Oumuamua, el misterioso objeto espacial que divide a la ciencia
Su descubrimiento provocó una enorme controversia en la comunidad científica por las distintas teorías que intentaron explicar su origen y naturaleza
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Oumuamua, el primer objeto interestelar descubierto que atravesó nuestro sistema solar, generó múltiples interrogantes por sus propiedades tan inusuales (una forma alargada y en aceleración no gravitacional) que despertó extensos debates en la comunidad científica por su insólito origen.
Algunos investigadores afirmaron que se trataba de un cometa, otros indicaron que formó parte de un planeta y, hasta hubo quienes aseguraron que era una “sonda alienígena”.
Los astrónomos terrestres ya han catalogado ocho planetas, 6500 cometas y más de 525.000 asteroides, pero Oumuamua es único. El objeto espacial es el único cuerpo celeste que se sabe que visitó nuestro sistema solar desde una galaxia lejana.
¿Cómo fue el descubrimiento de Oumuamua?
El19 de octubre de 2017, Robert Weryck, astrónomo de la Universidad de Hawai, encontró a Oumuamua por accidente. El investigador estaba usando el telescopio Pan-STARRS, en la isla de Maui, para escanear el cielo en busca de asteroides que pasaran cerca de la Tierra cuando pensó que había encontrado uno.
Pero luego de realizar observaciones adicionales, Weryck y sus colegas Marco Micheli y Karen Meech, concluyeron que la trayectoria del objeto indicaba que se había originado “desde fuera de nuestro sistema solar”.
Durante décadas, los astrónomos habían estado buscando un visitante como Oumuamua. “Lo más sorprendente es que nunca antes habíamos visto pasar un objeto interestelar”, aseguró Meech una semana después del avistamiento.
El objeto fue catalogado oficialmente como 1I/2017 U1 (“1” por “primero” e “I” por interestelar). Pero este hallazgo histórico necesitaba un episodio más memorable y los científicos lo encontraron en la cultura hawaiana. “Todos estábamos de acuerdo en que queríamos que tuviera un nombre hawaiano. Nos pusimos en contacto con el grupo de estudios hawaianos de la universidad, y les contamos sobre el objeto y cómo lo habíamos encontrado. Ellos nos propusieron llamarlo Oumuamua. El nombre significa ‘primer explorador de un lugar lejano’ y se pronuncia ‘oh Mú ah Mú ah’”, detalló Weryck.
Antes de que se decidiera la denominación oficial de Oumuamua, se sugirió el nombre de Rama, una nave extraterrestre descubierta en circunstancias similares en la novela de ciencia ficción Cita con Rama de Arthur C. Clarke, publicada en 1973.
“Tecnología alienígena avanzada”
Una de las teorías más controversiales sobre el origen del objeto interestelar llegó desde el lugar menos esperado. Avi Loeb, director del departamento de astronomía de la Universidad de Harvard, aseguró que Oumuamua es la primera señal de existencia extraterrestre detectada fuera de nuestro Sistema Solar. El científico lo afirmó en su libro Extraterrestre: la humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra, que fue publicado a principios de este año.
En su obra, el principal astrónomo de la prestigiosa universidad norteamericana expuso la polémica hipótesis de que nuestro sistema solar fue visitado de manera reciente por tecnología alienígena avanzada proveniente de una estrella distante.
Cuando a finales de 2017, los científicos del observatorio hawaiano vislumbraron el objeto interestelar que apareció en nuestro sistema solar interior, Loeb indicó que no se trataba de un asteroide porque se movía demasiado rápido a lo largo de una órbita extraña y no dejaba rastro de gas o escombros a su paso. Para el astrónomo, solo había una explicación concebible: Oumuamua era una pieza de tecnología avanzada creada por una civilización alienígena distante.
En su libro, Loeb desafía a pensar de forma crítica, sin importar lo extraño que parezca, sobre los objetos que se encuentran dando vueltas por el sistema solar. En la publicación, además de narrar la apasionante historia del primer visitante interestelar que se avistó desde la Tierra, el astrónomo describe su particular teoría y las profundas implicaciones que tiene el descubrimiento de Oumuamua para la ciencia, para la religión y para el futuro del ser humano.
Los representantes de la comunidad científica consideraron cuestionables la teoría expuesta por Loeb y pocos investigadores se animaron a respaldar las controversiales ideas del astrónomo sobre el misterioso cuerpo celeste.
En julio de 2019, el equipo de especialistas del Instituto Internacional de Ciencias Espaciales publicó un artículo en la revista Nature Astronomy que sentenció que no había encontrado “una evidencia convincente que favorezca una explicación extraterrestre”. Y según las características observadas en el objeto, estas “son consistentes con un origen puramente natural para Oumuamua”.
Por su parte, Loeb admitió que sus teorías sorprendieron a los científicos pero insistió en sus hallazgos. En declaraciones a varios medios de comunicación, el astrónomo indicó que algunas personas “no quieren discutir la posibilidad de que existan otras civilizaciones” porque piensan que “somos especiales y únicos”. Sin embargo, este descubrimiento “podría redefinir el lugar que ocupamos en el universo”.
