Asignación Universal por Hijo: “El promedio de hijos que tienen las familias que reciben la AUH es de 1,8 niños por familia”
Gala Díaz Langou, directora ejecutiva Cippec y experta en políticas públicas, desestimó la idea de que esa ayuda eleve la tasa de nacimientos en hogares pobres, como insinuó el diputado Espert; mencionó que el promedio de hijos de toda la población registrada por la ANSES es de 1,7; y aclaró que los sectores de ingresos altos también tienen una transferencia del Estado por sus hijos a través de la deducción al impuesto a las ganancias
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El diputado y economista José Luis Espert relacionó, hace algunas horas, el cobro de la Asignación Universal por Hijo (AUH) con el aumento de la natalidad en los hogares más pobres y de esa forma agitó ideas fuertemente instaladas en la sociedad.
De hecho, una encuesta realizada por la consultora Voices! para LA NACION en el marco del proyecto Redes Invisibles reveló que el 46% de los argentinos creía que las mujeres pobres deciden tener hijos para cobrar más planes sociales, en consonancia con las declaraciones de Espert, del espacio político Avanza Libertad.
¿Los datos confirman o desmienten ese tipo de afirmaciones?
“No hay ninguna evidencia que indique un impacto de la AUH sobre la natalidad”, sostiene, al ser consultada por La Nación, Gala Díaz Langou, directora ejecutiva del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), una organización independiente y apartidaria que produce conocimiento y ofrece recomendaciones para construir mejores políticas públicas.
La especialista, magíster en Políticas Públicas y Gerenciamiento del Desarrollo (Universidad de San Martín y Universidad de Georgetown) respalda sus dichos con números estadísticos: según expresó, el promedio de hijos que tienen las familias que reciben la AUH es de 1,8 niños y niñas por familia. Mientras que el 51% de los hogares que reciben la AUH tiene una sola hija o un solo hijo mientras que solo el 2% tiene 5 hijos o más.
“Hoy, en todos los estratos del país se está decidiendo tener menos hijos e hijas por las condiciones que damos para que eso suceda. En la Argentina, tener un hijo o una hija implica tener mayor probabilidad de encontrarse en una situación de pobreza”, sostiene Díaz Langou, quien analizó el impacto real de esta asignación en el nivel de pobreza de los niños y niñas de nuestro país.
–¿Qué es la AUH?
–La Asignación Universal por Hijo es uno de los tres pilares del sistema de transferencias a las familias con niños que tiene el Estado nacional. Este sistema tiene tres grandes pilares, dependiendo de la categoría ocupacional de las personas adultas de cada hogar.
–¿Cuáles serían esos pilares?
–Por un lado, las personas que están en relación de dependencia reciben asignaciones familiares contributivas si tienen ingresos bajos. Si tienen ingresos altos, hacen una deducción al impuesto a las ganancias. Y hay un tercer pilar no contributivo que fue creado en 2009 que es la AUH, que buscó inicialmente equiparar los derechos de los niños que son hijos o hijas de trabajadores que están en la informalidad o que están desocupados. Esta política entiende que no es una responsabilidad de los niños o niñas haber nacido en un hogar en donde los padres tengan esa inserción en el mercado de trabajo y que eso tendía a reproducir la transmisión de la pobreza entre generaciones.
–¿Qué diferencias hay entre ellos?
–Hay inequidades. La AUH es la única transferencia en la que se les pide algo a cambio a los titulares de esta transferencia, como la certificación de la asistencia a la escuela y los controles de salud y de vacunación. Estos requisitos no se les exigen a quienes reciben asignaciones familiares contributivas o a quienes les baja el monto a pagar en el Impuesto a las Ganancias por cada hijo que tienen.
–¿Cómo ha sido la evolución de beneficiarios desde que se implementó?
–En el cuarto trimestre de 2009 (N. de la R.: año de la implementación) había 3.360.000 niños y niñas beneficiarios y 1.770.000 titulares. Y según el último dato en el Boletín de AUH de Anses de abril de 2022, actualmente son 4.369.206 niños y niñas beneficiarios y 2.475.188 titulares.
–¿Cuál es la situación socioeconómica de estos beneficiarios? Es decir, ¿a qué tipo de población se asiste con esta asignación?
–Esta transferencia está dirigida a familias con niños y niñas que estén insertas laboralmente en la informalidad o que estén desocupadas. Entonces son familias, por lo general, de los estratos más bajos en términos de la distribución por ingreso.
–¿Qué impacto concreto tiene en la situación alimentaria de los niños, niñas y adolescentes beneficiarios?
