Aída de Jesús Cabrera está perdida desde el 28 de febrero de 2014
Tenía 66 años cuando desapareció el 28 de febrero de 2014 en Posadas, Misiones; la última vez que alguien la vio fue en una iglesia evangélica; su hija cree que fue víctima de una red de trata o “vio algo raro” sobre ese tema.
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Aída de Jesús Cabrera
Tenía 66 años cuando desapareció el 28 de febrero de 2014 en Posadas, Misiones.
La última vez que alguien la vio fue en una iglesia evangélica.
Estaba jubilada y hacía dos meses que vivía sola: su hijo más chico acababa de mudarse con su pareja. El día de su desaparición, Aída de Jesús Cabrera tendría que haber ido a cobrar la jubilación. Pero no lo hizo. Cuando sus hijos fueron a verla, estaban la radio y las luces encendidas. Todo estaba donde solía estar, salvo ella. Tenía 66 años y era febrero de 2014.
Durante varios meses, la radio siguió encendida en el dial en el que solía escuchar folclore. “No queríamos apagar nada porque sentíamos que así la teníamos presente”, cuenta su hija, que desde que se separó del padre de sus dos hijos vive en el departamento de su madre y tiene un emprendimiento de venta de cotillón.
A la búsqueda de su mamá le dedicó gran parte de los últimos ocho años. Tanto que se convirtió en una referente del tema desapariciones y en la creadora de uno de los espacios en redes sociales donde hay mayor intercambio de búsquedas, el grupo de Facebook llamado Ayudemos a encontrarlos. “Hemos podido encontrar a unas 40 personas. La mitad, aparecieron muertas o asesinadas”, dice y sigue: “De mi mamá no sabemos nada”.
“Nada” es una forma de decir. Claudia y sus hermanos nunca dejaron de moverse y lograron sostener hasta hoy una recompensa de 1 millón de pesos para quien aporte información. Lo último que se sabe de Aída es que el domingo 2 de marzo fue a una iglesia evangélica de la zona. El pastor declaró que estuvo allí.
Después surgió un testimonio que la ubica cerca del hospital de Posadas. Pero nunca pudieron corroborarlo, reconstruye Claudia y asegura que la policía no hizo una buena investigación. Ellos mismos hicieron guardias en la zona para monitorear movimientos compatibles con lugares de explotación sexual y trata. “Creo que mi mamá vio algo que no tenía que ver. O fue víctima de una red de trata”, dice y describe que su mamá tenía un lunar en el omóplato derecho y otro más pequeño arriba de los labios.
¿Qué amaba Aída? Qué no amaba, prefiere decir Claudia y enumera: “Tocaba bien la guitarra, bailaba en el corso de Corrientes, le gustaba la natación, era profe de karate, fue jefa de Rentas de la provincia. Era muy buena jugadora de ajedrez. Y fue una madre que nos acompañó siempre”.
A quién podés llamar si tenés un dato sobre ella:
- Podés escribirle al Ministerio de Seguridad haciendo click en este link o llamando a la línea 134.
- Podés llamar al 911.
- Podés comunicarte con la organización Personas Perdidas por whatsapp al 11.4915.9470