Rubén tiene 25 años, es rescatista y estudia Veterinaria en la UBA; con la ayuda de un profesor y varios asistentes, desde hace tres años organiza una campaña de esterilización en el barrio Zavaleta, en Barracas
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Porque ama a los animales y conoce la importancia de la esterilización, Rubén Vera Bael realiza todos los meses desde hace tres años una jornada de castración de mascotas en su casa, en el barrio Zavaleta, conocido también como villa 21-24, en Barracas. No es una manera de decir: el quirófano, con asesoramiento médico, lo arma en el living de su casa, donde llegan a esterilizar a 80 perros y gatos en una mañana.
Rubén es paraguayo, tiene 25 años y estudia en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, la universidad de sus sueños. Llegó al país hace 18 años, de la mano de sus padres, Rubén y María Elena, y su hermano Jesús María. A los dos años ya estaban instalados en la misma casa que habitan hoy, de dos pisos, cerca de la entrada del barrio.
Como todavía no está recibido, el encargado de las intervenciones es un veterinario que fue su profesor en la facultad. Además, lo acompaña un equipo de asistentes y voluntarios. Desde la primera campaña, en 2021, llevan esterilizadas unas 5000 mascotas. Los vecinos apenas costean los insumos y hacen un aporte para que los profesionales puedan cobrar las horas de trabajo.
Al rescate de los animales en la villa
“Siempre me gustaron los animales, desde chiquito. Mi abuelo tiene una granja en San Carlos, Paraguay. Yo crecí allí, entre caballos, vacas, cabras y gallinas. Veía cómo los cuidaba y los curaba cuando tenían algún daño”, recuerda Rubén durante un descanso en la última jornada de castraciones que organizó el domingo pasado.
Cuando llegó a Zavaleta, en 2006, con su mamá empezaron a rescatar perros y gatos. “Los encontraba en la calle o en los contenedores de basura. Y nos ocupábamos de buscarle una nueva casa. Pero llegó un momento en que directamente nos dejaban ocho animales en casa por día. Era imposible”, cuenta Rubén.
“Entonces, con mi mamá nos conectamos con Zaguates Refugio, una asociación que no tiene un lugar físico, pero que les busca hogares de tránsito o de adopción a mascotas abandonadas. Este grupo ya venía trabajando en la 21-24 y hacía campañas de castración en otros barrios”, relata Rubén y reconoce que esa fue la inspiración para armar las jornadas de esterilización.
Así fue como formaron un grupo de Facebook llamado Uniendo Fuerza para los amigos de 4 patas, cuyo lema es “no vamos a cambiar el mundo ayudando a un animal, pero al menos el mundo habrá cambiado para él”. Y empezaron, en 2021, con las castraciones. Gracias al impacto de las campañas de castración, hoy sólo reciben un promedio de dos animales abandonados por semana.
“Mi sueño era estudiar Veterinaria de la UBA. El CBC lo aprobé en un año, sin problemas, y entré con mucho orgullo en la facultad. Ahora ya estoy en segundo año, pero se complica mucho estudiar cuando también hay que trabajar todo el día”, cuenta Rubén.
El año pasado, como jardinero de una empresa privada, trabajaba 10 horas por día. Finalmente, decidió renunciar para poder dedicarle un poco más de tiempo al estudio. De todos modos, Rubén trabaja como chofer Uber y estudia peluquería para abrir una barbería. De hecho, ya alquiló el local donde empezará como barbero.
“No podría haber pagado esta operación”
La última jornada de castración fue el domingo pasado. Como lo hacen siempre, sacaron las mesas y sillas del living y dejaron solamente mantas en el piso, donde los gatos y perros hacen la recuperación después de la intervención. Para que pueda trabajar cómodo el veterinario, su mamá mudó a otro cuarto las máquinas que usa para fabricar las camperas de cuero que vende.
Desde las 10, los vecinos que habían sacado turno por WhatsApp fueron llegando. Sobre la callecita finita en la que se apilan las casas de materiales con escaleras y balcones, enseguida se formó una fila. Una de las primeras fue Romelia Ortiz, de 26 años, embarazada de siete meses de su bebé que se llamará Alan o Gael.
