Cerca de 3000 chicos en riesgo de quedarse sin techo
El 99% de los hogares dirigidos por ONG que tienen convenio con el gobierno bonaerense presentan retrasos en el pago de las becas que les permiten acoger a niños en situación de vulnerabilidad social
Para ir al Hogar Infantil Bethel, hay que conducir 10 kilómetros al noroeste desde la ciudad de La Plata -centro político de la provincia más poblada del país- por un camino de tosca rocoso hasta llegar a la localidad de City Bell. En la puerta del extenso jardín espera Bladimir Kulak, director del hogar, que con sus grandes anteojos de marco grueso y una mirada inquieta murmura frases hundidas en una voz apesadumbrada. Hace casi un año que la institución no recibe un solo peso del subsidio convenido con la provincia de Buenos Aires. "Ahora creo en los milagros", declara Kulak, al ser consultado sobre cómo hizo para sostener la casa sin dinero.
Si bien el hogar Bethel es uno de los que hace más tiempo espera, esta situación crítica se repite en todos los hogares del distrito: el dinero llega siempre tarde, y durante ese lapso se deben crear diferentes estrategias de supervivencia para salir a flote.
El hogar Bethel es uno de los 200 hogares que dan refugio a casi 3000 chicos que sufrieron vulneración de sus derechos en el territorio bonaerense. Sumados a 41 hogares municipales y otros 24 dispositivos oficiales, son los que actualmente brindan refugio a miles de chicos y adolescentes que fueron separados de sus padres por violencia familiar, maltrato y abandono, y quizás, en breve, tengan que dejarlos en la calle. De éstos, el 99% manifiesta tener un retraso en el pago de las becas mensuales de $ 1300, convenidas con la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires.
Ésta es la conclusión arrojada por un sondeo telefónico realizado por Comunidad entre todos los hogares de la zona. La mayoría describe su situación como insostenible. Son 40 hogares, de los cuales dependen 655 chicos, los que declaran estar en riesgo de cerrar sus puertas o no saber qué hacer para sobrevivir. Además, nueve tuvieron que cerrar sus puertas durante el año 2012 y otros tres lo harán antes de que termine el año.
Reclamo sin respuesta
A partir del retraso de pago de los subsidios correspondientes y sus drásticas consecuencias en el día a día y el futuro de estos chicos, la Red de Hogares de Buenos Aires realizó varias marchas de reclamo durante el año. Sebastián Gastelau, subsecretario bonaerense de Promoción y Protección de Derechos de Niñez y Adolescencia, niega este escenario: "Algunas veces es un retraso momentáneo. Hay distintas versiones, pero estamos garantizando todos los pagos".
Para desentrañar esta realidad tan compleja y de opiniones cruzadas, Comunidad llamó uno por uno a los 200 hogares que dependen de ONG y tienen convenio con el gobierno. Del otro lado del teléfono, se escucharon lamentos, risas llenas de ironía, y hasta repreguntas y pedidos de ayuda al consultarles sobre este tema. La mayoría declaró que el primer bimestre del año les fue abonado recién entre los meses de abril y mayo, y en general tienen un promedio de cuatro meses de retraso. ¿Cómo siguen adelante? Todos nombraron donaciones milagrosas que aparecen en el momento justo para poner paños fríos en medio de un incendio o cuando estaban a punto de cortarles algún servicio de agua o luz por falta de pago.
Al consultar a Pablo Navarro, secretario de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires, por este tema, declaró: "Desde nuestra gestión no han cerrado hogares. Los hogares que hemos cerrado han sido por decisión judicial o denuncias, que son dos o tres". En el mismo sentido, Gastelau declaró que no tiene presente si "alguno está cerrando. Puede ser que alguno esté cerrando y algún otro abriendo". Y precisó que algunos municipios se están haciendo cargo de hogares que antes manejaban ONG, como, por ejemplo, uno en Bolívar. "Hay de todo, hay organizaciones que no trabajan bien", justifica Gastelau.
Gustavo García, presidente de la Red de Hogares de Buenos Aires, reafirma que es alarmante la cantidad de hogares que cerraron en los últimos años y se pregunta a dónde fueron a parar esos niños que asistían a esas instituciones: "Con todos los problemas administrativos de principio de año, en abril empezaron a regularizarse los pagos, y en otros casos, ni siquiera se aprobaron los convenios. Recién ahora están empezando a normalizar los pagos, pero la plata no alcanza y las cosas aumentan día tras día. Uno tiene que pagar la luz, el gas, la leche diaria de los pibes, los sueldos, y los útiles y guardapolvos. Uno no puede mandar a los chicos con guardapolvos o zapatillas rotas, ellos tienen derecho a asistir a la escuela con todo lo necesario, como corresponde".
Daniel Arroyo, presidente de Poder Ciudadano y ex viceministro de Desarrollo Social, coloca el retraso de pago a los hogares en un contexto de situación financiera crítica a nivel global en la provincia: "La situación de los programas de asistencia (hogares, comedores, centros de atención) es realmente grave por evidentes limitaciones presupuestarias", y dice que esta situación, que es histórica, se agravó en este último tiempo y afectó a "la población más vulnerable de la provincia, que representa el 40% del país".
