panorama es otro", reflexiona Torres.
Dónde pedir ayuda
- Línea 141: la Sedronar tiene una línea gratuita y anónima de primera escucha, que brinda información, atención y acompañamiento para situaciones de consumo problemático de alcohol y otras sustancias, funciona durante las 24 horas, los 365 días del año, en todo el país.
- División de Toxicología del Hospital Fernández: brindan atención telefónica y personal las 24 horas. Tels.: (011) 4808-2655 o 4801-7767.
- Fundartox: se de dedica a la promoción, prevención, diagnóstico, asistencia, docencia e investigación, vinculadas a la toxicología. WhatsApp: 11-4404-8004; https://fundartox.org
- Hospital de Niños Dr. Pedro de Elizalde (atención hasta los 17 años): Urgencias las 24 hs. Dirección: Av. Montes de Oca 40, CABA. Teléfono: 4363-2100/2200, interno 6217. Teléfono de Urgencias 4300-2115
- Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez (atención hasta los 21 años): Urgencias las 24 hs. Tel. 0-800-444-8694
Fuentes
-Entrevistas a especialistas
-Estudio nacional en población de 12 a 65 años, sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas (Sedronar): http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/2018-10-05ZEncuestaZHogares.pdf
-Análisis de los contextos individuales y sociofamiliares en jóvenes escolarizados y su relación con el consumo de alcohol y marihuana, de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina: http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/AnlisisZdeZlosZcontextos.pdf
-Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas (OMS): https://www.who.int/substance_abuse/publications/en/Neuroscience_S.pdf
-Ministerio de Salud de la Nación
Metodología. Cómo lo hicimos
Este artículo forma parte de “Hablemos de adicciones”, una guía de Fundación La Nación que incluye las voces y las recomendaciones de algunos de las y los principales referentes en esta temática de la Argentina, así como también testimonios en primera persona. Además de las entrevistas cualitativas, se realizó un análisis de datos estadísticos y una compilación de trabajos elaborados por distintas organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, y contó con la curaduría de Carlos Damin, médico especialista en Toxicología y jefe de la División Toxicología del Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires.
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