Los misteriosos anillos en el cielo que los astrónomos no pueden explicar
Uno de los hallazgos más recientes puede contribuir a explicar la naturaleza del fenómeno
- 4 minutos de lectura'
En el último tiempo, los astrónomos han detectado una serie de objetos de radio gigantes, casi perfectamente circulares, en el universo distante. Aunque nadie tiene una explicación para estas misteriosas figuras todavía, un equipo ahora cree estar cerca de la resolución de este enigma.
Todo comenzó después de que en 2019 el grupo de 36 telescopios de Australia Occidental, denominado ASKAP, empezara a producir mapas de todo el cielo nocturno. En su búsqueda, los científicos se concentraban en fuentes brillantes que pudieran indicar la presencia de agujeros negros o enormes galaxias que brillan en ondas de radio.
Anna D. Kapińska del Observatorio Nacional de Radioastronomía en Socorro, Nuevo México, observó cuatro círculos de radio brillantes que, en un primer momento, fueron descartados porque los confundieron con un fenómeno más familiar, recurrente.
Cuando los científicos intentaron emplear los telescopios para observar los objetos en otras longitudes de onda, como la luz óptica que nuestros ojos usan para ver, no encontraron nada. Esto los llevó a denominarlos círculos de radio extraños (ORC, por sus siglas en inglés).
Incluso aún más extraño resultó que cada ORC tenía una galaxia casi exactamente en su centro, como un blanco de dardos. Los astrónomos pudieron determinar que las entidades estaban cada una a varios miles de millones de años luz de distancia y potencialmente tan grandes como unos pocos millones de años luz de diámetro.
Nunca se había visto algo como esto, pero en un artículo publicado en Cambridge Core en 2020, los especialistas ofrecieron 11 posibles explicaciones sobre lo que podrían ser. Posibilidades que iban desde fallas en la imagen, deformaciones en el espacio-tiempo conocidas como los anillos de Einstein, o un nuevo tipo de remanente de una explosión de supernova.
Desde entonces, los investigadores han vuelto a escanear los cielos con ASKAP y encontraron un ORC nuevo, otro más para su colección. Publicado en arXiv y aún pendiente de revisión de sus pares, el J0102-2450 se trata de una entidad de aproximadamente 1 millón de años luz de diámetro ubicada a unos 3000 millones de años luz de distancia.
Encabezado por Baerbel S. Koribalski, el equipo ahora redujo sus conjeturas a tres posibles explicaciones. La primera es que probablemente haya galaxias adicionales formando un cúmulo cerca del objeto y doblando material brillante en una estructura similar a un anillo. Estos pueden ser simplemente demasiado débiles para ser captados por los telescopios actuales.
Otra posibilidad es que el agujero negro supermasivo central de estas galaxias esté consumiendo gas y polvo, produciendo enormes chorros de partículas y energía en forma de cono. A menudo se ha detectado tales fenómenos en el universo, aunque generalmente los chorros se alinean de tal manera con la Tierra que los observatorios los ven como moviéndose fuera de los lados de la galaxia.
“Quizás en el caso de los ORC, los chorros simplemente apuntan directamente hacia nuestro planeta, por lo que, en esencia, estamos mirando hacia abajo por el cañón de un tubo largo, creando una imagen circular bidimensional alrededor de una galaxia central”, sugirió Koribalski.
Es posible que algún evento desconocido pero muy enérgico haya tenido lugar entre estas galaxias y eso creó una onda expansiva que viajó como una esfera y resultó en una estructura de anillo. Koribalski aún no está seguro de qué tipo de evento podría dejar tal forma, aunque tal vez sea un producto previamente desconocido de la caída de agujeros negros como el que se ve en las ondas gravitacionales en el Observatorio de Ondas Gravitacionales del Interferómetro Grande (LIGO) en los Estados Unidos.
Harish Vedantham es astrónomo del Instituto Holandés de Radioastronomía. Sin haber estado asociado en el trabajo se inclina por la idea más simple, la que sostiene que los ORC son una manifestación de un fenómeno bien conocido: chorros brillantes que se disparan desde una galaxia a una velocidad descomunal. “Los objetos están lejos, pero no tanto, por lo que, al menos, algunas galaxias adicionales deberían ser notables”, agregó.
Tanto Vedantham como Koribalski coinciden en que más observaciones en otras longitudes de onda ayudarían a los científicos a tener una mejor idea de lo que está sucediendo. Se espera contar con nuevos datos en los próximos seis meses y, con suerte, se agregaran más ORC al catálogo de Koribalski.