El año que viene cumple 18 y sueña con encontrar una familia antes de ese momento
Desde que era pequeño, Lautaro recorrió distintas instituciones para chicas y chicos sin cuidados parentales. “Soy muy cariñoso y amiguero”, dice. Si no lo adoptan antes de que cumpla la mayoría de edad, deberá egresar del hogar por su cuenta.
- 7 minutos de lectura'
“Lo que a mí me gustaría es tener una familia. No tengo preferencias sobre cómo podría ser: un papá solo, una mamá, dos papás, con o sin hijos… Cualquiera es posible para mí. Tampoco tengo problema de que sea de otro lugar del país. Me puedo adaptar”, dice Lautaro. Habla tranquilo, con algo de timidez y la sonrisa fácil. Es un adolescente de 16 años que vive en un hogar en Verónica, una pequeña localidad bonaerense a 90 kilómetros de La Plata.
En febrero de 2020, a Lautaro (su nombre fue cambiado en esta nota para preservar su identidad) se le declaró la situación de adoptabilidad. Sin embargo, todavía sigue aguardando a esa persona o pareja que le restituya el derecho fundamental a vivir en familia. La suya es una espera que se inició mucho antes de 2020.
Al hogar donde está ahora ingresó seis años atrás, pero desde que era chiquito entró y salió de varios, tras distintos intentos fallidos de revincularse con su familia de origen. “Entré por primera vez a los seis, salí a los 11 y a los 12 o 13 entré de vuelta”, cuenta el chico sobre ese largo derrotero.
Durante un encuentro por Zoom con LA NACION en el que estuvo acompañado por Susana, psicóloga de la Asesoría de Menores de La Matanza, y Adriana, la referente del hogar donde vive, Lautaro explica: “Cuando me dijeron sobre la posibilidad de buscarme una familia por medio de la adopción, me daba un poco de miedo, porque no sabía si me iba a poder acostumbrar, pero hoy estoy tranquilo”.
Para encontrarle una familia, el Juzgado de Familia N°3 de La Matanza lanzó una convocatoria pública, es decir, un llamado abierto a toda la comunidad al que puede presentarse cualquier persona sin necesidad de que esté inscripta previamente en un registro de adopción.
Se trata de una herramienta de la que disponen los juzgados para darle respuesta a las infancias y adolescencias que desde hace más tiempo esperan en los hogares. En muchos casos son preadolescentes, adolescentes (como Lautaro) o forman parte de grupos numerosos de hermanos, y que por esas características en los registros de postulantes a guarda adoptiva, no se encuentran candidatos para ellos.
Los datos hablan por sí solos: de las 2540 personas y parejas que hay actualmente inscriptas para adoptar en el país, el 87% están dispuestas a ahijar a niñas y niños de hasta 3 años, mientras que menos del 1% (apenas tres legajos del total) recibiría a adolescentes de 15. Para adoptar a chicos y chicas de 17 años, no hay ningún inscripto.
Proyectar a futuro
El 22 de noviembre de 2023 Lautaro cumplirá 18 años pero espera que, mucho antes que eso, pueda estar viviendo con una familia que le permita seguir creciendo contenido y lo acompañe en sus sueños de proyectarse a futuro. Señala que en el hogar tiene una rutina que suele seguir durante la semana. Cuando se levanta, ayuda con los quehaceres del lugar, a la tarde suele ver una serie y hacer la tarea, y va a la escuela a la noche (cursa 4°año, con orientación en ciencias sociales).
“Me va bien en la escuela, aunque a veces soy medio vago”, admite el adolescente entre risas. Y asegura: “Me gusta la matemática”. Una vez por semana, juega el fútbol: su posición suele ser la de defensor y es de Boca. “Hago muchos deportes. Bah, lo que puedo, porque no me alcanza el tiempo: básquet, vóley con los chicos en el hogar y fútbol en un club”, detalla. De hecho, participa de una liga y los fines de semana viaja a campeonatos en localidades cercanas.
