Coronavirus en la Argentina: los diez números que definen el escenario epidemiológico
Cifras, porcentajes, curvas logarítmicas, crecimiento exponencial, pico, montaña… Así como durante los mundiales de fútbol nos convertimos en directores técnicos y en tiempos de crisis discutimos como si fuéramos especialistas en la negociación de deudas soberanas, la pandemia nos forzó no solo a cuidarnos, sino a asomarnos a vocablos y complejos conceptos técnicos para entender qué está pasando y, especialmente, qué nos espera en el futuro próximo.
Con frecuencia, estos términos se sintetizan en cifras que permiten cartografiar la propagación del virus y sacar conclusiones. Pero, como siempre, la mayoría de los números (y las palabras) no quieren decir mucho sin un contexto que permita interpretarlos. Estos son los diez ítems que tenemos que tener en cuenta para entender dónde estamos parados.
Tests
Una de las medidas para seguirle el rastro al virus es identificar qué individuos están infectados con las ya famosas pruebas de PCR. La cantidad de tests fue eje de debate en la Argentina y el mundo. Hubo quienes plantearon que habría que testear más masivamente, e incluso a toda la población. Pero la mayoría de los especialistas argumentaron que sería impracticable, porque no hay kits, máquinas ni personal suficiente. Hay otra razón que complica la posibilidad del testeo "masivo": el período de ventana que tiene la infección. La PCR empieza a dar resultados confiables al tercer o cuarto día del comienzo de los síntomas. O sea que antes de esa fecha, podría arrojar falsos negativos. Esto hizo que mientras la OMS aconsejaba "testear, testear, testear" y no bajar de un 10% de positividad (cantidad de resultados positivos sobre pruebas realizadas), muy pronto comenzó a discutirse cuántos de estos análisis hay que realizar para obtener una foto fiel de lo que está sucediendo. Y lo cierto es que no hay un número fijo.
Los países adoptaron diferentes estrategias sanitarias de acuerdo con sus necesidades y posibilidades. En cuanto se desató el brote con un aumento repentino de casos, Corea del Sur hizo decenas de miles de tests. Estados Unidos solo sometió a la prueba a las personas que eran hospitalizadas. Chile, a un mes del primer diagnóstico, afirmaba haber hecho 50.000 tests. La Argentina testea a los "casos sospechosos", una definición que fue variando a medida que el virus pasó de los individuos con antecedente de viaje a los contactos estrechos, y a la transmisión comunitaria. Sin embargo, si bien es uno de los parámetros que se toma en cuenta, el número de tests solo no alcanza para evaluar el manejo de un brote. Este es apenas uno de los ejes para el control. Como viene diciendo el físico y especialista en análisis de datos Jorge Aliaga: "Por supuesto que es importante testear, pero eso confunde un poco porque se pierde el foco de lo que es urgente y realmente efectivo para parar la epidemia: rastrear a los contactos de los que den positivo, aislar a los infectados y, si fuera necesario, preventivamente, a aquellos sobre los que hubiera sospecha". Ourworldindata.org informa que en Chile se hicieron hasta ahora 25,53 tests por cada 1000 habitantes; en Perú, 3,75 por 1000; en Uruguay, 10,98 por 1000, y en la Argentina, 3 por 1000. En el país, diariamente se realizan alrededor de 3800 tests.
Número de reproducción (R0)
Es la tasa reproductiva básica que corresponde al número de casos secundarios a partir de un caso índice. "Si en una población uno tiene un R3 (cada paciente les transmite el virus a tres personas), en cada generación la cantidad de personas infectadas aumenta tres veces", explica el químico analítico Roberto Etchenique, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Las medidas de aislamiento o la inmunidad de la población pueden hacer descender ese número. Si el R=1 el virus se propaga lentamente por la población y la cantidad de casos se mantiene estable. Cuanto mayor a 1 sea el R, mayor es la velocidad de personas contagiadas y más rápido sube la curva de casos. Si es menor a 1, la cantidad de nuevos contagiados desciende y se puede detener la propagación. El R es determinante en la "curva" de la epidemia y, por consiguiente, en la administración de los recursos sanitarios. En la actualidad, no hay mediciones nacionales, porque en la mayoría del territorio solo se produce alrededor del 4% de los casos. En la Ciudad de Buenos Aires (donde se registra la mayoría), sería de alrededor de 1,77.
