Las cosas por su nombre
Con decenas de millones de especies por catalogar -y, ahora, mil genomas ya secuenciados y seguimos contando...-, la biología mundial tiene una deuda de gratitud con el médico, botánico y explorador sueco que empezó a poner orden en el caos del mundo natural y de cuyo nacimiento acaban de cumplirse tres siglos: Carl von Linné o Carolus Linnaeus, según dos de las nueve variantes de su nombre que utilizó siguiendo la moda de la época.
Hijo de un pastor luterano, Lineo, como se lo conoce en español, nació el 23 de mayo de 1707 en la ciudad de Stenbrohult, Suecia, y a los 28 años publicó la primera edición de su obra Systema Naturae , en la que expone lo que se difundió como nomenclatura binaria, un sistema que permite clasificar a las plantas y animales utilizando dos términos (el primero corresponde al género, y el segundo, a la especie), y con la que dio nacimiento a la taxonomía.
Cuando Lineo nació, los científicos se referían a las plantas y los animales con descripciones completas en latín que muchas veces ocupaban varios párrafos, como Rosa sylvestris inodora seu canina (rosa perruna salvaje sin olor). Cuando murió, en 1778, la taxonomía era una disciplina establecida y la gente comunicaba información acerca de los organismos utilizando su simplificado sistema binario, que luego se fue perfeccionando.
"Es uno de los triunfos de la ciencia contemporánea que tengamos un medio de nombrar y referirnos a todos los organismos descriptos en la Tierra tanto como a sus ancestros fósiles. Fue Lineo el que se dio cuenta de que para entender algo en ciencia las cosas tienen que tener un nombre que sea reconocido universalmente", escribe el investigador del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford H.C.J. Godfray en Nature .
En el siglo XVIII, la taxonomía se puso de moda entre los británicos acomodados, que salían a merodear por el campo armados con guías de botánica, y aún hoy es una de las pocas disciplinas en las que los naturalistas no profesionales pueden hacer aportes importantes. Por ejemplo, el doctor Mario Crocco, jefe del Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas del Hospital Borda, acaba de ponerle nombre a lo que el norteamericano Gil Levin postuló, en una reciente disertación en la Carnegie Institution, como una forma de vida detectada por las naves Viking en Marte. La llamó Gillevinia strataa; sería el primer organismo extraterrestre nomenclado y pertenecería a un nuevo reino biológico, Jakobia , y a una nueva biosfera, Marciana . Que esto haya ocurrido en Buenos Aires es, realmente, el colmo de la taxonomía...