Reanudan en secreto uno de los experimentos más largos de la historia
Investigadores desenterraron semillas que estaban escondidas hace 142 años debajo de un campus universitario
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La doctora Marjorie Weber y sus colegas de la Universidad Estatal de Michigan son los últimos custodios de la “viabilidad de semillas de Beal”, un experimento centenario que intenta determinar cuánto tiempo pueden permanecer inactivas las semillas en el suelo sin perder su capacidad de germinar.
Cada 20 años, los cuidadores del experimento se trasladan hacia un lugar secreto de este campus universitario y desentierran una botella, luego esparcen sus semillas sobre una bandeja de tierra y ven cuáles crecen.
Se trata de uno de los experimentos de mayor duración del mundo, que se ha realizado de generación en generación desde los últimos 142 años, de acuerdo con un reportaje publicado por el diario The New York Times. Los científicos esperan que dure al menos otros 80 años, hasta después del año 2100.
Lo que comenzó como un intento sencillo de medir la persistencia de las semillas se ha convertido en un experimento más interesantes a medida que pasan las décadas. Con la mejora de la tecnología y el aumento del conocimiento, los encargados de la investigación ahora pueden hacer mucho más que contar los brotes exitosos de cada botella, consignó la reportera Cara Giaimo.
Con estos avances, los investigadores pueden incluso mirar dentro de las semillas, comenzar a determinar qué explica la longevidad e incluso, en algunos casos, hacer que las especies que parecían estar extintas vuelvan a aparecer. Los resultados del trabajo podrían ayudar a restaurar ecosistemas dañados e incluso almacenar semillas de cultivos a largo plazo.
Una botella y tres siglos de vigencia
La botella que el equipo de científicos acaba de desenterrar contiene más de 1000 semillas: 50 de cada una de las 21 especies diferentes, desde mostaza negra hasta trébol blanco y amaranto de raíz roja.
En 1879, William James Beal, un botánico del estado de Michigan, llenó 20 botellas de este tipo y las enterró en una fila en algún lugar del campus. Pensó que él, y más tarde, sus sucesores, podrían desenterrar una cada cinco años y plantar las semillas conservadas en su interior.
Esta reserva vegetal se conoce como banco de semillas. Al recrearla experimentalmente, el Dr. Beal esperaba comprender cuánto tiempo podrían durar las plantas en el suelo y qué las hace crecer. Se cree que su experimento comenzó cuando intentaba ayudar a los agricultores locales.
Cuentas los custodios de este experimento que durante los primeros desentierros, florecieron varias especies, y las semillas crecieron fácilmente después de 10, 15 o 20 años de estar encerradas en la botella. Pero, a medida que pasaban las décadas, la mayoría de las semillas no lograba germinar.
Hubo una semilla que, después de 142 años de guardada, sigue germinando. Se llama Verbascum blattaria y es una hierba de flores amarillas y hojas extendidas. Casi la mitad de las semillas de Verbascum de la botella del año 2000 florecieron, a pesar de que habían estado bajo tierra durante más de un siglo.
Los bancos de semillas
Los bancos de semillas son “grandes incógnitas” en la ecología de la restauración, ya que los expertos intentan promover las especies nativas mientras se defienden de las invasoras, ha dicho Lars Brudvig, profesor asistente en el estado de Michigan y miembro del equipo de experimentos de semillas de Beal. En algunos casos, las semillas de plantas en peligro de extinción o perdidas hace mucho tiempo pueden incluso estar escondidas en el suelo.
Otros investigadores que trabajan en cuestiones de longevidad y germinación podrían guardar semillas en entornos con clima controlado o estudiar las muy antiguas que encuentren. Pero el experimento de semillas de Beal mezcla condiciones naturales con datos cuidadosamente registrados, remarca Carol Baskin, profesora de la Universidad de Kentucky, que ha utilizado sus resultados en su trabajo. “Creo que el profesor Beal tiene el mejor experimento aquí”, dijo Baskin. “Ojalá hubiera enterrado más botellas”.
Experimentando desde 1879
Cuando el Dr. Beal enterró por primera vez las botellas de semillas, planeaba desenterrar una cada cinco años y que el experimento durara un siglo.
Pero a medida que pasaba el tiempo, los responsables extendieron el lapso entre las excavaciones a 10 años, y luego a 20. Dos desentierros se han retrasado un poco. El de 1919 se trasladó a la primavera de 1920. En este caso, el Dr. Frank Telewski, profesor de biología vegetal y séptimo responsable del experimento, sospecha que puede estar relacionado con la pandemia gripe española de 1918 y el de 2020 se trasladó a este año, debido a los cierres del campus relacionado con la pandemia de coronavirus.
Para evitar perder el hilo a lo largo de estas décadas, se ha desarrollado una especie de ministerio de cuidadores de semillas en el estado de Michigan, en el que cada generación de botánicos pasa la antorcha a sus colegas más jóvenes.
A lo largo de los años, las excavaciones se han realizado de noche, no para darle un halo de misterio al trabajo, sino para proteger las otras semillas embotelladas de la luz solar, que podría hacer que germinen antes de tiempo, dijo Telewski. Es por esta razón que el equipo usa faroles con luces verdes durante la ceremonia de desentierro.