Tiempo de duplicación de casos
Es la cantidad de días que tardan en multiplicarse por dos los casos en una población. Sirve para apreciar la velocidad de propagación del virus, anticipar el número de infectados en una determinada fecha, y la eventual ocupación de hospitales y camas de terapia intensiva. La cuarentena permitió elevar esa cifra de 3 a más de 25 días. Hoy, esa tasa es muy diferente entre las provincias y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se concentra más del 95% de los nuevos casos.
Según cálculos de matemáticos y físicos que siguen estos números, como Juan Fraire, investigador del Conicet y profesor de la Universidad de Saarland, en Alemania, y el bioinformático Rodrigo Quiroga, también investigador del Conicet y docente de la Universidad de Córdoba, aquí el tiempo de duplicación de los contagios está descendiendo a entre 6,6 y 9 días. Sin embargo, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aclara: "La Ciudad en los últimos días cambió la metodología de detección de casos y no puede reportar el tiempo de duplicación porque no tiene una serie suficientemente larga con una misma metodología. Falta una semana más de recolección de datos, sino se incurre en un error técnico".
Positividad
Es el número de resultados positivos en relación con el total de tests realizados. La OMS recomienda que esa cifra sea 10% o menos. Es un indicador de la actividad del virus y de si se están haciendo suficientes testeos para detectar los casos e interrumpir la transmisión. En la Argentina, se había llegado a algo más del 8% de positividad acumulada. Pero ese número está ascendiendo (en el último informe matutino del Ministerio de Salud de la Nación se lo ubicó en un 11,1%) y además crece vertiginosamente en entornos vulnerables.
Los primeros resultados del operativo Detectar en el Barrio Mugica arrojaron un 60% de positividad; en Villa Azul, fue del 50% y las últimas estimaciones diarias (no acumuladas) daban más del 20%, una señal de que hay que testear más y rastrear a más contactos. El problema es cómo hacerlo para no malgastar recursos y afinar la puntería. El protocolo vigente indica que se le hará el hisopado a los casos sospechosos. En este momento la definición de caso sospechoso es tan amplia que tiene una alta sensibilidad (incluye a toda persona con por lo menos dos de estos síntomas: fiebre de 37,5º, dolor de garganta, tos, dificultad para respirar o alteraciones del olfato y el gusto que viva en una zona de circulación del virus o sea contacto estrecho de un caso confirmado, y si es personal de salud basta con que tenga uno solo de estos síntomas).
Como haciendo tests al azar es probable que no se detecte ninguno, Etchenique y su equipo diseñaron un método que permite testear en pools: eligiendo bien dónde medir y juntando las muestras de a 30. Como la PCR es muy sensible, con que solo una de ellas sea positiva, se podrá aislar a todo el grupo o seguir refinando la detección para individualizar cuál de las personas analizadas es la que tiene el virus. Este método ya está validado y el costo por test desciende a 2,50 dólares.
Letalidad
Es la proporción de personas que mueren por una enfermedad en relación con la totalidad de los afectados. Permite hacerse una idea de su virulencia. Pero dado que no se sabe en realidad cuántos infectados hay (porque muchos son asintomáticos o casos leves, y pasan por debajo del radar del sistema de salud), y además depende de la precisión del registro (los diferentes países tienen distinta forma de registrar la causa de muerte), y de la cantidad de tests que se realizan (cuantas más pruebas, se detectan más casos leves, con lo cual la proporción de fallecidos desciende), los números pueden variar desde el 10% que se midió en el peor momento del brote en Italia, al actual 3,7% en la Argentina. Todavía no se conoce exactamente cuál es la letalidad del SARS-CoV-2. Solo podrá calcularse con mayor precisión cuando finalice la pandemia.
