Amigos: "Una vez se cortó la luz y él me guió a mí"
Para Ariel Rojo, la ceguera de Santiago nunca fue un impedimento para compartir sus vidas
La amistad entre Ariel Rojo y Santiago Morrone, una persona ciega, comenzó en los años 90 a partir de un entrenamiento de atletismo. Se conocieron en un parque cuando Santiago buscaba un entrenador y se sumó al grupo de Ariel.
Los dos disfrutaban mucho de correr. Santiago le explicó a Ariel cómo guiarlo mientras entrenaban y él siempre se sintió seguro para hacerlo. Así, voluntariamente, se convirtió en su guía. Juntos llegaron a correr 42 kilómetros y participaron de distintas competencias.
Enseguida, Ariel se convirtió en un amigo de la familia e hicieron más actividades juntos. Comenzaron a compartir asados, charlas y hasta vacaciones familiares. Este verano fueron a pescar. "Siempre me tomé la discapacidad con mucha naturalidad. Nunca fue una barrera para nuestra amistad. De hecho, recuerdo una oportunidad en que se cortó la luz y Santiago me tuvo que guiar a mí", relata Ariel.
Santiago es el secretario de Apanovi, una asociación civil sin fines de lucro, dirigida por personas ciegas, que Ariel también apoya desde que lo conoce.
Hace unos años, los amigos comenzaron a trabajar juntos: atienden el quiosco de la Facultad de Sociales de la Universidad de Buenos Aires. "Con el tiempo te acostumbrás a la discapacidad. El problema es que la mayoría de la gente tiene prejuicios y eso es lo que molesta. Por suerte con mis amigos y familia eso no pasa", confiesa Santiago.