Sangre de glaciar: el impactante fenómeno que congrega a científicos en los Alpes
Las espeluznantes manchas rojas en la cima de las montañas son el foco de una importante investigación
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Una inusual anomalía ocurrida a miles de metros sobre el nivel del mar, en la cima de los Alpes franceses, llamó la atención de un equipo de investigadores: manchas rojas en la nieve que se extienden por cientos de kilómetros.
Las espeluznantes manchas de color rojizo ubicadas en la cima de las montañas, no se deben a violentas masacres ocurridas en el lugar. Conocidas como “sangre de glaciar”, se trata de unas microalgas que viven en la nieve y la tiñen de rojo.
Los científicos subieron hasta la cima de los Alpes para estudiar a estos misteriosos organismos. La expedición, que forma parte del proyecto AlpAlga, estudió las microalgas que viven en las montañas, entre los 1000 y 3000 metros por encima del nivel del mar.
La investigación determinó que las microalgas de la nieve, al igual que aquellas que habitan en los océanos, lagos y ríos, contribuyen a formar la base de la red alimentaria de un ecosistema montañoso y reaccionan de forma similar ante la contaminación y el cambio climático.
“Las personas conocen sobre la presencia de algas en los océanos, pero es menos consciente de los microorganismos que viven en el suelo de las montañas y en la nieve, y que se acumula en esas grandes altitudes. Cuando subimos a los Alpes franceses, caminamos por un entorno repleto de vida microscópica al igual que en un océano, pero en la nieve. Las microalgas se encuentran en el agua entre el espacio de los pequeños cristales de hielo”, explicó Eric Maréchal, coordinador del proyecto AlpAlga.
Según publicó la revista Live Science, las algas que tiñen de rojo la nieve son técnicamente algas verdes, ya que pertenecen a la categoría de Chlorophyta y contienen una forma específica de clorofila, el pigmento verde que permite la fotosíntesis. Sin embargo, además de clorofila, estas algas también contienen carotenoides, los mismos pigmentos anaranjados y rojos que aparecen en verduras como las zanahorias.
“Los carotenoides actúan como antioxidantes y probablemente protegen a las algas de los efectos nocivos de la luz intensa y la radiación ultravioleta que se encuentran a gran altura”, indicó Maréchal.
Durante una floración de algas, cuando una gran cantidad de algas crece muy rápidamente, la nieve circundante puede tener un aspecto rojo o anaranjado debido a la acumulación de carotenoides, de ahí el temible aspecto sangriento que ocurre en los glaciares.
La última vez que Maréchal vio “sangre de glaciar” fue en la primavera de 2019 cuando caminó sobre kilómetros y kilómetros de nieve roja. “Dondequiera que pusiera los ojos, era rojo”, aseguró.
“Caminamos todo el día, viendo la superficie de la montaña manchada de rojo. Fue un espectáculo impresionante”, dijo el científico.
Pero a pesar de que la sangre glacial es un fenómeno reconocido por los científicos, todavía comprenden muy poco sobre cómo el cambio climático podría afectar la biología de las algas y los ecosistemas de montaña.
“Al igual que la contaminación rica en nutrientes alimenta la proliferación de algas en el océano, los nutrientes que llegan a la cima de las montañas a través de las precipitaciones y el viento podrían, en teoría, alimentar la abundancia de las algas en los Alpes. Y el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, también podría estimular el crecimiento de las algas”, afirmó Maréchal.
Los estudios sugieren que la nieve roja refleja la luz con menos eficacia que la nieve blanca y, por lo tanto, se derrite más rápido. Y tampoco está claro si, al igual que lo que ocurre con las floraciones de algas oceánicas, el cambio climático y la contaminación harán que la nieve roja aparezca con más frecuencia, lo que podría ir en detrimento de otros organismos del medio ambiente.
“Las algas son marcadores del cambio climático, en el sentido de que el crecimiento de los organismos refleja el aumento de los niveles de dióxido de carbono y los cambios relacionados en el medio ambiente”, concluyó el investigador.