A través de un taller de construcción de botes, enseña álgebra y trigonometría a chicos en Tigre
En un galpón, seis chicos del barrio La Esperanza, en Tigre, disfrutan de una merienda con jugo y galletitas entre piezas de madera, herramientas y planos de pequeños barcos. Hace ya tres semanas que asisten a Bote al Agua, un taller donde se les enseña a construir botes de madera que –después de un mes de trabajo– podrán navegar en el río.
"Este curso tiene que ver directamente con mi historia y con lo que a mí me hizo feliz", expresa Daniel Helft (58), que comenzó a pensar el proyecto en agosto del año pasado y al que hoy asisten dos grupos de chicos, entre 11 y 17 años, de barrios vulnerables, en el distrito Tigre Sur.
A Daniel siempre le apasionaron el agua y los barcos. Por eso, impulsado por su amor al remo, hace unos años aprendió a construir sus propios botes y comenzó a navegar con objetos hechos por él, para luego emprender un nuevo camino: combinar esta pasión con el trabajo social. "Sentí un llamado muy fuerte y finalmente me decidí a hacerlo", confiesa.
Así fue como, luego de restaurar un astillero abandonado, comenzó con los talleres gratuitos, convencido de que el futuro del barrio depende íntimamente de promover el vínculo con el río. "Cuando amás algo también lo cuidás, y creo que uno aprende a amar estas cosas desde chico", reflexiona.
Transmitir la pasión
Bote al Agua trabaja con el aprendizaje basado en proyectos, una forma de enseñar que busca que los alumnos logren aplicar conceptos a través de la práctica, en este caso, al construir un bote en tamaño natural.
Unos meses antes de decidir poner el taller en práctica, Daniel viajó a Estados Unidos, donde se capacitó con el director de la fundación estadounidense Teaching With Small Boats Alliance que hace su mismo tipo de trabajo y aplica esta metodología.
"La idea central se basa en que los chicos aprenden mejor cuando se sienten protagonistas; esta forma de educar les enseña a planificar, a trabajar en equipo, a llevar a cabo un objetivo y ver un resultado concreto", asegura.
Además, explica que ponen en práctica principios de álgebra y trigonometría como, por ejemplo, al indicarles que tienen que asegurarse de que una madera esté perpendicular o paralela a la otra.
Otro de los beneficios para los más jóvenes es el reconocimiento social y la posibilidad que tienen de compartir: "Muchas veces, cuando estamos construyendo el bote, llega algún adulto que se interesa y pregunta ‘¿Cuándo vamos a pescar?’".
"La conexión con el río te puede cambiar la vida; quería trabajar con chicos que tal vez no tuvieron la oportunidad de tenerla y abrirles las puertas a este mundo", señala Daniel cuando piensa cuál fue su inspiración para cambiar el rumbo de su vida como periodista y dedicarse a la construcción y a la educación.
Durante las dos horas que los chicos pasan en el taller, ninguno usa el celular. Por turnos y con música de fondo, martillan, aplican el pegamento y otros diseñan con planos las piezas del barco.
"Lo que más me gusta es poder pasar tiempo con ellos y sacarlos un rato de la tecnología; trabajar con la madera y la construcción significa volver a lo de antes", dice Denise Lencina (27), carpintera y una de las ayudantes de Daniel.
Bote al Agua nació en el marco de un proyecto en el que, junto a otros emprendedores, buscan desarrollar y transformar los terrenos baldíos y áreas abandonadas del distrito en espacios artísticos, innovadores y sustentables, con el valor agregado de generar un cambio social, desde brindar oportunidades de trabajo hasta educar a los chicos que más lo necesitan.
Así como él decidió transmitir su amor por el río a través de sus talleres, Daniel invita a que otros decidan hacer lo mismo y poder expandirse a otras zonas del país. "Mi intención es generar un espacio seguro, divertido y creativo para pensar y poder decir lo que piensan", destaca.
Para Daniel, el principal objetivo de este taller es sembrar la semilla de la educación en las nuevas generaciones y ayudar a que estos chicos puedan desarrollar su potencial y descubrir qué es lo que les gusta hacer y en qué se destacan. "Puede ser remar, construir o hasta educar", concluye.
Instagram: @botealagua