Liposucción: la grasa se redistribuye
Un trabajo que acaba de publicarse muestra que al año se deposita en el abdomen superior, hombros o bíceps
NUEVA YORK.- En la imagen, las caderas femeninas lucen prominentes. Se hace una liposucción y listo, el "pantalón de montar" desaparece.
Foto tras foto, los sitios electrónicos sobre cirugía estética hacen que la liposucción parezca fácil, y sus resultados, transformadores. Se convirtió en el procedimiento estético más popular entre los quirúrgicos, con más de 450.000 operaciones por año en los Estados Unidos, a un costo de unos cuantos miles de dólares.
¿Pero luego vuelve la adiposidad? Y si lo hace, ¿dónde se deposita?
Hasta ahora, nadie lo sabía con exactitud. Pero un nuevo estudio, liderado por los doctores Teri L. Hernandez y Robert H. Eckel, de la Universidad de Colorado, tiene la respuesta. Y no son buenas noticias.
En el trabajo, los investigadores dividieron al azar un grupo de mujeres de peso normal, pero de caderas prominentes y grasa en el abdomen. A unas les ofrecieron la operación y a otras les propusieron no someterse al procedimiento para actuar de controles. Como compensación, les prometieron a estas últimas que cuando el estudio hubiera terminado podrían optar por una liposucción, si lo querían, a un precio reducido.
El resultado, publicado en la última edición de Obesity , fue que la grasa retornaba después de haber sido succionada. Tomó un año, pero volvió por completo. Sin embargo, no reapareció en las caderas. En su lugar, dijo Eckel, "fue redistribuida en el piso superior", la mayor parte en el abdomen alto, pero también alrededor de los hombros y el tríceps.
Resultados sorprendentes
El doctor Felmont Eaves III, cirujano plástico de Charlotte y presidente de la Sociedad Norteamericana de Cirugía Plástica y Estética, dijo que el estudio estaba "muy bien hecho" y que los resultados eran sorprendentes. Agregó que se los mencionaría a sus pacientes en el contexto de otra información sobre lipoaspiración.
El hallazgo plantea preguntas acerca de la cirugía estética. La liposucción se practica desde 1974 y tiene mucha promoción. ¿Por qué llevó tanto tiempo que alguien hiciera este estudio?
Puede ser porque es muy difícil, dijo Samuel Klein, director del Centro para la Nutrición Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington. Requiere un equipo de investigadores y dinero. El tejido graso debe ser medido con mucha precisión.
Y la cirugía, dijo Jonathan Moreno, bioeticista de la Universidad de Pensilvania que estudió este campo, no es como otras áreas de la medicina.
"En gran parte tiene que ver con la cultura de la cirugía, que es literalmente de «manos a la obra» -dijo-. Los cirujanos frecuentemente sienten una honda conexión con sus pacientes que les hace difícil aceptar estudios clínicos que exijan distribuir los procedimientos al azar."
Otro problema, dijo Moreno, es que diferentes cirujanos tienen diferentes capacidades y técnicas. La cirugía no es como tomar un fármaco, en cuyo caso una pastilla es exactamente igual a la otra.
De modo que en lugar de realizar estudios rigurosos, los cirujanos tienden a innovar, a inventar sus propios procedimientos y a publicar anécdotas sobre pacientes, una práctica que puede confundir.
Pero en este caso, el resultado no dependió del cirujano, sino de la biología de la grasa. Y los investigadores en obesidad afirman que no están sorprendidos. El cuerpo, afirman, "defiende" su grasa. Si uno pierde peso, incluso haciendo dieta, la grasa vuelve. Y, según mostró el estudio, si uno aspira la grasa con liposucción, incluso si es sólo medio kilo, como ocurrió en el estudio, también vuelve.
La naturaleza sabe más
"Es otro capítulo de la novela «No puedes engañar a la Madre Naturaleza»", dijo Rudolph Leibel, investigador en temas de obesidad de la Universidad de Columbia.
Algunos científicos tienen sus propias anécdotas. Una vez, el doctor Dr. George Bray, profesor de medicina de la Universidad Estatal de Louisiana, vio a una joven mujer que estaba tan angustiada por su abdomen prominente que se hizo operar para extraer algo de su grasa abdominal.
"Su abdomen bajo adelgazó considerablemente -dijo Bray-. Pero las áreas altas absorbían el exceso de grasa."
También hay estudios de laboratorio con roedores a los que se les removió quirúrgicamente la grasa. Pero la grasa siempre volvía. Y, como en las mujeres de este último estudio, en los roedores se ubicaba en lugares diferentes de aquel del cual se había extraído, dijo Klein. Ellos creaban nuevas células de grasa para reemplazar las que perdían.
Lo mismo les ocurrió a las mujeres que se hicieron la liposucción. Resulta, dijo Leibel, que el organismo controla el número de sus células de grasa tan cuidadosamente como el volumen de grasa. A lo largo de la vida, estas células mueren y nacen. Los científicos descubrieron que viven alrededor de siete años y cada vez que una muere otra se forma para tomar su lugar.
¿Pero por qué, entonces, esas mujeres no crearon nuevas células de grasa en sus caderas?
La respuesta, dijo Klein, puede ser que la liposucción destruye violentamente la estructura subcutánea en forma de red en la que viven las células de grasa.
Sin embargo, las mujeres que participaron en el estudio y recibieron la liposucción estaban contentas, dijo Eckel. Odiaban sus caderas y muslos y lo único que querían es que esa grasa desapareciera.
Por su parte, entre las mujeres del grupo de control, cuando finalizó el estudio y conocieron los resultados, más de la mitad siguieron eligiendo hacerse una liposucción.