Ecología: distinguen a dos investigadores por sus trabajos en la preservación del ambiente
Este miércoles entregan el premio Bunge y Born a la bióloga cordobesa Sandra Díaz, que copresidió el Informe Global sobre Biodiversidad; el "estímulo" es para Lucas Garibaldi
Pasado mañana al atardecer, los salones del CCK vivirán una fiesta de emoción y reconocimiento cuando personalidades destacadas de la comunidad científica y universitaria se reúnan para rendir tributo a la excelencia científica en una nueva edición del Premio Bunge y Born.
Una de las distinciones más preciadas que se otorga en el país por la seriedad de su jurado internacional y el prestigio de los elegidos sin interrupción desde 1964, en esta oportunidad y por primera vez se otorga a la ecología.
La bióloga Sandra Díaz, figura reconocida en el mundo y que acaba de recibir también el premio de la Fundación Princesa de Asturias, recibirá la distinción "mayor". Y el doctor en Ciencias Agropecuarias Lucas Garibaldi, el premio "estímulo". Ambos fueron elegidos por un grupo de expertos locales e internacionales presidido por Osvaldo Sala, de la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos. El reconocimiento incluye una medalla y una importante suma de dinero.
"No sabía que me habían nominado. Es un premio importantísimo y, sinceramente, me tomó por sorpresa -confesó Sandra Díaz, desde Córdoba-. No me lo esperaba".
Por su parte, Garibaldi comentó divertido que casi no se entera de la distinción porque el personal del instituto que dirige, en un exceso de celo profesional y temiendo que se tratara de una acción de telemarketing, no quería pasarle la llamada.
"Fue muy emotivo -contó-. La fundación tiene la tradición de comunicarse sorpresivamente con los ganadores. Los atendió uno de los integrantes del instituto y como tratan de cuidar mi tiempo, no les querían pasar conmigo. Al final, Osvaldo Sala, un investigador muy famoso, les dijo que tenían que hablarme en forma urgente. Cuando escuché el nombre, pensé que debía ser por algo muy bueno o muy malo. Por suerte, era lo primero. El jurado estaba asombrado por la tenacidad de los que habían atendido..."
Díaz, mencionada año tras año como una de las mentes más influyentes del mundo y que acaba de copresidir el Informe Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de las Naciones Unidas, supo desde muy chica que quería estudiar algo relacionado con la biología y la investigación. Nacida en Bell Ville, Córdoba, se mudó a la capital de la provincia muy joven, a los 17, para poder estudiar. "Soy fruto de la escuela pública -afirma-. Hice el doctorado en el país y el posgrado en la Universidad de Sheffield , Gran Bretaña, gracias a una beca del Conicet. En esa época no estaba tan presente la preocupación por lo ecológico. Empecé la carrera sin tener claro a qué rama quería dedicarme. Pero en los años finales tuve la oportunidad de estudiar la teoría ecológica y sentí que era lo mío".
Apasionada por el trabajo de campo, Díaz analiza la trama de la vida y desarrolló las primeras herramientas formales y consistentes para dilucidar la contribución de la naturaleza para las personas.
Dedicó los últimos dos años al informe que fue aprobado por los países en mayo. "Es la primera vez que se hace un trabajo global sobre el estado de los ecosistemas y cómo se relacionan con la actividad humana -destaca-. Además de ser el más ambicioso, es el primero intergubernamental y profundamente interdisciplinario. No solo toma en cuenta los aspectos biológicos, sino también los sociales y económicos, procurando incorporar el conocimiento local. De allí su repercusión".
Según la científica, en la Argentina hay una tasa muy alta y acelerada de destrucción de ecosistemas por el uso de la tierra.
"En las últimas décadas, tuvimos tasas de deforestación que están al tope en el mundo; en particular, en el ecosistema del bosque chaqueño como provincia fitogeográfica -subraya-. La Argentina está liquidando rápidamente su capital natural".
Por su parte, el trabajo de Garibaldi gira en torno de tres ejes: la calidad de vida, la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Nacido en 1981, es ingeniero agrónomo especializado en agroecología, apicultura, ecología económica, intensificación ecológica, polinización y servicios ambientales.
Estudia diferentes formas de resolver problemas relacionados con el manejo sostenible de los ambientes boscosos y agrícolas, y desarrolló modelos matemáticos y estadísticos que muestran que la diversidad y abundancia de polinizadores silvestres son más importantes que la abundancia de la abeja doméstica para muchos cultivos.
"Tenemos buenas y malas noticias -afirma-. Las malas son que estamos destruyendo nuestro entorno, nuestra casa, como nunca antes en la historia de la humanidad. Eso tiene consecuencias negativas en nuestra alimentación y en la seguridad alimentaria, lo que redunda en una pérdida de la calidad de vida. La buena noticia es que estamos trabajando muy duro para desarrollar formas de utilizar nuestro medio ambiente, con cultivos, forestaciones y animales que promueven la biodiversidad, funcionan y producen alimentos en cantidad y calidad adecuadas".
Además de sentirse honrados por el premio y la oportunidad de dar a conocer sus trabajos, ambos investigadores le suman el reconocimiento y admiración mutuos.
"Es una gran investigadora", dice Garibaldi de Díaz.
"Me encanta y estoy contentísima de que Lucas haya ganado el premio joven -afirma con entusiasmo ella-. Tuve la oportunidad de trabajar estrechamente con él, ya que fue autor coordinador de uno de los capítulos del informe global. Estuvimos en el mismo barco peleándola tres años. Es uno de los investigadores jóvenes más promisorios".
Testimonios
Sandra Díaz. Naturaleza para la gente
Es una figura reconocida mundialmente. "Hay quienes se benefician a corto plazo de la naturaleza y hacen una fiesta que después pagamos todos", subraya.
L. Garibaldi. Polinizadores silvestres
"Los productores tienen cada vez más interés en lograr cambios en los sistemas de producción para hacerlos sustentables", afirma.