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Las y los docentes juegan un rol clave en la promoción de instituciones educativas plenamente inclusivas y libres de todo tipo de violencia y discriminación. Asimismo, las familias de los estudiantes (con y sin discapacidad) son una pieza clave para ayudar a defender el derecho de todos los chicos y chicas a educarse juntos sin ser excluidos por su condición, discapacidad o característica.
A continuación te ofrecemos consejos concretos para que puedas ser defensor y promotor de escuelas y comunidades más humanas e inclusivas:
SI SOS PADRE
- Elegí una escuela inclusiva. Cuando vayas a una entrevista inicial en una escuela, podés preguntar si es inclusiva y cuál es la mirada y enfoque institucional que tienen al respecto. Con tu pregunta, vas a demostrar que para tu familia la inclusión es importante. Recordá que, aunque tu hijo o hija no haya requerido hasta el momento algún acompañamiento o apoyo especial, puede llegar a necesitarlo en el futuro.
- Comprometete y solidarizate con aquellas familias excluidas o discriminadas en la institución de la que formás parte y enseñale a tu hijo a hacer lo mismo. Mantenete atento a cómo transita la escolaridad el compañero con discapacidad y reclamá o cuestioná a los directivos si ves que se comete alguna injusticia o acto de discriminación. “Sepamos, siempre, que lo que la escuela hace o no hace con los hijos de los otros lo haría con los nuestros”, reflexiona la especialista en educación inclusiva y psicopedagoga María Zysman, quien ofreció gran parte de los consejos listados en esta guía.
- Enseñale a tu hijo a no tener una actitud pasiva si ve que algún compañero es burlado, discriminado o excluido. Mostrale las opciones que tiene para ayudar a ese chico que no la está pasando bien (desde defenderlo frente a una situación puntual hasta buscar la ayuda de algún adulto o realizar algún gesto de acercamiento para apoyarlo)
- Enseñale a tu hijo a no prejuzgar a un compañero por su discapacidad o diagnóstico: todas las chicas y chicos son diferentes aún compartiendo una condición o discapacidad.
- No es necesario decirle a los chicos cuál es el diagnóstico de un compañero. Lo que necesita saber es cuáles son sus necesidades o alguna dificultad específica para ayudarlo. El diagnóstico médico se reserva a la familia y, si ellos lo consideran, se comparte.
- Enseñá a tu hijo a respetar y acompañar los diferentes tiempos y modos de ser y hacer de sus compañeros. Ayudalo a reconocer las fortalezas de cada uno, los talentos que los hacen únicos. Mostrale que todos somos valiosos a pesar de las diferencias o limitaciones.
- Fomentá invitaciones de todos los compañeros. De a uno, en grupos o a toda la clase. Si tenés miedo o desconocés cómo acercarte a alguno en particular, podés invitar también a su mamá o papá o hablar con ellos previamente para tener más información sobre su hijo y dejar atrás los miedos o preocupaciones.
- Fomentá el desarrollo de redes de apoyos entre compañeros con y sin discapacidad.
- Explicale a tu hijo que ninguna condición o discapacidad impide jugar juntos. Sólo hay que acordar a qué se juega.
- Si vas a festejar el cumple de tu hijo, tené en cuenta aquellas adaptaciones que podés hacer para que sus compañeros con discapacidad puedan ser parte y disfrutar del evento. Si tenés dudas, podés llamar a sus padres y preguntarles qué tipo de cuestiones debés considerar.
- Tené en cuenta que la inclusión es fundamental para desarrollar culturas escolares más equitativas, justas y solidarias que ayudarán a una formación integral de todo el estudiantado, desde la comprensión de las diferencias y semejanzas entre personas y en la convivencia con la diversidad.
- Da el ejemplo. Tu hijo va a aprender a ser empático e inclusivo siempre y cuando vos lo seas.
SI SOS DOCENTE
- Asegurate de dejar atrás el viejo enfoque que exigía que el alumno con discapacidad se “amoldase” a la escuela. Trabajá para que sea a la inversa: que la escuela se adapte y responda a las necesidades de cada uno de tus estudiantes.
- Depositá altas expectativas en tus alumnos. Miralos siempre desde sus fortalezas y no desde sus presuntos “déficits”. Cada estudiante construye conocimientos y habilidades de formas únicas, trabajá para descubrirlos.
