Al grito de libertad y pautas claras
Los adultos suelen tener una percepción bastante crítica de los adolescentes. Esto no es nuevo, ya lo hemos escuchado en la generación de nuestros padres y abuelos, y responde a un estereotipo algo negativo de este período. Ocurre que la adolescencia es una etapa de cambios drásticos y rápidos en el desarrollo físico, mental, emocional y social, que naturalmente provoca tensiones en la búsqueda de la propia identidad. Es una etapa de oportunidades, pero también de vulnerabilidad a las conductas de riesgo. No es unafase fácil para los padres y la escuela ni tampoco para los chicos, pero debe tenerse siempre presente que los adolescentes se convierten en adultos felices y productivos cuando son acompañados y apoyados por su familia y por la escuela (como guía, supervisión, escucharlos, ayudarlos a ordenarse, alcanzar sus objetivos). Para lograrlo es importante que los conozcamos.
Las investigaciones sobre opiniones, actitudes, valores de este segmento de la población durante la última década muestran que los jóvenes tienden a tener una visión más positiva hacia futuro que los adultos, tienen una alta valoración de la amistad y aspiran a desarrollarse intelectual y personalmente. Se sienten orgullosos de su nacionalidad y se manifiestan en su mayoría felices. Les preocupa la inseguridad, valoran marcadamente la solidaridad y el cuidado del medio ambiente.
Estudios recientes sobre estudiantes secundarios nos muestran que los jóvenes manifiestan deseos de aprender más, que se enseñen cosas interesantes, reclaman profesores comprometidos que asistan a clase y solicitan normas claras. Aspiran a profesores implicados con la enseñanza de los contenidos curriculares y que también les enseñen y guíen para la vida, que conversen con los estudiantes y cumplan con su trabajo.
El alejamiento de los padres, el rechazo a los valores y la autoridad de los adultos y la rebeldía son la excepción, no la norma, y representa sólo una minoría de este segmento. Esto implica que el cuestionamiento a la autoridad –si bien suele plantearse desde las minorías activas– se da en simultáneo con una mayoría que reconoce la necesidad de límites.
Es que los jóvenes pueden pedir al mismo tiempo libertad y protección, y aunque eso pueda parecer ambiguo y hasta contradictorio, revela una clara conciencia en ellos acerca de la necesidad de límites y pautas claras
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