Sarmiento y la astronomía argentina
Por Alejandro Gangui Para LA NACION
"Es anticipado o superfluo, se dice, un observatorio en pueblos nacientes y con un erario o exhausto o recargado. Y bien: yo digo que debemos renunciar al rango de nación, o al título de pueblo civilizado, si no tomamos nuestra parte en el progreso y en el movimiento de las ciencias naturales."
Así se expresaba el 24 de octubre de 1871 el presidente de los argentinos, Domingo F. Sarmiento, al inaugurar oficialmente el entonces Observatorio Nacional Argentino, hoy Observatorio Astronómico de Córdoba.
En 1865, en calidad de ministro del gobierno de Bartolomé Mitre, Sarmiento viaja a los Estados Unidos y allí conoce al astrónomo Benjamin Gould. Este le manifiesta su interés en realizar una expedición a nuestro país para explorar el cielo austral. Es un encuentro afortunado, pues durante el gobierno de Mitre, pese a tener que afrontar numerosos conflictos internos y hasta la guerra con el Paraguay, se da un fuerte impulso a la organización institucional del Estado, a la justicia y a la educación. Sarmiento, al suceder a Mitre en la presidencia, continuará con esa política de gobierno.
Ya para esos años, varios observatorios del hemisferio norte habían realizado un exhaustivo relevamiento de la distribución de estrellas visibles desde aquellas latitudes, pero una cobertura completa de cielo -imprescindible para estudios estadísticos y de clasificaciones- necesitaba observatorios en el Sur. Gould era consciente de la gran tarea que estaba pendiente y no dudó en prepararse para llevarla a cabo, aunque para ello tuviese que emigrar de su país de origen.
Fiel a sus ideas en favor del desarrollo científico, una de las primeras medidas que toma Sarmiento, después de asumir la presidencia en 1868, es recomendar la creación de un observatorio nacional. Votado por el Congreso en su primera sesión luego de esta recomendación, se encarga al ministro de la instrucción pública, Nicolás Avellaneda, que haga la invitación a Gould para organizarlo.
Llegados a Córdoba en septiembre de 1870, Gould y sus cuatro jóvenes asistentes se dedican de inmediato a las primeras observaciones -como refiere el astrónomo Enrique Chaudet, ayudados ocasionalmente sólo por anteojos de teatro para las estrellas en el límite de visibilidad-y a la instalación de algunos instrumentos, además de tener que prestarle atención a la construcción del edificio mismo del observatorio. Fue un trabajo minucioso: un año más tarde, unas ocho mil estrellas del futuro catálogo Uranometría argentina habían sido avistadas al menos una vez.
Pero un largo y difícil camino quedaba por delante -tanto en la recopilación de datos como en su verificación- en este trabajo, sin duda alguna, el que hizo célebre al Observatorio de Córdoba con la publicación de la Uranometría en 1879. Esta reunía, entre otros varios datos importantes, las posiciones y brillos de 6755 estrellas comprendidas entre el Polo Sur y el Ecuador celestes, más 1001 adicionales de la noche boreal (por encima del Ecuador celeste) hasta los +10 grados de declinación (tal el nombre dado a la latitud sobre el cielo). Todo esto, para estrellas cuyo brillo llega hasta la séptima magnitud (en condiciones de excelente visibilidad, el ojo humano no logra detectar más allá de la sexta magnitud; por su definición, magnitudes mayores corresponden a brillos menores).
Muchos de nosotros aprendimos que, en gran parte gracias a Sarmiento, para 1872 ya funcionaban en todo el país más de 1600 escuelas primarias. Pero conviene no olvidar que también funcionaba un observatorio astronómico pionero, cuyos trabajos instruirían a varias generaciones de estudiosos del universo de todo el planeta. Aquel 24 de octubre, Gould compartía el palco junto a Sarmiento, pero les hablaba a los habitantes de este país que tan gentilmente lo habían recibido y cuyo gobierno siempre lo había apoyado, al decir: "Cuando levantéis, señores, vuestros ojos esta noche, después de ponerse la Luna, hacia el cielo estrellado, y esforzando vuestra atención se os presenten las más pequeñas estrellas, una en pos de otra, no hallaréis ni una sola cuya posición y magnitud no esté ya registrada por alguno, sino por más de uno, de los astrónomos de vuestro Observatorio."