Los sábados, “como no hay muchos lugares para ir en el pueblo”, suele ir a la plaza o al anfiteatro en el cual las chicas y los chicos del lugar se juntan a pasar el rato. A él le gustan mucho los animales, sobre todo los gatos. Sin embargo, cuenta que en el hogar no puede tener ninguno porque ya hay tres perros. “Nos acompañan a todos lados. Una se llama Negrita y tiene 13 años. Nos espera cuando salimos de la escuela”, sostiene.
¿Cómo se describiría? “Soy muy cariñoso y amiguero, pero no soy de salir mucho, prefiero quedarme adentro. Me gusta mirar series, jugar a la Play y escuchar música en inglés. Variado. No me gusta mucho el tango; después, todo”, responde. Sobre sus proyectos a futuro, cuenta: “Me gustaría aprender a dibujar y a tocar algún instrumento. También capacitarme en la manipulación de alimentos o en contabilidad”.
Sobre cómo vive la espera de una familia, el chico asegura: “No es que tengo mucha ansiedad, sino que trato de seguir adelante porque si no se da la posibilidad de la familia, de alguna forma voy a tener que salir de acá”. Esa es la realidad de muchas chicas y chicos que viven en hogares de todo el país y que al cumplir los 18 años tienen que abrirse paso en la vida por su cuenta, a los codazos.
A Lautaro le gusta cocinar y está interesado en seguir aprendiendo. En el hogar, siempre da una mano para preparar las comidas. Una de sus preferidas es la tarta de jamón y queso, aunque le gusta casi todo.
Hoy, en esa institución en la que convive con otros 15 varones (él tiene su cuarto propio), se siente contenido. Pero cuenta que nunca es fácil ingresar a un hogar: “Me acuerdo de que, al principio, sentía que todos me iban a golpear, porque era nuevo. Estaba muy a la defensiva”.
Adriana, una de las responsables del lugar, describe a Lautaro así: “Es uno de los chicos más confiables que conocí, tiene un corazón del tamaño del mundo, él siempre está dispuesto a dar una mano y sobre todo cuando ve que se pone compleja la situación, siempre está ahí”.
Cuenta que la mayoría de los chicos se encuentran en situación de adoptabilidad, pero muchos son preadolescentes o adolescentes, lo que dificulta las chances de encontrarles una familia. “Cuando están mucho tiempo en el hogar, se les hace cada vez más difícil salir y empezar una vida independiente. El hogar es la seguridad para ellos”, asegura.
Pero Lautaro no pierde las esperanzas. Y así como a lo largo de muchos años vio a muchos niños y niñas más chiquitos irse con una familia, el también espera que un día el timbre suene y pregunten por él.
Cómo postularse
Quienes consideren que pueden conformar con Lautaro la familia que espera, pueden contactarse con el Juzgado de Familia N°3 de La Matanza (calle Jujuy, intersección Malabia de San Justo) llamando al (011) 4484-4571/72 o escribir a juzfam3-lm@jusbuenosaires.gov.ar. Otra opción es comunicarse con el Registro de Postulantes a Guarda Adoptiva (RUAGA) al 0221-410-4400, internos 56299 o 42897, enviar un mail a regcentraladopcion@scba.gov.ar o completar un formulario haciendo click aquí. El número de referencia de la convocatoria es 25762.
Más información
La adopción es una institución que nació para garantizar el derecho fundamental de todas las niñas, niños y adolescentes a vivir en una familia. Aquí podes encontrar algunas preguntas frecuentes. Además, en la web de la Dnrua hay una guía sobre la adopción en la Argentina, servicios en línea y datos sobre charlas informativas mensuales.
Otras noticias de Adopción
Más leídas
Tras los ensayos. “Chancho dado vuelta” y “olor a porro”: las frases de un Colapinto entre gustoso e incómodo en Las Vegas
Explosivo. Los detalles del romance de Enzo Fernández y Nicki Nicole
Arte y religión. ¿Por qué el Día de la Música se relaciona con Santa Cecilia?
Conecta Palermo con Colegiales y Belgrano. La historia detrás del puente de 1916 que fue construido para el tranvía