Coronavirus en la Argentina: los científicos afirman que hay que intensificar el rastreo de casos
Desde su oficina en el área de Salud Comunitaria o desde el terreno, Nicolás Coliqueo (40), especialista en medicina familiar, coordina los equipos de rastreo que parten diariamente hacia los puntos "calientes" de la pandemia en la provincia de Buenos Aires. Personal de los municipios, de la Nación, de Acumar y de organizaciones sociales, "peina" casa por casa las localidades elegidas en busca de casos sospechosos y sus contactos. Son técnicos, enfermeros, psicólogos, promotores, asistentes sociales que desde hace más de un mes intentan adelantarse al virus que se transmite activamente en esta parte del país.
"La elección del lugar se hace teniendo en cuenta informes del ‘mapa de calor’ de la provincia, que se traza de acuerdo con la cantidad de casos confirmados, la información de barrios populares en los que hay más casos por habitante y los llamados al 148 –explica Coliqueo–. Vimos que cuando suben las consultas a este número telefónico en una zona, más o menos a los diez días empiezan a reportarse casos".
Con un aislamiento cada vez más laxo, el rastreo es, en este momento, una estrategia crucial para frenar la circulación del virus. A diferencia del optimismo que expresan algunos médicos, los investigadores que están siguiendo de cerca la evolución de la cantidad de nuevos casos en los tres puntos álgidos del país advierten que, con cifras de crecimiento exponencial en la Ciudad de Buenos Aires y en el área metropolitana , antes o después el sistema sanitario va hacia la saturación. "Si los casos se duplican, pero las camas, los médicos y los enfermeros no, no hay manera de que eso no ocurra", explica Rodrigo Quiroga, bioinformático, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
El jefe de gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Salud, Fernán Quirós, ya anunciaron que extenderán el programa Detectar a barrios no vulnerables donde los casos se están sumando en forma más acelerada aún que en los llamados "populares".
"Hoy tenemos unas 250 personas trabajando [en estos últimos] e hicimos un acuerdo con la UBA para que alumnos del último año de las carreras de salud nos acompañen con esta estrategia –detalla Quirós–. Inicialmente estamos comenzando con 250 personas más. Pero a estos se suman otros cien que hacen la investigación epidemiológica. Y contamos con una buena capacidad de expansión de acuerdo con las necesidades que se presenten".
Aunque subraya que estas medidas van en la dirección correcta (más búsqueda de infectados, mejor aislamiento, más rastreo), y aunque no le parece mal que haya cierta flexibilización mientras vaya acompañada de un alto cumplimiento de los protocolos, para Quiroga el esfuerzo no alcanza. "En Inglaterra pusieron 25.000 personas a hacer rastreo de contactos y ellos tienen una cantidad de casos diarios similar a la que estamos teniendo nosotros –destaca–. Pero los de ellos están disminuyendo y los nuestros están aumentando".
La cifra puede parecer inalcanzable, pero cabe tener en cuenta que, según cálculos del físico Jorge Aliaga, exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA, solo en en universidades públicas del área metropolitana de Buenos Aires hay más de 144.000 estudiantes en carreras de Ciencias de la Salud y unos 40.000 más en las privadas que podrían realizar esta tarea.
La importancia del rastreo para retomar la actividad ya había sido señalada a fines de abril por el ingeniero de Silicon Valley Tomás Pueyo, cuyos análisis lo convirtieron en una celebridad de la redes sociales: "Necesitamos identificar tantos infectados como sea posible, y entre el 70% y el 90% de sus contactos, para aislarlos o ponerlos en cuarentena –escribió en un artículo que se publicó en Medium.com–. Si hacemos todo eso realmente rápido (dentro de un día más o menos), podría ser suficiente para controlar la epidemia".