Pico
Se alude así al día o días en que se produce el mayor número de casos antes de comenzar a bajar. Es lo que ocurriría si el virus se propagara libremente cuando se infectara la mayor parte de la población y se alcanzara una inmunidad poblacional tal que ya no encontrara individuos susceptibles a los que infectar. En las condiciones actuales, no se puede hablar de un pico natural de la epidemia: como muestran experiencias internacionales, éste depende de las medidas y políticas que se ponen en marcha.
"Si hubiera un pico ojalá que hubiera sido anteayer, porque querría decir que fue de 700 casos y ahora empieza a bajar –comenta el matemático Willy Durán, investigador del Conicet y director del Instituto de Cálculo, que coordina un grupo de más de 50 especialistas que le están siguiendo las huellas al brote local–. No hay un pico que se produce inexorablemente. El valor de la curva es totalmente dependiente de las medidas que se toman. Y tampoco se puede calcular cuánto durará, porque esto también depende de lo que se haga para detenerlo. El camino para aplastar los ‘picos’ es lo que se está haciendo en Villa Azul: trabajo casa por casa, aislamiento estricto, identificación de infectados y su traslado, si fuera necesario. Incluso a alguna gente que tiene síntomas muy leves se la deja en su casa y no puede salir bajo declaración jurada".
Para la epidemióloga colombiana Zulma Cucunubá, "la preocupación no es 'el pico', sino cuándo las capacidades hospitalarias son sobrepasadas. Es fundamental bajar la transmisión. Como consecuencia se produce un pico más pequeño. Y se vuelve a comenzar".
Movilidad
Dado que los contagios se producen cuando dos personas se acercan a menos de un metro y medio de distancia, es uno de los datos cruciales para prevenir la transmisión del virus; entre otras cosas, disminuyendo al máximo los viajes en transporte público. Se estudia a través de aplicaciones informáticas, análisis de la telefonía celular, venta de pasajes y dispositivos colocados en las autopistas y avenidas. Es uno de los parámetros asociados con las distintas fases del aislamiento administrado: en la Fase I, se estimaba una movilidad del 10% de la población; en la II, del 25%; en la III, del 50% y en la IV, del 75%. Diversos estudios muestran que al aumentar la movilidad, aumenta también el número de casos.
Nuevos casos
Los informa diariamente en su reporte matutino el Ministerio de Salud de la Nación. Pero ese número no corresponde a la totalidad de infectados, sino a los confirmados; es decir, los que dan positivo en el test de PCR. Hace diez días, se calculaba que podía haber 200 infectados por cada fallecido. Si la tasa de duplicación fuera de 10 días, sería el doble de esa cantidad.
Camas de terapia intensiva
Se sabe que alrededor del 80% de los nuevos casos de Covid-19 harán cuadros leves. De modo que la preocupación del sistema de salud es poder atender adecuadamente al otro 20%; en particular, al 4 o 5% que se estima requerirá internación en terapia intensiva. Antes de que comenzara el brote, se calculaba que en todo el país había 8521 camas de adultos y alrededor de 1800 pediátricas. Y se estimaba en unos 2400 el número de médicos intensivistas, de los cuales aproximadamente 1900 son de adultos y el resto, de niños.
Solo un 60 o 70% de las camas contaban con respirador, monitor multiparamétrico (un equipo que sirve para medir los signos vitales del paciente), y bomba de infusión (que inyecta fluidos, medicación o nutrientes en el sistema circulatorio). Durante los meses de aislamiento, sin embargo, se aprovechó para mejorar el equipamiento y agregar camas y respiradores a la mayoría de los hospitales. Según informó el Ministerio de Salud de la Nación, se agregaron 2388. Hasta hace unos días, Ginés González García dijo que el 50% de las unidades estaban libres. Según el último cómputo, había 203 pacientes de Covid-19 en terapia intensiva.
Mortalidad
Es la proporción de fallecimientos registrados con respecto a la cantidad total de individuos que vive en un lugar en un año. En este caso, como el virus recién fue descubierto hace cinco meses, ese número va creciendo a medida que se suman nuevos casos. Permite hacer comparaciones entre países, pero también depende de la exactitud del registro. Un dato especialmente significativo para evaluar el impacto del SARS-CoV-2 es el número de muertes diarias y el exceso de mortalidad (el número de muertes de más que se producen en un determinado período y lugar comparado con un año "normal").