Alcoholismo. Claves y efectos de una adicción cada vez más extendida
Aunque está instalado en el imaginario colectivo como el invitado que no puede faltar en la mesa de los argentinos, el alcohol integra la nómina de sustancias adictivas que ponen en jaque nuestra salud física y psíquica. Su consumo en exceso no solo genera adicción, sino que también provoca daños graves e irreversibles en el organismo.
El problema de la ingesta excesiva de alcohol reviste, en el país, un nivel de seriedad que no siempre reflejan las políticas y campañas de prevención. Las cifras son elocuentes. La Argentina figura en el tercer puesto del ranking americano de consumo de alcohol, con un promedio de casi 10 litros de alcohol puro por habitante por año. Y encabeza la nómina de países con mayor porcentaje de consumo de alcohol en adolescentes: el 70,5% de los chicos de entre 12 y 17 años ingirió una bebida alcohólica al menos una vez según el último revelamiento de la Sedronar.
"No vas a ver escrito en ningún lado que el alcohol es una droga. Es una sustancia con buena prensa, accesible y legal", se lamenta Gabriela Torres, secretaria de Políticas integrales sobre Drogas de la Nación, quien establece cuatro graduaciones muy marcadas en torno del consumo de alcohol.
"La primera es el uso, que se puede apreciar cuando se bebe durante una ocasión especial como un cumpleaños. Le sigue el abuso, que lo podemos encontrar cuando, en ese mismo cumpleaños, se toma mucho. Después viene el consumo problemático, cuando el consumo tiene una carga subjetiva, se vuelve una especie de bastón de nuestra personalidad y se lo necesita ante determinadas circunstancias. La última es la adicción, cuando el día a día gira en torno de comprar y tomar", explica Torres.
Cada una de estas categorías describe los diferentes tipos de vínculo que pueden establecerse con la sustancia. En muchas ocasiones y cuando existen otros problemas de base, se concatenan en forma progresiva. "No es de un día para el otro que se llega a un consumo problemático. Es, al igual que la adicción, síntoma de problemas más complejos, que hay que desarmar y trabajar. Por eso es importante hablar de estos temas, registrar lo que se consume y su efecto en el cuerpo. Los primeros alertas deben encenderse cuando se incurre en una ingesta excesiva, que encuadraría en un abuso de la sustancia, y el organismo empieza a generar tolerancia", agrega Torres.
El consumo de alcohol en exceso genera todo tipo de daños en el organismo. Pero, además, exacerba la violencia y causa accidentes. Según la OMS, ocupa el tercer lugar entre los principales factores de riesgo de muerte prematura y discapacidad a nivel mundial y es el principal factor de riesgo de muerte y discapacidad para las personas de entre 15 y 49 años. A nivel local, el alcohol está presente en la mitad de los accidentes de tránsito, de acuerdo con la organización Luchemos por la Vida.
Pero más allá de cuestiones subjetivas, el contexto social no siempre colabora. La ingesta de alcohol, incluso en casos de excesos, cuenta con cierta tolerancia social. Esto dificulta la toma de conciencia acerca de sus efectos nocivos, lo que lo vuelve especialmente dañino en el caso de los adolescentes. Hoy en día, no sólo se comienza a tomar alcohol a edades más tempranas sino que son frecuentes las ingestas excesivas –en previas, fiestas, reuniones excesivas- y la mezcla indiscriminada de sustancias.
"El consumo de alcohol entre adolescentes no debería existir porque está prohibido para menores de 18 años. Tomar alcohol siempre es peligroso, pero en el caso de los más chicos, hay mayor riesgo de generar dependencia. Cuando se empieza a los 13 o los 14 aumentan las chances de etilismo crónico y de consumo a largo plazo con peores consecuencias, porque el daño neurológico es mayor y el deterioro neurocognitivo ocurre más temprano", aporta el jefe del servicio de Toxicología del Hospital Fernández, quien cuenta que la institución atiende mil casos por intoxicaciones con alcohol al año.
"Ha ido bajando el promedio de edad de los intoxicados. Hace 15 años era de 21 o 22 años y llegaban con 3,,5 gramos de alcohol en promedio. Ahora la media es de 16 con 5 grados de alcohol o más. Es decir que bajó la edad de intoxicación y aumentó la cantidad de alcohol con que se intoxican", agrega Damin, también presidente de la Fundación Niños sin Tóxicos (Fundartox).
Según el especialista, el nivel de tolerancia social hacia la ingesta de alcohol es tan grande que los padres de adolescentes no advierten el peligro de que sus hijos consuman. "Los padres facilitan el alcohol, permiten el alcohol en los cumpleaños de 15, en las previas, les dan plata a los hijos para que compren alcohol y no huelen a sus hijos cuando vuelven de una salida. Claro que no alcanza con que un padre solo actúe. Tiene que haber un consenso general y, sobre todo, hace falta una conducta activa del Estado con campañas de prevención y concientización, mayor capacitación y algunas medidas restrictivas, como aumentar la carga impositiva. Hoy un litro de alcohol sale más barato que un litro de leche."
Los cuatro tipos de consumo de alcohol
- Uso: consiste en una toma consciente y episódica
- Abuso: se da cuando las tomas se vuelven frecuentes y excesivas
- Consumo problemático: el alcohol se vuelve un bastón de la subjetividad, se lo necesita en determinadas circunstancias
- Adicción: la vida cotidiana se resume en dos acciones: comprar y tomar alcohol
Algunas recomendaciones
- Antes de tomar alcohol, comer algo y tomar mucha agua.
- Establecer horarios: si tomamos en el almuerzo y en la cena, es muy difícil que podamos realizar otras actividades. Por eso es muy importante sostener rutinas y actividades durante el día, y estar comunicados con otras personas.
- Llevar un registro de lo que se consume
- Pedir ayuda en caso de sentir que la necesidad de tomar alcohol escapa de nuestro control
Dónde pedir ayuda
- Línea 141: la Sedronar tiene una línea gratuita y anónima de primera escucha, que brinda información, atención y acompañamiento para situaciones de consumo problemático de alcohol y otras sustancias, funciona durante las 24 horas, los 365 días del año, en todo el país.
- Unidad de Toxicología del Hospital Fernández: brindan atención telefónica al (011) 4808-2655 o 4801-7767.
- Fundación Manantiales: la fundación se dedica a la investigación, prevención y asistencia integral de diferentes adicciones, desde drogadicción y alcoholismo, hasta tecnoadicción. Tel.: (011) 4382-8500.
- Fundartox: se de dedica a la promoción, prevención, diagnóstico, asistencia, docencia e investigación, vinculadas a la toxicología. WhatsApp: 11-4404-8004; https://fundartox.org
- Alcohólicos Anónimos: brindan escucha y asistencia con un programa de recuperación del alcoholismo de 12 pasos, funcionan en todo el país; los lugares pueden conocerse en https://aa.org.ar/; tienen actualmente reuniones virtuales.
- Al-Anon: es un recurso comunitario que provee ayuda a aquellos afectados por el beber compulsivo de un familiar o amigo. Hasta que se levante la cuarentena están realizando reuniones online. Tels.: 0800-333-0784 y WhatsApp: 11-3256-4729; Más información en www.alanon.org.ar o escribir a alanon@alanon.org.ar