Un impactante hallazgo confirma el evento climático catastrófico descrito por Darwin en su viaje al Río de la Plata
Desde el año 1550 hasta 1850, aproximadamente, el mundo vivió un período conocido como Pequeña Edad de Hielo, un lapso de tiempo que, en la región central de la Argentina, se manifestó con condiciones generales más áridas que las actuales, alternadas con grandes inundaciones.
En ese contexto, en los años comprendidos entre 1827 y 1832, la región padeció una tremenda escasez de agua que provocó la muerte de millares de animales que se acercaban desesperados a los ríos y arroyos de la zona. Estos años quedaron en la historia con el nombre de la Gran seca, un evento catastrófico registrado por Charles Darwin en su libro de viaje.
Sobre la margen izquierda del río Arrecifes, a pocos kilómetros de la localidad de Doyle, en el partido de San Pedro, el Museo Paleontológico "Fray Manuel de Torres" analizó el hallazgo de centenares de caballos que perecieron en aquel desastre climático.
El director del Museo de San Pedro, José Luis Aguilar, comentó que "fue sorprendente, porque observamos un sector de unos 130 metros de largo, con un espesor de unos 80 centímetros, donde afloraban cientos de huesos de caballos. En esa masa de piezas óseas había ejemplares de diferentes edades y tamaños. Unos arriba de los otros en un espectáculo caótico que revelaba una muerte abrumadora".
"No observamos un patrón definido en la disposición de los huesos. Tampoco señales de depredación ni ataque alguno. Sólo era una enorme cantidad de huesos amontonados a lo largo de decenas de metros en la barranca del río. Como si esos animales se hubieran pisoteado unos a otros en un tremendo frenesí por llegar al río", agregó Aguilar.
El hallazgo de una pezuña de oveja y un molar de vaca en las inmediaciones de los restos de caballos llevó a que los investigadores considerasen una antigüedad histórica -no prehistórica- para la muerte de estos animales. "Repensando el tema, dimos con el relato de Darwin y eso nos cambió la mirada hacia aquel desastre climático. La asociación de animales encontrados y el estado de preservación ubica a estos restos en un período moderno. Y la Gran seca descrita por Darwin es el único acontecimiento natural que nos puede explicar semejante mortandad en un solo lugar", explicó Aguilar.
Al respecto, el doctor Eduardo Tonni, Profesor Emérito de la Universidad Nacional de La Plata y Jefe de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata, aseveró que "la Gran seca a la que se refiere Darwin se desarrolló en el marco de la Pequeña Edad de Hielo, que se manifestó fuertemente en la región pampeana durante los siglos XVIII y XIX, con una aridez predominante".
Sin embargo, durante este período se registraron también en la región episodios de grandes inundaciones que alternaron con los eventos secos preponderantes. Este y otros eventos desarrollados en el último milenio señalan que el cambio climático siempre estuvo presente, independientemente de la responsabilidad del hombre en la era industrial.
"Un nuevo cambio climático se está produciendo y deben buscarse formas de adaptación a estas circunstancias", indicó Tonni. Y analizó: "El cambio climático está entre nosotros y contamos con mucha más información y tecnología que nuestros ancestros para enfrentarlo con responsabilidad y eficiencia".
El reciente hallazgo en San Pedro, junto a otro realizado en 2008 por científicos del Museo de La Plata en Chascomús, son los dos registros de mayor envergadura detectados, hasta hoy, que avalan las narraciones escritas por Darwin en su diario de viaje.
El relato de Darwin sobre la "Gran seca"
En el año 1833, al navegar las aguas del Paraná, frente a San Pedro, Charles Darwin plasmó testimonios desoladores de aquel período de sequía en su Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo. En sus páginas, escribió: "El período comprendido entre los años 1827 y 1832 se llama el "gran seco" o la gran sequía. Durante ese tiempo, fue tan escasa la lluvia caída, que no creció ninguna planta, ni siquiera cardos; los arroyos se secaron, y todo el país tomó el aspecto de un polvoriento camino carretero".
"Así ocurrió especialmente en la parte septentrional de la provincia de Buenos Aires y meridional de Santa Fe. Pereció un gran número de aves, animales silvestres, ganado vacuno y caballar por falta de alimento y agua. Un hombre me dijo que los ciervos solían meterse en su corral a buscar la poza que se vio obligado a cavar para proveer de agua a su familia y que las perdices apenas tenían fuerza para huir volando cuando se las perseguía. El cálculo más bajo supone que se perdieron sólo en la provincia de Buenos Aires un millón de cabezas", continuó el naturalista.
Y su relato sigue: "Un testigo de vista me refirió que el ganado vacuno, en rebaños de millares, se precipitó en el Paraná y, exhausto por el hambre como estaba, no pudo encaramarse a los bancos de cieno y, así, pereció ahogado. El brazo del río que corre junto a San Pedro estaba tan lleno de cadáveres en putrefacción que, según me dijo el patrón de un barco, el hedor le hacía de todo punto infranqueable. Indudablemente, varios cientos de miles de animales perecieron así en el río".
El reciente hallazgo en San Pedro
El descubrimiento fue realizado por Roberto Steiven, Ricardo Pereyra y Bibiana Ferreyra, quienes cumplen tareas en Estancia "La Paz", propiedad de la familia Carneiro Andrade. El campo donde se desarrollan sus días está ubicado sobre la margen izquierda del río Arrecifes y fue allí donde observaron algo que llamó su atención.
Con la gran bajante de estos meses y las pocas lluvias caídas, divisaron en un sector de las barrancas del río una extraña acumulación de huesos de animales. Asombrados, contactaron al Museo Paleontológico de San Pedro y un equipo formado por José Luis Aguilar, Julio Simonini, Matías Swistun y Walter y Mariano Parra asistió rápidamente al lugar y también se sorprendieron por la acumulación de huesos que había allí.
A partir de la recuperación y análisis de estos restos, el director Aguilar comentó: "Planeamos montar uno de estos caballos en una de las salas del Museo de San Pedro, para concientizar sobre el peligro que conlleva el deterioro del ambiente y la indiferencia ante las señales que nos envía el planeta".
Agencia CTyS-UNLaM/DICYT