Cinco de cada 10 jóvenes que son madres y padres no terminan el secundario
Cinco de cada 10 jóvenes que no terminaron el secundario son madres o padres, según el último informe sobre educación del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA. Las cifras ponen en evidencia cómo el embarazo, la maternidad y paternidad adolescentes son una de las principales causas de abandono escolar. Pero, también, otra de las consecuencias de la falta de acceso a la educación como resultado de la pobreza y la desigualdad social.
Una vez que el embarazo y la maternidad o paternidad se concretan y esos adolescentes aún están en la escuela, los especialistas subrayan que son indispensables las medidas de contención y acompañamiento para evitar que dejen los estudios, como las salas maternales o una reestructuración de las trayectorias escolares.
Según el informe del ODSA, la experiencia de haber sido madre o padre afecta la continuidad de los estudios en todos los estratos socioeconómicos, aunque las posibilidades de dejar la escuela se duplican en los más vulnerables: un 60% contra un 35,2% de los sectores más acomodados.
En líneas generales, la maternidad y paternidad tempranas afectan a las chicas y los chicos de manera diferente. Mientras que para los varones implica, en muchos casos, dejar la escuela para comenzar a trabajar, para las adolescentes supone también riesgos para su salud. Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las jóvenes de entre 15 y 19 años a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2018, en el país nacieron 232 niños por día de madres menores de 20 años. Y seis niños por día de madres menores de 15 años. Para completar el panorama, siete de cada 10 de esos embarazos fueron no intencionales, según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación y el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA).
En cuanto al impacto en la educación, cifras oficiales señalan que más de la mitad de las adolescentes con hijos (55%) ya habían abandonado la escuela antes del primer embarazo.
En este sentido, la falta de información es uno de los factores que inciden en los embarazos no intencionales en la adolescencia. En un reciente informe, el Fondo de la Población de las Naciones Unidas destaca otros tres: falta de acceso a educación sexual integral, a servicios adecuados en salud sexual y reproductiva y a métodos anticonceptivos gratuitos y efectivos.
La escuela, un rol clave
Natalia Leguizamón Areco tiene 19 años y vive en Moreno, en la zona oeste del conurbano bonaerense. Quedó embarazada a los 16, cuando cursaba 50 del secundario. Hacía tres meses que estaba de novia con Alan, un chico de la misma escuela. "Casi no nos conocíamos. Fue un error, nos asustamos mucho", recuerda. Primero, le contaron a la madre de ella y luego lo informaron en el colegio. Ambos iban a la escuela de gestión social Creciendo Juntos, en Paso del Rey, cuyo rol fue clave para que pudieran informarse, decidir y terminar los estudios.
Casi no nos conocíamos. Fue un error, nos asustamos mucho
Natalia tuvo un embarazo de riesgo, por lo que permaneció varios meses en reposo. Tanto durante ese período como tras el nacimiento de su hijo Mayron, la institución diseñó junto con ella un esquema de cursado de las materias, parte en la escuela y parte en su casa, para que pudiera terminar. Incluso, le permitieron hacer el viaje de 60 con Mayron. Hoy, Natalia vive con Alan y su hijo en la casa de sus suegros. Alan todavía debe algunas materias, porque tuvo que empezar a trabajar como albañil para mantener a la familia.
Docentes y especialistas coinciden en la importancia del acceso a la Educación Sexual Integral (ESI) como forma de garantizar los derechos no solo a la educación, sino también a la salud y a derechos sexuales. Consideran fundamental brindar información, crear vínculos de confianza y acompañarlos en la toma de decisiones autónomas. Y enfatizan el rol clave de los adultos, tanto en la escuela como en las familias. "Autonomía no es soledad", afirma Mariana Vera, coordinadora del Programa de Retención Escolar de la ciudad de Buenos Aires (CABA). "El acceso a los derechos de las adolescentes y los adolescentes debe ser acompañado por los adultos", agrega.
Autonomía no es soledad. El acceso a los derechos de las adolescentes y los adolescentes debe ser acompañado por los adultos
El programa que coordina Vera tiene 20 años. En su primera década, se concentró en garantizar el derecho a la educación. Sin embargo, con la ley de ESI, se amplió y ahora se ocupan también de acceso a la salud y derechos sexuales.
"Hace casi 10 años, en la escuela cambiaron los interrogantes", explica Vera. Y detalla: "Por ejemplo, ¿cómo escuchar la noticia del embarazo? Darle la posibilidad de pensar, dudar, elegir. Nos interesa poder llegar antes en el proceso de toma de decisiones con respecto a su cuerpo, en el acceso a los derechos reproductivos y no reproductivos".
Algunos de los docentes bonaerenses consultados afirman que la aplicación de la ESI "depende más de la voluntad de los maestros y profesores que de una política pública con recursos humanos y económicos". "No hay un acompañamiento ni capacitación sobre cómo abordar los temas", asegura Natalia Hernández, secretaria de Mujer y Género del sindicato docente Suteba de La Matanza.
Para lo especialistas, los espacios de cuidado para los hijos de los estudiantes es fundamental.
En la ciudad hay 34 salas maternales para hijos de estudiantes, denominadas espacios de primera infancia, que están distribuidas en 25 instituciones.Por su parte, la provincia de Buenos Aires cuenta con salas maternales en colegios secundarios desde 2008. Sin embargo, hasta ahora el alcance es limitado. En total hay 94 salas, lo que representa un 4% de las escuelas estatales de la provincia –incluido el conurbano bonaerense– y un 2% si se cuentan también los colegios privados.
Sobre el rol de las salas maternales, Cecilia Litichever, oficial de Educación de Unicef Argentina, cuenta que desde esa organización apoyan el desarrollo de un programa en Tucumán que articula a las escuelas secundarias con las salas maternales. "A partir de la implementación de este programa podemos ver cómo la permanencia en la escuela de los adolescentes que pasan por una situación de maternidad o paternidad tiene un fuerte impacto sobre sus trayectorias de vida", dice.
Según la referente de Unicef, muchos chicas y chicos no hubieran podido estudiar de no haber existido estos espacios de cuidado. "Reconocen que cursar el secundario mientras sus hijos están en una sala les da muchísima tranquilidad y les permite continuar sus estudios y obtener, como dijo una de las chicas, algo que ‘nunca nadie les va a sacar’ que es un título secundario. Y eso impacta muchísimo en sus vidas".