La refutación de la hipótesis “alienígena”
Luego de estudiar al objeto interestelar, dos astrofísicos de la Universidad Estatal de Arizona, descartaron la controversial teoría de Loeb sobre el origen de Oumuamua y negaron que fuera el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra.
Steven Desch y Alan Jackson, científicos de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio, explicaron las extrañas características del cuerpo celeste y concluyeron que Oumuamua probablemente sea una parte de un planeta similar a Plutón, pero de otro sistema solar.
A partir de las observaciones que realizaron, Desch y Jackson determinaron varias características del objeto que difieren de lo que se espera de un cometa. En términos de velocidad, Oumuamua ingresó al sistema solar a una aceleración un poco más baja de la esperada, lo que indicó que no había viajado en el espacio interestelar durante más de 1000 millones de años. Y en términos de tamaño, su forma parecida a “un panqueque” es más alargada y aplanada que cualquier otro objeto conocido del sistema solar.
Los investigadores también observaron que, si bien el objeto adquirió un ligero empujón alejándose del Sol como un “efecto cohete”, común en los cometas cuando la luz solar vaporiza los hielos de los que están hechos, el empuje fue más fuerte de lo que podría explicarse. Además, Oumuamua no cuenta con un escape de gas detectable, que generalmente se representa de manera visible en la cola de los cometas.
Por estas razones, Desch y Jackson dedujeron que Oumuamua es parecido a un cometa, pero diferente de cualquier otro cometa que se haya observado en el Sistema Solar.
En el estudio, los dos astrofísicos plantearon la hipótesis de que Oumuamua está hecho de diferentes hielos y calcularon la rapidez con la que se sublimarían (de estado sólido a gaseoso) cuando el objeto pasara frente al Sol. A partir de ahí, calcularon el efecto cohete, la masa y la forma del objeto, y la reflectividad de los hielos.
“Fue un momento muy emocionante para nosotros porque nos dimos cuenta de que un trozo de hielo sería mucho más reflectante de lo que la gente suponía. Esto significaba que podría ser más pequeño. El mismo efecto de cohete le daría a Oumuamua un empujón más grande, más grande de lo que suelen experimentar los cometas”, indicó Desch.
Oumuamua formó parte de un planeta similar a Plutón
Desch y Jackson encontraron que un hielo en particular, el nitrógeno sólido, proporcionó una coincidencia exacta con todas las características de Oumuamua. Y dado que se puede ver hielo de nitrógeno sólido en la superficie de Plutón, es posible que un elemento similar a un cometa esté hecho del mismo material.
“Me di cuenta que estábamos en lo correcto cuando dimos con la idea correcta en el momento que completamos el cálculo de qué valor reflectante en el cuerpo haría que el movimiento de Oumuamua coincidiera con las observaciones. Ese valor resultó ser el mismo que observamos en la superficie de Plutón o Tritón, cuerpos cubiertos de hielo de nitrógeno”, indicó Jackson.
Después, los investigadores calcularon la velocidad a la que los trozos de hielo de nitrógeno sólido se habrían desprendido de las superficies de Plutón y cuerpos similares, al principio de la historia de nuestro sistema solar. Y calcularon la probabilidad de trozos de hielo de nitrógeno sólido de otros sistemas solares que pudieran llegar al nuestro.
“Probablemente fue derribado por un impacto hace unos 500 millones de años y expulsado de su sistema original. El hecho de estar formado por nitrógeno congelado también explica la forma inusual de Oumuamua. A medida que las capas externas de hielo de nitrógeno se evaporaron, la forma del cuerpo se habría vuelto progresivamente más aplanada, al igual que lo hace una barra de jabón cuando las capas externas se van gastando a través del uso”, explicó Jackson.
Un discusión científica
La dificultad para explicar la naturaleza exacta de Oumuamua provocó un debate público sobre el método científico y la responsabilidad de los investigadores de no precipitarse en sacar conclusiones.
“Todo el mundo está interesado en los extraterrestres, y era inevitable que este primer objeto interestelar hiciera que la gente pensara en alienígenas. Pero en la ciencia es importante no sacar conclusiones precipitadas. Se necesitaron dos o tres años para encontrar una explicación natural, un trozo de hielo de nitrógeno, que coincida con todo lo que sabemos sobre Oumuamua. Eso no es tanto tiempo en ciencia, pero era demasiado pronto para decir que habíamos agotado todas las explicaciones naturales”, manifestó Desch.
Oumuamua, el primer objeto interestelar descubierto que atravesó nuestro sistema solar, brindó a los científicos la oportunidad única para observar otros sistemas extrasolares de una manera que no habían podido hacerlo antes.
Y, a medida que se encuentren y estudien más cuerpos celestes como Oumuamua, los investigadores podrán continuar ampliando la comprensión de cómo son otros sistemas planetarios y las formas en que son similares o distintos a nuestro propio Sistema Solar.