No es necesario viajar muy lejos para encontrar una prueba de concepto de que esto funciona. Aunque lo ideal sería llegar a los contactos de los contactos, incluso aislar a los primeros, si se hace con la suficiente exhaustividad y rapidez, es suficiente para interrumpir la transmisión. "En Córdoba, donde el método fue hasta ahora muy efectivo, porque cada brote se apagó muy rápido, se rastrean unos 30 contactos de cada confirmado –detalla Quiroga–. El mismo día en que reporta los síntomas y se obtienen los resultados de laboratorio, se comienza a hablar por teléfono para que se aíslen. También se busca puerta a puerta". Una cuenta rápida indica que si en la Ciudad de Buenos Aires se están registrando alrededor de 400 nuevos casos por día, a un promedio de 30 contactos habría que hacer 12.000 rastreos por día. Y si esto no se hace en menos de 48 o 72 horas, como dice Pueyo, "una parte de las infecciones habrán sucedido antes de que tengamos tiempo de aislar los casos".
Fuentes
Hay tres fuentes de contactos: convivientes, contactos estrechos (compañeros de trabajo, amistades) y potenciales contactos (personas con las que pasamos más de 15 minutos juntos en un radio de dos metros en el colectivo, el supermercado, reuniones, etcétera). Como los individuos no siempre se acuerdan o pueden ubicar con exactitud con quienes estuvieron hasta una semana antes, en algunos países se recurrió a distintas tecnologías para poder ampliar y refinar el rastreo. En el sudeste asiático se analizaron las comunicaciones por celular y hasta las compras con tarjeta de crédito. En la Argentina, podría hacerse adaptando la aplicación CuidAR, que ya está en uso en la provincia de Buenos Aires.
"El objetivo principal es encontrar y aislar a los infectados lo antes posible. Hasta hoy, se busca a los contactos mediante una encuesta; eso puede demorar muchísimo. Lo que hay que hacer es anticiparse –dice Diego Garbervetsky, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA , e investigador del Conicet en el Instituto de Ciencias de Computación–. Para lograrlo, se le podría pedir a la población que cargue contactos de forma voluntaria antes de infectarse, por ejemplo en la App CuidAR. De esa forma se ganan varios días. Otra forma es el uso de contact tracing digital. Todavía estamos esperando la tecnología de Apple/Google para ver si se puede aprovechar. También se podría hacer mediante un check-in usando códigos QR. Esto podría ser, por ejemplo, para grupos específicos, como el personal sanitario. No estamos hablando de geolocalización ni nada de eso. Y lo importante es que la información de diferentes jurisdiscciones se comparta porque sino se pierden oportunidades".
Para Rodrigo Castro, director del Laboratorio de Simulación del Departamento de computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la intensificación se podría lograr monitoreando muy de cerca a todos los exceptuados, haciéndoles controles periódicos y un relevamiento diario de sus contactos estrechos y de los contactos de estos últimos. "En el caso de que uno de ellos dé positivo, instantáneamente se alerta al sistema. Por cada trabajador exceptuado debe haber un listado de personas identificadas que entren automáticamente en aislamiento en el momento en que éste se torne 'sospechoso'. Las oficinas o comercios habilitados deberían tener en la puerta el código QR (como ocurre con la AFIP) que debería ser escaneado por la persona que ingresa. De esta manera, cualquiera que visite ese espacio puede identificarse rápidamente, y ser aislado preventivamente a posteriori si hubo evidencia de contagios en ese local. Estamos desarrollando herramientas de simulación que permiten analizar escenarios con posibles combinaciones de estas estrategias para distintas localidades", afirma.
En este escenario, todo indica que el rastreo en gran escala adquiere una importancia superlativa. "Para que los casos diarios desciendan, debería hacerlo también el contacto social y lo que se observa en los datos de movilidad es que la gente se está moviendo más, no menos –concluye Quiroga–. Mientras no tomemos medidas decididas, seguirán aumentando. No es una opinión, es una verdad matemática. Si queremos aplastar la curva, se necesitarán muchas más personas rastreando en la ciudad y otras miles haciendo lo mismo en el conurbano. Tengo esperanzas de que podamos ser un país con una respuesta ejemplar a la Covid-19. Para ser el único de América Latina con una metrópolis sin saturación del sistema de salud, necesitamos que los casos diarios empiecen a bajar".