Milenarias cavernas de Sierras Bayas en peligro de destrucción
Las formaciones geológicas guardan huellas del clima y especies infrecuentes
La explosión que destruyó las cuevas Nueva y Santa Lucía terminó con la tranquilidad de Sierras Bayas, una localidad del partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires, donde se enfrentan los defensores del patrimonio natural y los sectores mineros que explotan la dolomita, una variedad de mármol.
En una de las canteras de la región se encuentran varias cavernas milenarias. El Grupo Espeleológico Argentino (GEA), una asociación que se dedica a explorar, investigar y proteger cavidades naturales, denunció que las empresas mineras habrían arrasado al menos dos cuevas y podrían destruir varias más.
"Se trata de cuevas dolomíticas, únicas en el país. Se debe cumplir el artículo 41 de la Constitución Nacional que promueve la preservación del patrimonio natural, cultural y de diversidad biológica", declaró a La Nación el geógrafo matemático Gabriel Redonte, presidente del GEA.
Las cavernas están ubicadas a unos cinco kilómetros de la ciudad, en terrenos fiscales concesionados por el gobierno provincial. En diciembre de 1996, el GEA organizó la primera expedición para su reconocimiento y estudio, convocado por la entonces presidenta de la Comisión de Turismo y Cultura de Sierras Bayas, Olga Zito, que impulsaba un proyecto de promoción turística.
"Pensábamos en desarrollar un nuevo recurso económico sin interrumpir la actividad minera: un parque temático que incluyera la casa de Matilde Catriel -la última descendiente de los tehuelches-, las canteras de dolomita y las cavernas. Queríamos organizar visitas guiadas, con la posibilidad de que los canteristas publicitaran sus productos", explica la ex funcionaria.
La primera caverna que se descubrió fue bautizada Matilde Catriel. Para su estudio, los espeleólogos contaron con la colaboración de Pablo Mallegni, el concesionario de la zona donde se ubicaban las cuevas, que se mostraba interesado en aprovechar su potencial turístico. Sin embargo, los demás canteristas de Sierras Bayas se opusieron a la investigación: temían que, a partir de ella, surgieran medidas proteccionistas para impedir la actividad minera.
Intereses contrapuestos
Redonte afirma que las presiones obstaculizaron los estudios: "Olga Zito recibió amenazas telefónicas. Los otros concesionarios instaban a Mallegni para que detuviera las investigaciones. También ejercían presión sobre el director provincial de Minería de la época, Enrique E. Lostau, que conminó a Mallegni a cumplir sus cuotas de extracción de mineral mientras le anulaba una de sus concesiones. Pese a ello, durante tres años Mallegni continuó con sus trabajos. A diferencia de otros empresarios de la zona, el canterista utilizaba tecnología moderna, sin realizar voladuras de terreno".
La investigación del GEA fue declarada de interés parlamentario por el Congreso de la Nación. El Concejo Deliberante de Olavarría declaró la zona de interés histórico patrimonial, pero el intendente Helios Eseverri vetó la ordenanza argumentando que carecía de precisiones catastrales.
Debido a la controversia, el GEA sólo pudo concretar nueve expediciones, en las que se realizaron estudios geológicos y topográficos. Además de la cueva Matilde Catriel, se descubrieron tres más: Nueva, Santa Lucía y Mallegni. Los espeleólogos suponen que no se trata de cavernas aisladas (conformarían un sistema) y que, en el subsuelo de la región, habría más cavidades.
Las condiciones de los sistemas cavernarios -carencia de luz, humedad y temperatura constantes durante todo el año- producen modificaciones morfológicas en las especies. Los cambios son diferentes en cada sistema de cavernas, de manera que las mutaciones son únicas. Estos animales no son capaces de sobrevivir en el exterior ni emigrar. Su gran valor se debe a que permiten estudiar los procesos evolutivos.
Los espeleólogos encontraron grillos y diversas especies de arácnidos e insectos. En 1998, la Universidad Nacional Autónoma de México envió a un biólogo para estudiar la fauna de las cuevas, pero la oposición de canteristas y mineros impidió que realizara su trabajo.
Sin respuestas
En diciembre, Mallegni les negó la entrada a los investigadores del GEA, argumentando que necesitaban una orden del ingeniero Jorge Horacio Ferraresi, director provincial de Minería. Redonte relata que luego de conseguir la autorización correspondiente entraron en la zona con un escribano público y constataron que las cuevas Nueva y Santa Lucía habían sido voladas, y las otras dos, parcialmente destruidas. Sobre la boca de la cueva Matilde Catriel se arrojaron toneladas de rocas que impiden el acceso.
Mallegni -que no respondió a las llamadas telefónicas de La Nación - declaró a un medio local que destruyó las cuevas por la presión de los trabajadores y de algunos funcionarios, y que quería defender la fuente de trabajo de cien familias.
Los espeleólogos, en cambio, insisten en la necesidad de conservar el patrimonio. Además de la diversidad biológica, las cavernas contienen información sobre los procesos climáticos desarrollados en la provincia durante miles de años. Por otra parte, es probable que en el lugar haya restos arqueológicos que se perderían junto con las cuevas.
"En dos años, las canteras estarán agotadas y los mineros sin trabajo. Organizar un proyecto de turismo controlado es una opción para generar nuevas fuentes laborales para los cinco mil habitantes de Sierras Bayas", subraya Olga Zito.
El GEA inició una campaña para demandar la intervención de las autoridades provinciales, instando a los científicos y ambientalistas del mundo a enviar cartas dirigidas al gobernador Carlos Ruckauf y al director provincial de Minería, ingeniero Jorge Horacio Ferraresi, según un modelo sugerido por la institución. En la misiva se reclama la realización de los estudios ambientales dispuestos por la ley nacional de minería y que se tomen las medidas para cesar el daño.