La sombra de qué pasaría con los 22 chicos de entre 4 y 18 años del hogar Bethel si no llegan las becas se instala en cada rincón de la casa. Tres de ellos tienen una discapacidad y ocho presentan dificultades en el aprendizaje.
En el jardín frondoso está estacionado el viejo Peugeot 505 familiar, modelo 86, que pertenece a la organización. Esta instantánea refleja de forma fiel la situación económica que sobrellevan. Como el hogar está ubicado en City Bell, en las afueras de la ciudad, el auto es el único medio de movilidad para llevar y traer a los chicos de la escuela. De hecho, hace unas semanas los niños de primaria no asistieron a la escuela porque se rompió el acelerador del auto. Uno de los chicos recomendó arreglarlo atándolo con un cordón de zapatos.
"Los chicos notan la falta de recursos, de alimentos, especialmente cuando renegamos con el auto y reducimos las salidas", dice Kulak. Realizan aproximadamente diez viajes por día para las salidas de los chicos, y en gas gastan alrededor de 90 pesos por día. "¿Cómo hacemos con el gas para el auto? La providencia. Cada tanto vienen vecinos generosos de la zona y nos donan plata para cargar el tanque", cuenta Kulak.
Actualmente sobreviven a pulmón, gracias a donaciones de particulares y alimentos que entrega la Fundación Banco de Alimentos. Al no haber plata, el equipo técnico del hogar (trabajadoras sociales, psicólogas y coordinador) no cobra su sueldo desde marzo.
Estrategias de supervivencia
En el mencionado sondeo, se les preguntó a las instituciones cómo lograban sostener su obra a pesar de la falta de subsidios. Sorpresivamente, una importante cantidad de organizaciones encontraron que la salida era crear su propio emprendimiento para sobrevivir. Éste es el caso del Pequeño Hogar Ayala, de Avellaneda, que tiene un negocio propio de sándwiches caseros, milanesas y rosquitas para generar fondos. Lo mismo sucede con el Proyecto América por los Niños, de La Matanza, que tiene un emprendimiento de panadería en el jardín. Del otro lado del teléfono, su encargada, Yolanda, dice: "Algo hay que hacer. No voy a dejar a los chicos sin comer, acá tenemos desde bebes hasta chicos de 11 años. Se vuelve muy difícil solventar los sueldos de la gente que trabaja", y agrega indignada que "la provincia te exige mucho, pero te da poco".
Éstos son hogares con propuestas más institucionalizadas, pero también hay otros que se las arreglan con la organización de eventos esporádicos, como cenas solidarias. Ése es el caso del Hogar San Hipólito. Emilia Graciela Tessi, protesorera del hogar, cuenta que "actualmente están sobreviviendo con la última cena a beneficio que realizaron", y que además, durante el año, armaron cenas y desfiles para recaudar fondos. Otros se endeudan, piden plata prestada o compran de forma fiada en almacenes.
En todos los casos, la carga más pesada para los hogares es el pago de sueldos, cargas sociales y aguinaldos del equipo profesional. Kulak se queja de la incoherencia de que, por no pagar los sueldos, los intiman de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Y como si esto fuera poco, en los meses de invierno les cayó una inspección del servicio zonal para supervisar la infraestructura del lugar. El abandono está a la vista de cualquiera que visite la casa y el resultado de la inspección era predecible: los matafuegos estaban vencidos, la estufa no andaba, había filtraciones de agua en los techos y las instalaciones eléctricas no estaban en condiciones óptimas.
Consultado Pablo Navarro sobre la ayuda que representan estos hogares en el armado de las políticas sociales de la provincia, sostuvo que "necesitamos su ayuda, son parte del sistema. Nadie piensa en cerrar los hogares, pensamos en fortalecerlos, en trabajar mejor, en seguir trabajando juntos".
De hecho, según el Registro Estadístico Unificado de Niñez y Adolescencia (Reuna), durante 2011, del total de medidas de abrigo adoptadas, el 95% de ellas fue en hogares dirigidos por ONG conveniados con la provincia, y sólo en el 5% de los casos se utilizaron las instituciones oficiales. Esto quiere decir que los chicos siguen llegando a estos hogares, pero no así los recursos para poder darles una vida digna.
Al hogar Bethel le prometieron el pago de todos los meses que le adeudan. Mientras tanto, los chicos toman la merienda sin saber si mañana vivirán bajo ese mismo techo.
Merma de chicos en hogares
En el año 2006 había 8869 chicos institucionalizados en la provincia de Buenos Aires, cifra que se redujo a 3988, a partir de la implementación de la ley 13.298, de promoción y protección de los derechos del niño, que prioriza el vínculo de los padres con sus hijos. Actualmente, la razón principal por la que los chicos ingresan a los hogares es el maltrato infantil, según cifras de la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la provincia.
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