Mareos: frecuentes y mal diagnosticados
Cuatro de cada diez personas los padece en algún momento y causan deterioro de la calidad de vida
Inestabilidad, sentir que se camina sobre algodones, que la cabeza está "vacía", que da vueltas o que, por el contrario, lo que gira en torno de uno son las cosas que lo rodean. Estas son algunas de las muy diversas sensaciones que suelen asociarse a la palabra "mareo", término no médico que posee un significado distinto y particular para cada persona que padece un trastorno del equilibrio.
Según estadísticas elaboradas por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), de los Estados Unidos, cuatro de cada diez personas experimentarán en algún momento de su vida una forma de mareo tan molesta como para motivar una consulta médica.
"Aunque en la Argentina no contamos con información epidemiológica, es evidente que la estimación puede aplicarse a nuestro medio. Entre el 30 y el 40% de las consultas que recibimos los neurólogos, está relacionada con trastornos del equilibrio", dijo a LA NACION el doctor Edgardo Cristiano, subjefe de Neurología del Hospital Italiano de Buenos Aires, actualmente a cargo de su Sección de Trastornos del Equilibrio.
Quienes padecen estos trastornos, ya sea en forma fugaz o prolongada, ven afectada su calidad de vida. Los mareos no sólo son la primera causa de caída entre las personas mayores -lo que, combinado con la osteoporosis, da un resultado temible-; cualquiera que fuere la edad en la que aparecen, se traducen en una limitación de la capacidad de trabajar y desarrollar las tareas cotidianas.
Afortunadamente, señaló el doctor Cristiano, "el 80% encuentra una solución parcial o total, diagnosticados y tratados en forma temprana". Claro que esto no es lo que suele suceder en la Argentina.
Mirada multidisciplinaria
"En nuestro país -apuntó el doctor Cristiano-, los trastornos del equilibrio no suelen ser abordados en forma multidisciplinaria, y eso hace que la mayoría de los pacientes deambule de especialista en especialista durante años."
Eso hace que muchos mareados se acostumbren a su padecer, pues se les dice habitualmente que es algo que viene con la edad, lo que es falso. "La persona empieza entonces a restringir sus movimientos, su vida social; deja de salir... Puede pasar años con ese problema, que en realidad es perfectamente tratable."
El síntoma es variado, tanto en manifestación como en causas. "Estos trastornos suelen ser complejos, por lo que no pueden ser resueltos por un neurólogo sin la ayuda de un otorrinolaringólogo, un neurootólogo, un fonoaudiólogo o un experto en rehabilitación, entre otros especialistas", agregó Cristiano.
El paso crucial para su diagnóstico y tratamiento es planificar en forma racional los estudios diagnósticos, sostuvo. "Si no, se gastan innumerables recursos en consultas y estudios complementarios con bajísimo índice de resolución del problema."
La necesidad de focalizar en forma multidisciplinaria el abordaje diagnóstico y terapéutico de los trastornos del equilibrio dio origen, en los últimos años, a centros especializados en el tema. "En los EE.UU. existen desde hace tiempo y cuentan con tecnología específica", agregó Cristiano, director de Equilibrar, centro especializado en trastornos del equilibrio recientemente inaugurado.
Detrás del origen
Son varios los sistemas de los que se vale el cerebro para sostener el equilibrio. "Para mantenernos estables de pie, recibimos información de tres sistemas: la vista, el oído interno y la información propioceptiva que nos llega desde las extremidades inferiores", explicó el doctor Guillermo Videla, a cargo del Consultorio de Trastornos del Equilibrio y de la Marcha, del Hospital Italiano.
"Ese cúmulo de información es redundante -prosiguió-; nos mantiene estables aun con los ojos cerrados o parados sobre una superficie irregular. Cuando uno de los sistemas no aporta información, los demás permiten mantenernos en equilibrio. Por eso, cuando hay mareo, se busca aislar qué sistema está fallando."
Existen múltiples dispositivos diagnósticos para determinar la causa de un mareo. Uno de los más modernos es la estabilimetría computada -desarrollada originalmente por la NASA para estudiar el equilibrio en los astronautas sometidos a la falta de gravedad-, en la que el paciente se para sobre una superficie conectada a un ordenador, que simula distintas situaciones con el fin de distinguir cuál de los sistemas falla.
"El estudio permite aislar qué sistema falla y cuantificar cuán mareado está un individuo", agregó Videla.
En cuanto a la estrategia para superar cada trastorno del equilibrio, dependerá de sus causas. En muchos casos, se marea aún más al paciente. "Habitualmente -señaló Cristiano-, se crea un sobreestímulo simultáneo de los sistemas que regulan el equilibrio, para forzar al cerebro a elegir el que funciona adecuadamente."
Efectos paradójicos
- "Es muy común que a las personas con mareos se les receten ciertos medicamentos antivertiginosos que, administrados en la etapa aguda del trastorno, retarda su recuperación", comentó el doctor Edgardo Cristiano. "Para restablecer su equilibrio, la persona necesita estar mareada, no `anestesiada´. Muchas técnicas de rehabilitación someten al paciente a estímulos ambientales que confunden los sistemas que gobiernan el equilibrio."