Tomar sol en la ciudad también requiere cuidados especiales
En la terraza o en la plaza del barrio nadie está exento de sufrir quemaduras
Salir de la oficina y almorzar en la plaza disfrutando del sol parece un buen plan para escapar de la rutina diaria de la metrópoli, pero esto acarrea ciertos riesgos que hay que tener en cuenta.
"El sol es necesario en nuestra vida, es bueno para la salud. Sin embargo, la exposición debe ser siempre adecuada e inteligente, evitando los excesos. Tomar sol en la ciudad puede resultar no tan saludable si el objetivo es sólo broncearse, ya que este mecanismo desencadena en la piel la aparición de manchas -lentigos- y arrugas", aclaró la doctora Patricia Troielli, coordinadora de la Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel de la Sociedad Argentina de Dermatología.
"Las caminatas y salidas recreativas en espacios verdes se deben realizar respetando los horarios del mediodía. Estar tendido en lugares cerrados rodeados de cemento y asfalto resulta un horno para las personas que se exponen a sufrir, además, un golpe de calor", explicó la especialista.
A la hora de pasear bajo los brazos de Febo hay que buscar la sombra durante las horas más peligrosas -entre las 11 y las 16-, especialmente los chicos y la gente de piel rubia, colorada o de ojos claros; usar sombreros y anteojos; aplicar productos antisolares que evitan que los rayos ultravioletas dañen la piel; para que sean efectivos el factor de protección debe ser mayor de 15, y pasear a los niños en cochecito con protección como sombrilla y gorro.
"También es importante conocer que ciertos medicamentos fotosensibilizantes o productos que se utilizan para la piel aumentan los riesgos de reacciones -enrojecimiento o dermatitis, por ejemplo-. Las personas que toman o usan antibióticos, sulfamidas, tetraciclinas, diuréticos, edulcorantes, drogas antiarrítmicas cardíacas, antihipertensivos, hipocolesterolemiantes, antiinflamatorios y antiacneicos deben extremar su cuidado si están trabajando al sol, caminando por la calle, o haciendo largas colas."
Tampoco deben utilizarse perfumes cuando se expondrá al astro rey, "especialmente aquellos que tienen esencia de bergamota o cosméticos, ya que pueden determinar la aparición de hiperpigmentaciones, que se traducen en manchas marrones en la cara o en el lugar donde se aplicó el producto".
"Es importante cuidarse porque el daño de haber recibido sol en exceso es acumulativo. La piel está constituida por células, fibras de colágeno y elastina; el sol, con los años, determina el fotoenvejecimiento, se pierde colágeno, disminuye la turgencia de la piel, se alteran la fibras elásticas y aparecen las arrugas, manchas provocadas por la radiación ultravioleta y querastosis solares -asperezas o engrosamientos-, que son marcadores de un riesgo futuro de cáncer de piel", advirtió Troielli.
Un bronceado responsable y sano
Los daños que produce la exposición excesiva al sol no se observan de inmediato, pero con el paso del tiempo se advierten, llegando, incluso, a provocar cáncer de piel.
Para que esto no ocurra se debe disfrutar del astro rey de una manera responsable. El uso de las pantallas solares debe ser continuo, reiterar su aplicación cada dos horas o después de salir del agua y que sea de factor 15, como mínimo. Para las pieles más claras o con muchos lunares es aconsejable elevar la protección a 30. Es útil, para romper un viejo mito, saber que el color del bronceado depende de factores genéticos -básicamente la cantidad de melanina en la piel- y, por lo tanto, una baja protección no garantiza un mejor color.
Quienes disfrutan de los parques o de sus jardines tienen que tener en cuenta que ciertas plantas, como la ruda, las higueras y las cítricas, son fotosensibilizantes y el contacto con éstas puede traducirse en quemaduras severas y ampollas.
Aquellas personas que se deleitan nadando los días de calor, también deben evitar el horario de 11 a 16, ya que el sol prolonga sus efectos hasta en las profundidades del agua.