Menú prehistórico: descubren que a los neandertales les gustaba una comida que todavía es popular hoy
Un reciente estudio, además de develar cuál era el manjar favorito de estos homínidos hace 90.000 años, rompe también con el modelo científico que aseveraba que los neandertales no comían presas de pequeño tamaño
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Los trabajos arqueológicos en el yacimiento de Gruta da Figueira Brava (Portugal) pusieron al descubierto restos que demuestran que los neandertales que ocuparon esta cueva, hace más de 90.000 años, capturaban grandes cantidades de cangrejos de mar, los cocinaban al fuego y los comían.
Así lo refleja el trabajo publicado en la revista Frontiers in Environmental Archaeology, investigación liderada por Mariana Nabais, investigadora posdoctoral MSCA-COFUND-2020, en la que participó también Catherine Dupont, del CNRS-Université du Rennes; y João Zilhão, del Centro de Arqueología de la Universidade de Lisboa.
El estudio demuestra que los neandertales explotaban los recursos marinos de forma intensiva, algo que hasta hace poco se consideraba que era una práctica exclusiva de los humano modernos. Y es que el consumo de presas de pequeño tamaño por parte de los homínidos es, según los expertos, “un tema controvertido”.
En este sentido, hay un modelo que considera que este tipo de crustáceos era inviables para los neandertales, ya que proporcionan poca cantidad de carne. Por ende, dicha alimentación quedaría reducida solo a los humanos anatómicamente modernos del continente africano, a los les habría conferido ventajas cognitivas.
Los resultados en el yacimiento de la Gruta de Figueira Brava dan a entender que esto realmente no fue así y que, en cualquier caso, si el consumo habitual de recursos marinos había jugado un papel importante en el desarrollo cognitivo, esto debería ser igualmente cierto en el caso de los neandertales.
“Las acumulaciones de restos de alimentos marinos de la secuencia estratigráfica de la Gruta de Figueira Brava, que abarca unos veinte milenios, son iguales a las observadas en los yacimientos de conchas del Holoceno de la región, que se encuentran entre los mayores de Europa”, explicó Nabais.
El yacimiento arqueológico de la Gruta de Figueira Brava está situado a unos 30 kilómetros al sur de Lisboa, en la conocida Sierra de Arrábida. Actualmente, esta cueva está pegada al mar, pero cuando los neandertales la ocuparon, debían desplazarse más de dos kilómetros para llegar a la costa.
En sus depósitos arqueológicos recuperaron gran cantidad de herramientas de piedra y huesos, que demuestran que éste era un espacio de hábitat para los neandertales. Entre este conjunto de restos, sobresalen restos de crustáceos que son clara evidencias de haber consumidos por parte de estas poblaciones.
“La conclusiones a las que llegamos agregan un clavo adicional al ataúd de la noción obsoleta de que los neandertales eran primitivos habitantes de cuevas que apenas podían ganarse la vida con los cadáveres de animales de caza mayor”, remarcó la autora del estudio en un comunicado de prensa.
Respecto de cómo cazaban los cangrejos y comían, los expertos señalan en principio que lo más probables es que estos crustáceos hayan sido atrapados en piscinas rocosas poco profundas cerca de la cueva durante la marea baja, quizás ayudados por lanzas para aturdirlos.
Finalmente, las marcas negras de quemaduras que los investigadores identificaron en diversas conchas a pocos metros de su “hogar” apuntan a que los cangrejos fueron asados sobre brasas a temperaturas de entre 300 y 500 grados Celsius (572 y 932 grados Fahrenheit) y luego se abrieron para acceder a la carne cocida.
Con información de Europa Press