Ahora, a upa está su caniche Toby. “Me lo regalaron para mi cumpleaños cuando tenía dos meses y ya hay que castrarlo. Acá me salvan porque me resultaría imposible pagar esta operación”, le cuenta a LA NACION.
El asistente Lautaro Giordano pasa con su uniforme y su vincha para dar instrucciones: “Hoy no vamos a dejar solas a nuestras mascotas, ya que para el éxito de la intervención, el 50% es responsabilidad del veterinario, pero el otro 50% tiene que ver con cómo los cuidamos en casa”. Mientras hace pasar a cinco mascotas para que sean intervenidas, les aplica un sedante a las que quedan en la fila: “Sólo los estamos tranquilizando un poquito”.
Los gatos fueron los primeros en pasar. Algunas de las primeras en despertarse y volver con su familia son la gatita Mía, de dos años, que asoma la cabecita por el bolso que lleva Araceli Blanco, de 13, y Estrella, de 4. “La mamá de estas gatitas tuvo muchos gatitos y gatitas. Por eso los vinimos a castrar”, cuenta Jorge Blanco, el tío de Araceli, y sigue: “Un vecino me avisó de la campaña y me salvó el presupuesto”.
Cerca de las 5000 castraciones
La jornada del domingo fue un éxito: castraron 86 perros y gatos. “Conocí al veterinario y sus asistentes porque fueron docentes míos en la UBA. Ellos aceptaron hacer las castraciones a bajo costo”, cuenta al final de la jornada Rubén, cansado pero feliz y orgulloso junto a su mamá y a Olga, otra voluntaria.
Lautaro, uno de los asistentes, tiene 28 años y viaja desde Merlo para ser parte de la campaña. “A los 12 empecé a llevar a castrar a animales de la calle o de vecinos que no se ocupaban de hacerlo. Y a los 17 o 18 arranqué como asistente del veterinario de una de las tantas campañas que existen. Sería como un enfermero de animales, pero si bien esa categoría no existe en el país, sí hice varios cursos”, dice.
Desde que Rubén arrancó la campaña en su casa, suma casi 5000 castraciones: 900 en 2021, 1.368 en 2022 y 2.543 en 2023.
“Es un tema de salud pública”
Mariana Fragner es la coordinadora de auditoría y de los equipos del interior del país del Programa Nacional de Tenencia Responsable y Sanidad de perros y gatos, y destaca la importancia de las campañas de esterilización. “Lo que pasa en Argentina y en el mundo es que los animales se reproducen de manera exponencial, sobre todo en las zonas de vulnerabilidad social, donde no están contenidos en jardines cerrados con verjas o rejas”, explica la veterinaria.
“Nacen tantos perritos y gatitos que, como no son cuidados adecuadamente, se van muriendo o transmiten enfermedades como leishmania, rabia o toxoplasmosis. Rompen y comen basura o provocan mordeduras y accidentes de tránsito. Entonces, más allá del amor a los animales y la tristeza que nos da verlos sufrir, la superpoblación se convierte en un tema de salud pública”, agrega.
La funcionaria explica que, si bien no hay censos sino muestreos, se calcula que en el país hay 15 millones de animales, de los cuales 5 millones no tienen tutores responsables. Se supone que hay un perro cada 4 personas y un gato cada 7, pero sobre todo los gatos callejeros son imposibles de contar.
“Por eso es necesaria la castración de las mascotas, sobre todo en los barrios populares, para contener su crecimiento. El gobierno nacional hace castraciones de manera limitada. Por ejemplo, en la villa 31 de Retiro ya hizo 25.599 en poco más de una década y provee la vacuna antirrábica y la desparasitación. También impulsa y trabaja junto a los municipios para tomar las riendas del problema. Pero es un proceso largo y costoso”, asegura Fragner.
Más información
- Para contactar a Rubén para colaborar con su obra en la villa 21-24, le pueden escribir a al WhatsApp: 11-6887-5888.
- Para sumarte como voluntario de Zaguates Refugio o adoptar mascotas, se puede contactar a la organización a través del Instagram.
- Para sacar turnos para las castraciones gratuita que hace la ciudad de Buenos Aires en distintos barrios, hay que ingresar con clave Mi BA en la web específica de atención veterinaria.