- Defendé que todos aprendan dentro del aula. Si los alumnos con discapacidad trabajan fuera del aula y quedan excluidos del diseño curricular, no hay verdadera inclusión. Trabajá para eliminar las barreras que impiden su plena participación en clase.
- Flexibilizá el currículum común desde el diseño universal. Desarrollá múltiples formas de enseñar y motivar mediante estrategias pedagógicas y didácticas que contemplen las necesidades reales de cada chico. Para eso tenés que abandonar las metodologías estandarizadas y rígidas, y pensar en abordajes más personalizados que puedan responder a la diversidad de tu alumnado. Ello puede implicar cambios en las formas de planificar y dar tus clases, en las dinámicas y los tiempos de las actividades, en los formatos de los materiales escolares y en los sistemas de evaluación, entre otros.
- Autoevaluá tus prácticas desde la reflexión continua para realizar los ajustes y mejoras necesarias, así como pedir las ayudas necesarias. Por ejemplo, si tu alumno no progresa en su recorrido escolar, revisá los objetivos planteados y las estrategias pedagógicas y didácticas adoptadas, a fin de hacer las reformulaciones que se requieran para garantizar el aprendizaje.
- Formate y actualizate permanentemente en pedagogías y didácticas inclusivas. Buscá en las producciones académicas disponibles y en tus espacios de formación los recursos que precisás para brindar una educación inclusiva a todo el alumnado. Se trata de explorar buenas prácticas para repensar críticamente tu modo de trabajo, y así erradicar toda práctica que genere o reproduzca exclusión. La falta de capacitación no puede constituir un pretexto para negarse a educar niñas y niños con discapacidad.
- Trabajá colegiadamente con tus colegas docentes en la búsqueda de las mejores alternativas para enseñar a todos tus estudiantes con y sin discapacidad. Los mejores modos de enseñar se van construyendo mediante el diálogo y el intercambio entre docentes, apoyos, autoridades escolares, familias y estudiantes, entre otros.
- Promové en tu escuela espacios de diálogo y reflexión. Es necesario que los valores de la inclusión se trabajen entre docentes y directivos, para que luego puedan reflejarse en el aula. “La escuela debe facilitar espacios para que aparezcan las verdaderas creencias de los docentes respecto a la diversidad. Que puedan expresar, por ejemplo, que no se sienten preparados o que necesitan ayuda”, detalla Elsa Guiastrennec, especialista en educación especial y autora de gran parte de las recomendaciones que contiene esta guía.
- No delegues la responsabilidad de la enseñanza al profesional de apoyo (mal llamados “docente integrador”). La presencia de una figura de apoyo, lejos de suponer una desvinculación entre esta y el cuerpo docente, debe estimular su labor conjunta, dado que la función de los apoyos no es trabajar aisladamente con el alumnado con discapacidad, sino de modo colaborativo y articulado con maestros y maestras. Los y las docentes NO deben:
- Impedir que el o la estudiante comience las clases ante la falta de personal de apoyo.
- Exigir que el alumno o alumna concurra a la escuela con una persona de apoyo cuando no lo requiera.
- Negar a las personas con discapacidad el ingreso a la escuela, la permanencia en el aula o la participación en actividades ante la ausencia prolongada o circunstancial de la figura de apoyo.
- Hacer que el niño o niña trabaje de manera segregada con la persona de apoyo, abordando otros contenidos, realizando otras actividades y sin interactuar con el resto de la clase.
- Decirle a la familia del alumno o alumna que las cuestiones relativas a su escolaridad deben ser conversadas exclusivamente con la figura de apoyo.
- Promové el trabajo colaborativo en grupos de estudiantes diversos y heterogéneos, la participación e interacción de cada uno dentro del aula y de los grupos, como en actividades curriculares y extracurriculares.
- Colaborá con el profesional de apoyo y la familia. Escuchá y promové el diálogo, el desarrollo de acuerdos y decisiones compartidas.
- Colaborá con la escuela en el desarrollo de cultura y valores inclusivos (respeto, solidaridad, compañerismo, justicia, convivencia, etcétera.) y participá en la elaboración e implementación de un proyecto educativo institucional inclusivo, equitativo y de calidad para la diversidad. Se recomienda que las escuelas no intenten hacer todos los cambios juntos sino pocas cosas, bien hechas y compartidas por todos.
