Nuevas proezas que la ciencia ficción nunca creyó posible
La tecnología está preparada, pero el hombre no. La sentencia pertenece al crítico cinematográfico mexicano José Felipe Coria, experto en filosofía de la imagen, que ha pasado buena parte de su vida estudiando el impacto cultural de la exploración espacial. Aficionado a la astronomía, el cine alimentó su fascinación por la conquista del espacio, de la que se convirtió en divulgador. En uno de sus libros, Cae la Luna: la invasión de Marte (Paidós), analiza cómo en los últimos años el planeta rojo fue desplazando al satélite natural de la Tierra en las obsesiones tanto de científicos e ingenieros espaciales como de escritores de ciencia ficción. Conquistado en 1969 el objetivo de pisar la Luna, el siglo XXI será el de la exploración marciana. Ese es el objetivo, hacia allí vamos. La tecnología está lista, sostiene. Es el hombre quién aún no está preparado.
Si bien se trata de una simplificación, la exploración humana de Marte supone efectivamente más desafíos para las tripulaciones que deberán enfrentar un viaje de meses de duración en los limitados compartimientos de las naves espaciales, con sus implicancias psicológicas, tolerar la radiación cósmica y soportar condiciones de aislamiento a las que ningún humano ha enfrentado, que para los diseñadores de las naves que las llevarán hasta allí. De hecho, desde comienzos de siglo la NASA ha enviado exitosamente misiones no tripuladas a los desérticos paisajes marcianos, aunque con un detalle: eran solo viajes de ida; las misiones humanas se espera que regresen a salvo.
Como preparación para la que será la primera caminata de un humano por otro planeta, la NASA ha vuelto a posar sus ojos sobre la Luna, a donde volverá a enviar astronautas en la próxima década. La nueva campaña de exploración lunar, mucho más exhaustiva que la realizada por los tripulantes de las misiones Apollo, será fundamental para probar la tecnología que se usará en las misiones a Marte y la resistencia humana a la vida prolongada en el espacio profundo. Gateway, una plataforma orbital lunar, albergará astronautas y servirá como una estación de ensamblaje de cargas y módulos. Ya está en construcción en varios países y se ensamblará en órbita. Será lo más parecido a una nave nodriza que haya construido nunca la NASA. Hacia finales de la década, las misiones a la Luna serán frecuentes y el siguiente paso, a partir de 2030, será el descenso en Marte.
Parte de todo esto, a 50 años de aquel paso gigante de Neil Armstrong en el Mar de la Tranquilidad, nos sigue pareciendo ciencia ficción, como lo parecían los planes para el primer alunizaje. Sin embargo, ocurrirá. Autores como H. G. Wells y Julio Verne se mostrarían incrédulos. "Wells –escribió Borges– afirmó que las invenciones de Verne eran meramente proféticas y que las suyas eran de ejecución imposible. Ambos opinaron que el hombre jamás llegaría a la Luna; nuestro siglo, debidamente atónito, ha visto esta proeza".
El siglo XXI se prepara ahora para ver nuevas hazañas. La tecnología ya está preparada. Solo falta que nosotros también lo estemos.