Antes de morir, su hijo le dejó una misión que cambiaría su vida: "Me dijo que diera todo y más"
A Amalia Leguizamón la vida la golpeó donde más duele. Tiene 45 años, una voz enérgica y vive en el barrio Los Perales, en Tortuguitas, partido de Malvinas Argentinas. Junto a su casa, funciona el comedor que fundó y del que dependen más de 970 niños, niñas, adolescentes y adultos. "Crié cinco hijos y dos de ellos fallecieron. A Severiano lo asesinaron cuando se resistió a un robo en la puerta de una farmacia y Leo murió de cáncer. Tenían 17 y 18 años", cuenta del otro lado del teléfono. Enseguida, aclara que es como el junco, "que se dobla pero no se quiebra", y que antes de morir Leo le dijo una frase que le daría sentido a su existencia: "Me abrazó y me dijo mirándome a los ojos: ‘Da todo lo que tengas y más’", recuerda.
Sus palabras cobraron sentido a las dos semanas. Esos 14 días, Amalia los había pasado sentada en la puerta de su casa sin bañarse ni comer, casi sin dormir. "Me quería morir. Hasta que una tarde vi a cinco chiquitos que pasaban por la calle. Al lado de mi casa funcionaba un comedor y uno le dijo al resto: ‘Está cerrado, ¿a dónde vamos a ir a tomar la leche?’. Para mí fue como un ‘boom’", dice la mujer. Se levantó, los hizo pasar y le pidió a su marido, Juan, que les preparara un mate cocido y algo para comer.
El matrimonio no pudo imaginar que esa sería la primera semilla del comedor "Seve y Leo", un espacio que iría tomando forma con chapas, ladrillos y mucho esfuerzo, a medida que la voz empezaba a pasarse y los chicos y chicas a llegar en busca de algo caliente para llenar la panza. Desde hace seis años, brinda merienda y cena y se convirtió en un espacio de referencia para el barrio. "Damos mucho más que alimentos, que siempre los entregamos con amor y alegría. Acá los chicos vienen para lavar su ropa, hacer la tarea y muchas otras cosas", describe Amalia.
Su historia es solamente una entre las muchas que le dan identidad a los más de 460 centros comunitarios, comedores y hogares que este sábado se beneficiaran de una nueva Misión Solidaria. Impulsada por Fundación Si junto con Radio Metro y con el apoyo de Telefé y Fundación La Nación, se trata de la decimocuarta edición de una iniciativa que por primera vez tendrá un formato virtual, con un alcance que, se espera, sea internacional. La cita será desde las 10 hasta las 20 en la Metro 95.1 y metro951.com: una transmisión especial de 10 horas en las que se conocerán distintas opciones para colaborar, las historias detrás de cada comedor y varios artistas e invitados sorpresa.
Efecto pandemia
En 2017, Amalia conoció a la Fundación Si -que desde 2012 trabaja por la inclusión social con un abanico de proyectos en todo el país- y gracias a su acompañamiento su comedor tomó un nuevo empuje. "Con su ayuda pudimos crecer un montón. Hoy tenemos dos freezers, tres heladeras, tazas, vasos, cubiertos y ropa para los chicos. Pero siempre hace falta más porque las necesidades son muchas", subraya Amalia.
Desde que empezó la cuarentena, la fundadora del comedor "Seve y Leo" recorre en moto o auto el barrio para entregar los bolsones de alimentos casa por casa. Además, todas las noches va a la estación de tren Manuel Alberti, en Pilar, a llevar ropa y comida a personas en situación de calle y a quienes viven en un asentamiento junto a las vías. "A la gente que está haciendo la cuarentena, le dejo los alimentos en la vereda y les toco la bocina. Tenemos muchos casos de COVID en el barrio. Hace menos de una semana acá enfrente murió un hombre de 47 años que dejó cinco hijos. La mujer está desesperada", resume Amalia.
Las palabras no le alcanzan para describir cómo viven la cuarentena muchas de las familias que no tienen agua. Quebrada, lo resume en una frase: "Es muy triste, una situación inédita la que estamos viviendo". Las necesidades más urgentes son elementos de higiene, alimentos, abrigo y pañales para niños y adultos.
El comedor de Amalia funciona gracias a donaciones, desde almacenes y verdulerías de barrio hasta vecinos u organizaciones como Fundación Si. "Fui armando de a poquito este hermoso lugar. Tenemos un comedor lindo pero falta terminar los baños, por ejemplo. Acá no trabajamos para ningún político ni aceptamos ninguna pancarta: este comedor es de la gente del barrio", enfatiza Amalia.
Para evitar la manipulación de tuppers y respetar el distanciamiento social, hoy están entregando la mercadería en bolsones que cada familia prepara en su casa. Sin embargo, en el caso de que los que no tienen cómo hacerlo, Amalia se las lleva hecha. Para no gastar gas y como las ollas son demasiado grandes para lo que aguanta su anafe (contar con una cocina industrial sería de gran ayuda), su marido, ella y una colaboradora, cocinan a leña.
Además de con su marido, Juan (que hasta la cuarentena trabajaba en un puesto en el Mercado Central), Amalia vive con sus tres hijos, Mía (12), Alma (10) y Juancito (6). Se levanta entre las tres y las cuatro de la mañana y nunca duerme más de cinco horas. "Hay mucho para hacer, desde preparar la comida hasta la ropita del bebé que está por nacer o lavar la ropa para el que no tiene jabón ni agua en su casa", dice.
Severiano y Leo murieron un 6 de agosto, con dos años de diferencia. "Creí que no se podía salir adelante, pero se puede", asegura Amalia, y agrega que le encanta lo que hace y que tiene muchos sueños. "Mi sueño es terminar el comedor y una peluquería y carpintería que estamos haciendo para dar una salida laboral a quienes menos oportunidades tienen. Quiero seguir adelante con este sueño que me dejó mi hijo: todavía no voy ni por la mitad", concluye.
Cómo colaborar
- Este sábado, de las 10 hasta las 20 en Metro 95.1 ymetro951.com se podrá participar de una nueva Misión Solidaria. Ingresando en la web de Fundación Si se puede elegir un kit de alimentos, productos de limpieza e higiene para donar.
- Para contactarse con Amalia y colaborar con su comedor, llamarla al 11 6845-7052. Necesitan alimentos, ropa de abrigo, elementos de limpieza e higiene y pañales.