Una cirugía cardíaca poco invasiva
Es una técnica para reparar o reemplazar la válvula mitral, una pieza clave para el control del flujo sanguíneo
Llegar al corazón para reparar o reemplazar una de sus válvulas -más precisamente la mitral- hoy puede hacerse de dos formas. Como se ha hecho durante años (y se sigue haciendo con excelentes resultados), abriendo de arriba a abajo el tórax del paciente. O, más recientemente, a través de una intervención menos invasiva, que consiste en realizar una incisión más pequeña en el costado derecho del tórax.
"Hoy, los avances tecnológicos nos permiten reparar la válvula mitral a través de una pequeña incisión, en forma segura y reproducible, con una mejoría sistemática del dolor en el posoperatorio y una recuperación más rápida del paciente", explicó a LA NACION el doctor Daniel Navia, director del Departamento de Cirugía Cardiovascular del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
A diferencia de la clásica esternotomía mediana completa, que se practica con una incisión de ocho a diez centímetros para, luego, partir a la mitad el esternón, esta nueva técnica miniinvasiva permite llegar a la válvula mitral, pero mediante una incisión de cuatro a cinco centímetros.
Eso evita no sólo la esternotomía, sino también el período tan prolongado de rehabilitación poscirugía que ésta conlleva.
"Ya les estamos ofreciendo esta opción miniinvasiva a pacientes jóvenes; en especial a mujeres, ya que la incisión se realiza por debajo del surco mamario derecho, lo que estéticamente no deja cicatriz -explicó el doctor Navia-. A los 15 días de la cirugía, el paciente puede hacer su vida normal. En cambio, con una estereotomía, durante 30 días el paciente no puede manejar, por ejemplo, ya que es una fractura que necesita alrededor de cuatro semanas para soldarse."
La experiencia de los primeros 20 casos realizados por Navia y sus colegas del ICBA con la técnica miniinvasiva de reparación o recambio de la válvula mitral será presentada en el XXXVI Congreso Argentino de Cardiología, que se realizará en octubre en la ciudad de Buenos Aires, y ya fue presentada para su publicación a la Revista Argentina de Cardiología .
Una pieza clave
En el interior del corazón, la válvula mitral administra el paso de sangre entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo: al abrirse permite su circulación desde la aurícula al ventrículo, y al cerrarse evita que durante la contracción cardíaca la sangre desande ese camino (ver la infografía).
Un válvula mitral enferma pueda dar lugar a dos afecciones: la estenosis mitral, en la que la válvula obstruye el paso de sangre entre la aurícula y el ventrículo, y la insuficiencia mitral, que es cuando la válvula no es capaz de evitar que la sangre regrese a la aurícula durante la contracción del músculo cardíaco.
En la Argentina, según estimó el doctor Navia, cada año se producen unas 1000 cirugías de la válvula mitral (en total, los problemas de las válvulas cardíacas representan el 35% de todas las cirugías cardíacas).
"La técnica miniinvasiva permite tanto el cambio de válvula mitral como su reparación", precisó el cardiólogo.
Para eso, se realiza una incisión de entre cuatro y cinco centímetros sobre la parte derecha del tórax, en el espacio entre la cuarta y la quinta costillas. Por allí, se introduce el instrumental especial que les permite a los cirujanos operar a través de un espacio tan reducido.
Al mismo tiempo, se hace un orificio mínimo a través del cual se introduce una cámara diminuta que les permite a los cirujanos seguir en un monitor todo el campo operatorio mientras operan.
La cirugía dura entre cuatro y cinco horas, una hora más que una cirugía estándar, pero los beneficios que se obtienen a cambio no son menores.
Así lo demuestra la experiencia publicada previamente por Eugene Grossi, jefe de cirugía torácica del Hospital de Nueva York de la Administración de Veteranos de Guerra, en los Estados Unidos. Allí, a los cinco años de realizado el procedimiento, los resultados del recambio valvular fueron equivalentes a los que se obtenían con la cirugía convencional.
Además, el abordaje miniinvasivo minimiza la pérdida de sangre durante la operación, reduce las complicaciones asociadas con la herida y el dolor posoperatorio; acorta los períodos de hospitalización y rehabilitación, y permite obtener mejores resultados cosméticos.
El procedimiento se puede utilizar también para "los cierres de orificios intracardíacos simples y para la resección de algunos tumores cardíacos pequeños", agregó Navia.