–El impacto que tiene la AUH en la situación alimentaria de niños, niñas y adolescentes es central. Hoy está comprobado que hay un impacto directo en la salida de la indigencia. Esto es garantizar que en ese hogar no haya episodios de hambre. No se garantiza, pero sí contribuye a que haya una salida de la pobreza. Pero esto no implica una salida de la pobreza más sostenida, que podría venir de la mano de una inserción en el mercado de trabajo, en donde hay dificultades estructurales para la generación de empleo, sobre todo para la generación de empleo de menor calificación.
–Es frecuente que se coloque a la AUH dentro del paraguas de los planes sociales. ¿Qué diferencias tiene con el resto de subsidios que paga el Estado?
–En la Argentina tendemos a denominar como planes sociales a transferencias que se dan a cambio de una contraprestación laboral. La AUH no entraría dentro de ese paraguas porque es una transferencia que se da con una coresponsabilidad, que no es una contraprestación laboral. Hay una coresponsabilidad entre las personas que tienen que hacer que los chicos asistan a la escuela y concurrir a los centros de salud para hacer los chequeos y la vacunación, y el Estado que tiene que garantizar la disponibilidad de esos servicios.
–¿Qué impacto viene teniendo en esos aspectos?
–Las evaluaciones demuestran que estas transferencias son efectivas en reducir la pobreza en el corto plazo pero no en el largo plazo. Esto es, básicamente, porque ahí se partía de un diagnóstico de que estas personas no se insertaban en el mercado de trabajo por un déficit en su capital humano. Pero lo que se estaría verificando es que hay un problema estructural en el mercado de trabajo. Porque no hay generación de empleo y los pocos que se generan son de un nivel de calificación muy elevado y en sectores extremadamente dinámicos en los cuales es muy difícil que las personas de menores ingresos y menores calificaciones, puedan participar.
–Hace pocos días, el diputado y economista José Luis Espert dijo que “si a cada persona beneficiaria de planes se le subsidia cada hijo que tiene, la persona no va a tener ningún control sobre la natalidad”. A lo largo de estos más diez años de implementación, ¿hay elementos para sostener lo que dice Espert si miramos el promedio de hijos por beneficiario y su evolución en los últimos años?
–No hay ninguna evidencia que indique un impacto de la AUH sobre la natalidad. De hecho, el promedio de hijos que tienen las familias que reciben la AUH es de 1,8 niños y niñas por familia. El 51% de los hogares que reciben la AUH tiene una sola hija o un solo hijo mientras que solo el 2% tiene 5 hijos o más.
–¿Cómo es ese promedio de hijos si lo contrastamos con otros sectores sociales, por ejemplo, los trabajadores asalariados de clase media?
–Hoy, los trabajadores y las trabajadoras que están en relación de dependencia tienen 1,6 hijos mientras que el total de la población registrada de la ANSES tiene 1,7 en promedio. Con lo cual hay una baja en la natalidad promedio en todos los sectores y no hay una divergencia mayor en términos socioeconómicos. Recordemos que el promedio de hijos e hijas de cada familia que recibe la AUH es de 1,8.
–Espert también sostuvo que “la tasa de crecimiento de la población en hogares marginales es entre 4 y 5 veces superior a la de la población de clase media y media alta” y que “esto significa que, si Argentina no pone un límite a la natalidad en los hogares pobres, Argentina va a ser una gigantesca villa miseria”. ¿La cifra que sustenta esta afirmación se condice con los datos que se manejan al respecto?
–Los hogares que reciben la AUH tienen un promedio de 1,8 hijos e hijas. En la Argentina está cayendo la natalidad y esto no es algo positivo. Si queremos tener un país más desarrollado, necesitamos más personas, no menos. El problema que tenemos hoy en la Argentina es la calidad de vida que tienen las familias con niños, niñas y adolescentes. Hoy en todos los estratos del país se está decidiendo tener menos hijos e hijas por las condiciones que damos para que eso suceda. En la Argentina, tener un hijo o una hija implica tener mayor probabilidad de encontrarse en una situación de pobreza. Y esto es malo para las personas, pero es peor para el país. Porque tenemos menos gente para trabajar, para construir un país.
–Probablemente, en más de un caso, la decisión de tener menos hijos tenga que ver con esta variable socioeconómica.
–Hoy en la Argentina, las personas no pueden completar la trayectoria vital que quisieran porque no estamos garantizando las condiciones para que las familias puedan tener la cantidad de hijos que quieran por la situación económica, particularmente hostil que garantizamos para las familias con niños, niñas y adolescentes. Si queremos un país desarrollado, tenemos que garantizar las mejores condiciones posibles a las familias, no las peores.