- Evaluá y certificá los aprendizajes sin discriminación: a la hora de diseñar e implementar las evaluaciones, pensá en modalidades lo suficientemente flexibles para que cada persona pueda mostrar lo que sabe, lo que aprendió y avanzar en el sistema educativo con su grupo de pares. Es obligación de los sistemas educativos asegurar que obtengan títulos que acrediten la finalización de cada uno de los niveles de enseñanza, aun cuando hayan cursado sus estudios con planes individualizados, y que sus diplomas no contengan referencias discriminatorias.
SI SOS PADRE DE UN ESTUDIANTE CON DISCAPACIDAD
- Conocé la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) para defender los derechos de tu hijo. Sé crítico de las políticas locales, así como las políticas y prácticas de su escuela que pueden no ser coherentes con dicha CDPD (que por su estatus constitucional está por encima de cualquier otra legislación).
- Ponete en contacto con otras familias, especialistas, organizaciones (por ejemplo, Grupo Art24 por la Educación Inclusiva), que han logrado conquistas en este aspecto, para poder conocer sus experiencias y las estrategias llevadas a cabo. Establecé redes de apoyo, fortaleciéndote.
- Defendé la plena inclusión de tu hijo en el aula común en la escuela común, es decir que pueda participar, aprender junto con estudiantes sin discapacidad, compartiendo toda la jornada escolar en dicha aula común y aprendiendo desde los contenidos comunes ajustados y accesible de sus posibilidades.
- Colaborá con la escuela en el proceso de inclusión escolar, manteniendo una comunicación fluida y participando comprometidamente con los miembros escolares, tanto en la evaluación del proceso, como en las decisiones importantes que atañen a su hijo.
- Apoyá a tu hijo en sus aprendizajes escolares, en el manejo de las tecnologías, a organizar los tiempos, responsabilidades y rutinas diarias. Promové la realización de trabajos en equipo con sus pares sin discapacidad en el hogar, observando necesidades de accesos, ajustes y apoyo.
- Confiá en tu hijo, teniendo expectativas alentadoras respecto a su desarrollo e inclusión. No te desanimes con los obstáculos que pueda encontrar en el camino.
- No sobreprotejas a tu hijo. Es un hijo más; ayudalo a aprender a desarrollarse como persona autónoma y a desempeñarse socialmente, fortaleciendo su autoestima. Ayudalo a reconocer sus habilidades y las barreras del entorno como así también las estrategias para superarlas; a reconocer sus intereses y sus necesidades, como quienes lo pueden ayudar.
- Acompañá a tu hijo en la construcción de su proyecto de vida incluido en su comunidad, con autodeterminación, buscando su realización personal.
- Fortalecé su inclusión social promoviendo encuentros, salidas, entre compañeros/as fuera del horario de clases, como también buscá oportunidades de inclusión en otras actividades entre chicos/as con y sin discapacidad (deportivas, artísticas, musicales, religiosas, etc.).
- Orientá a tu hijo a ser defensor de sus derechos, y a contribuir a mejorar el contexto social en el que vive.
Fuentes consultadas y metodología
- María Zysman, psicopedagoga, fundadora de Libres de Bullying
- María Eugenia Yadarola, Doctora en Educación y madre de una joven con síndrome de Down, cofundadora de la Fundación Síndrome de Down para su Apoyo e Integración (FUSDAI).
- Informe “Hacia una docencia inclusiva. Pautas para pensar el trabajo en aulas heterogéneas” de la Red Regional por la Educación Inclusiva (RREI)
Metodología: ¿cómo lo hicimos?
Este artículo forma parte de “Hablemos de educación inclusiva”, una guía de Fundación La Nación que incluye las voces y las recomendaciones de algunos de las y los principales referentes en esta temática de la Argentina, así como también testimonios en primera persona. Además de las entrevistas cualitativas, se realizó un análisis de datos estadísticos y una compilación de trabajos elaborados por distintas organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, y contó con la curaduría de Gabriela Santuccione, coordinadora del Grupo Artículo 24, coalición de más de 170 organizaciones sociales de todo el país que trabajan para que se cumpla el derecho a la educación inclusiva.