Sorpresa: revelan qué se esconde detrás de las verdaderas lágrimas de cocodrilo
Un nuevo estudio publicado por la revista Frontiers in veterinary science, aseguró que las lagrimas de algunos animales no son tan distintas a la de los seres humanos. A nivel químico las similitudes son tan grandes que pueden proporcionar información sobre mejores tratamientos para las enfermedades del ojo humano.
Veterinarios brasileros han estudiado la lagrima de los reptiles y las aves por primera vez, centrándose en siete especies: lechuzas, guacamayos azules y amarillos, halcones de carretera, caimanes de hocico ancho y tortugas bobas, carey y verdes.
Las lagrimas se componen de tres elementos: moco, agua y aceite. El moco recubre la superficie del ojo y ayuda a unir la película al ojo, el agua es una solución salina natural que contiene proteínas y minerales cruciales, y el aceite evita que el ojo se seque.
Los humanos son la única especie conocida que produce lágrimas a causa de emociones. La expresión "lágrimas de cocodrilo", que se refiere a la demostración falsa de emoción de una persona, proviene de la misteriosa tendencia de los cocodrilos a soltar lágrimas mientras comen.
Arianne Pontes Oriá, veterinaria de la Universidad Federal de Bahía de Brasil, ya sabía que los caimanes de hocico ancho podían mantener los ojos abiertos sin parpadear hasta por seis horas. Las personas, por el contrario, parpadean cada 10 a 12 segundos. Parpadear distribuye las lágrimas por la superficie del ojo, manteniéndolas húmedas.
Los caimanes y los búhos pueden tener altas concentraciones de proteínas porque ambas especies tienen ojos grandes y largos intervalos entre parpadeos. Los caimanes también viven con los ojos sumergidos en agua dulce durante largos períodos de tiempo, lo que requiere lágrimas muy estables.
"Hubo mucha más variaciones en sus cristales que en la composición de las lágrimas. Los cristales lacrimógenos de las tortugas marinas y los caimanes eran sorprendentemente únicos, probablemente debido a su adaptación a los ambientes acuáticos", afirma Oriá.
Aprender cómo los reptiles y las aves usan las lágrimas también puede inspirar nuevos medicamentos para afecciones como el ojo seco, que ocurre cuando los conductos lagrimales no producen suficiente aceite. La enfermedad, común en gatos, perros y personas, a veces puede provocar ceguera.