Reconstruyeron el rostro de Lucy, el antepasado humano mejor conservado
De acuerdo con los expertos, los trabajos de los museos difieren de la realidad por variaciones artísticas que carecen de precisión científica. El método con moldes de silicona
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El 24 de noviembre de 1974, el equipo de antropólogos conformado por el estadounidense Donald Johanson y los franceses Yves Coppens y Maurice Taieb descubrieron en Etiopía un grupo de fragmentos óseos pertenecientes al esqueleto de un homínido de la especie Australopithecus afarensis, de entre 3,2 a 3,5 millones de años de antigüedad. Como se trataba de una hembra la llamaron Lucy, en honor a la canción “Lucy in the sky with diamonds” de The Beatles y desde entonces se han confeccionado muchas representaciones de cómo se veía su rostro. Todas esas versiones han sido desestimadas por un reciente estudio.
Un reciente estudio realizado por especialistas de Australia y Estados Unidos puso en jaque las representaciones de los rostros de Lucy, el antepasado humano más antiguo mejor conservado, y del niño Taung (Australopitecus africanus), que murió hace 2,8 millones de años en una zona de lo que en la actualidad se conoce como Sudáfrica.
Human ancestor 'Lucy' gets a new face in stunning reconstruction https://t.co/AcJYBNV3LD pic.twitter.com/mAPXfRtPbz
— Live Science (@LiveScience) March 3, 2021
A finales de febrero pasado, el equipo encabezado por Ryan M Campbell publicó su estudio en la revista digital Frontiers in Ecology and Evolution. Allí, los especialistas explicaron por qué representaron los rostros de la manera en la que lo hicieron y los motivos por los que difiere el color de piel de las imágenes.
De acuerdo con los especialistas no se cuenta con un método empírico para reconstruir de forma fiable las concentraciones de melanina epidérmica en los australopitecos. Al mismo tiempo, aseguran que se guiaron por lo que se conoce de las funciones de la melanina como barrera para filtrar los rayos UV.
“El color de la piel del ‘Niño de Taung’ (derecha) se reconstruyó para que pareciera similar al Homo sapiens moderno nativo del sur de África”, señalaron los científicos que resaltan la existencia de una marcada relación entre la latitud y el color de la piel. En el caso de ‘Lucy’ su aspecto fue perfilado bajo la misma lógica, pero los resultados fueron considerablemente diferentes: su color de piel se asemeja al de los simios llamados bonobos.
Variantes artísticas, no científicas
Campbell, estudiante de doctorado de la Universidad de Adelaida, se mostró shockeado al descubrir que las diferentes reconstrucciones del rostro de ‘Lucy’ alrededor del mundo variaban considerablemente, era muy diferentes entre sí.
“Esperaba encontrar coherencia entre las reconstrucciones expuestas en los museos de historia natural, pero incluso allí, las diferencias eran tan drásticas que casi llegué a pensar que los expertos anteriores nunca se toparon con una reconstrucción de homínidos antes de la suya”, sostuvo.
Gabriel Vinas es parte del equipo y se aboca a la etapa de esculpir el modelo en el laboratorio. Como Campbell, él también criticó a sus pares por dejarse influenciar fácilmente por el aparente realismo de una reconstrucción, por no cuestionar su validez.
Con su crítica, los autores del estudio sostienen que las reconstrucciones faciales previas presentan fallas metodológicas evidentes, que no se guían por fundamentos científicos. En este sentido, remarcan las graves implicaciones sociales que se desprenden de estas a raíz de la influencia de dos factores: las ideas sobre lo salvaje y lo primitivo versus lo civilizado y lo moderno; y la representación sesgada y parcial de nuestros antepasados que puede incluir diferencias morfológicas y de tamaño.