AUH. ¿interés económico o un proyecto de familia?
La familia siempre fue uno de los proyectos más deseados y esperados para la mayoría de las personas. Aunque hoy en día, ya hay muchos jóvenes en distintos lugares del mundo, que no ven al proyecto familiar como algo esencial para sus vidas. Yo vengo de una familia numerosa, somos seis hermanos y siempre quise tener siete u ocho hijos. Hoy tengo solo dos. Después del primero – Lautaro – con mi mujer decidimos no tener más y después de unos años volvimos a tomar la decisión de sumar a nuestra hija Catalina a la familia.
En la Argentina, uno de los prejuicios más fuertes que existen es creer que las mujeres de bajos recursos económicos no pueden desear o decidir tener hijos por amor sino que lo hacen para cobrar un plan.
Es terrible pensar así. Si bien el embarazo precoz es uno de los temas más complejos en los barrios de bajos recursos económicos, no es real que las mujeres queden embarazadas para percibir algún fondo del Estado. Hoy el monto que se destina es de $ 2.300 por cada hijo. Con esta plata, ¿qué gastos se pueden cubrir? Con suerte cuatro bolsas de pañales, algunas cajas de leche, algo de comida y ropa. Pero, ¿cómo enfrenta una madre o una familia el resto de los gastos de la casa?
La asignación universal por hijo (AUH) busca que todos los niños puedan tener acceso a derechos básicos, dado que el fondo exige en contraprestación que cada madre cumpla con los requisitos de vacunación y educación obligatoria al día.
Los datos objetivos nos dicen que la mayoría de las personas que reciben el plan son mujeres con un solo hijo o dos como máximo. El 90 % de los titulares son mujeres, el 51 % de ellas tiene un solo hijo y más de la mitad de ellas trabajan. Este dato, claramente deja en evidencia que las mujeres no buscan un hijo ni quedar embarazadas para poder cobrar el subsidio.
¿Podrá ser entonces que tener un hijo en los barrios de más bajos recursos económicos en Argentina esté más vinculado a formar una familia, a poder cumplir con un sueño, al amor por esa cultura que a tener financiadas las vidas a través de un plan?
A estos prejuicios sobre el embarazo en sectores populares se suma la poca información que hoy todavía existe sobre los cuidados y la formación en temas de educación sexual para todos los sectores sociales. Los tabúes en este tema están presentes en todas las familias, las escuelas, en todos los barrios del país. La poca y casi nula información de los métodos anticonceptivos que existen hoy en el siglo XXI es realmente alarmante.
Tengo un pequeño test de estadística casera que compartir con ustedes. Mis amigos – pertenecientes a distintas clases sociales - no tuvieron su primer encuentro sexual a la misma edad. En los barrios de bajos recursos económicos, la experiencia de un encuentro sexual es mucho más temprana que la de los jóvenes en una clase social más alta. La pregunta es: ¿por qué?
Una de las explicaciones es que la mayoría de los jóvenes que vivimos en los barrios de bajos recursos económicos no tenemos muchas actividades sociales, no vamos a ningún club, no tenemos clases particulares, no vamos a esquiar y demás atractivos. Entonces gran parte de nuestro ocio pasa por poder investigar nuestro cuerpos y fantasías sexuales.
En estos contextos los chicos nos criamos con pocas oportunidades de futuro. Todo es más precario: la vivienda, el entorno, la educación, la salud, el trabajo. Ante esta realidad, formar una familia es muchas veces uno de los únicos proyectos que tenemos mirando hacia nuestro futuro.
Y además es una forma de encarnar nuestra manera de vivir como parte de nuestra cultura, de profundizar el valor por la familia numerosa, de compartir el domingo en familia con los distintos primos, sobrinos, hijos y hermanos que uno tiene, ese sabor a festejo y "quilombo" en las distintas fiestas u oportunidades que tenemos de celebrar algo.
El prejuicio que existe sobre las mujeres que reciben la AUH es generado por la ignorancia sobre quienes son las beneficiarias porque los datos estadísticos están, y en el segundo lugar, es generado por la indiferencia de una sociedad a la que no le interesa conocer est realidad.
La estigmatización hacia estas madres jóvenes – a las que todo les cuesta más por su situación económica - es realmente preocupante porque solo potencia la discriminación y la violencia ya existentes, y sigue alimentando la construcción de una sociedad cada vez más polarizada y menos empática.